— Buenos tardes, Olivia — dice Alejandro sin siquiera voltear a verme por estar sumergido en un libro de recetas, me sobre salto por el hecho de que supiera que era yo sin siquiera mirarme.
— Buenas tardes, Chef — miro para todos lados y estamos solos. Él ya está vestido con su impecable uniforme blanco, de pies a cabeza.— ¿Has pasado buena noche? — levanta un poco su azul mirada y la clava en la mía.— Magnifica — le miento, caer rendida en la cama sin siquiera cambiarte no es la noche ideal para mí.— Entiendo… — responde molesto. Poniéndome de mal humor a mí también. Por fortuna van entrando uno a uno los demás chicos en la cocina.Nos echa un vistazo a todos como haciendo un conteo antes de empezar a hablar. En ese momento entra un hombre alto, de traje muy elegante y fino, cabello y ojos oscuros. Con una mirada terriblemente feroz, aterradora y creo saber quién es y el por qué Emily estaba tan aterrada.Alejandro voltea a ver al hombre entrando por su cocina y por fin después del tiempo que lleva trabajando aquí veo un destello de lo que parece ser una sonrisa, y se saludan de mano, al parecer se conocen muy bien. Y eso es lo que hace falta para llegar a tener tu propia cocina ser amigo del dueño del hotel.Suspiro decepcionada.El hombre trajeado le corresponde la sonrisa y ambos ya no se ven tan salvajes, se ven como cualquier hombre común y corriente, por supuesto increíblemente guapos.— Buenos días — voltea a vernos a cada uno analizando nuestros rostros y su sonrisa se esfuma por completo, como si esto le agradara muy poco. Y se queda por un instante mirándome, como queriendo decir algo hasta que Alejandro carraspea y se remueve en su propio lugar.— Buenos días — contestamos en unísono todos en la cocina.— Me presento — inicia alisando su traje — Soy Nick Johnson, hijo del señor Marcus Johnson, dueño del hotel como ya sabrán… — hay algunas miradas de complicidad entre los compañeros, y otras miradas un poco más descaradas por parte de las compañeras. Se aclara la garganta — De ahora en adelante estaré al frente de la cadena hotelera, pero sobre todo de este restaurante… — respira y mira sus zapatos. Y yo me pregunto, cuál será el propósito del señor Nick Johnson para tomarse la molestia de estar al frente del restaurante.— Haremos un evento de bienvenida a Nick y despediremos a Marcus como se debe dentro de un mes, por supuesto nosotros estaremos a cargo de la comida — explica Alejandro, más que entusiasmado. Y por la forma de nombrarlos confirma que son muy cercanos y la posibilidad de alguna vez recibir mi ascenso en este lugar se termina de derrumbar.— Bueno sin más, espero poder contar con cada uno de ustedes como mi padre lo ha hecho durante años — sus palabras son adecuadas y gentiles — Gracias. Los dejo trabajar — se despide el señor Johnson de manera cortés y sale deprisa de la cocina. No sin antes volverme a mirar de manera intensa. Seguramente me voy junto con Emily antes de que pueda conseguir otro trabajo.— Bueno como ya escucharon, cuando tenga listas las recetas que usaremos ese día se los haré saber — dice Alejandro y toma una pequeña libreta que siempre carga en el bolsillo de su pantalón.Giro los ojos en desaprobación, por supuesto no tendremos opción de opinar en las recetas del evento, así como no lo hemos hecho en las recetas de estas últimas semanas.— ¿Hay algo que te moleste, Olivia? — pregunta sin siquiera verme, cómo hace eso. ¿Acaso tiene más ojos que no podemos ver además de los que tiene plasmados en su perfecto rostro?— Sí, chef — salen de mi boca las palabras sin pensar mucho. Él también se sorprende y levanta la mirada esperando que siguiera — Si es un evento de esa magnitud creo que todos deberíamos opinar sobre lo que se va a servir ese día — me cruzo de brazos para verme más valiente, pero en realidad me estoy muriendo de nervios por dentro, no quiero que me vuelva a gritar en frente de todos.— ¿Qué propone, Olivia? — pregunta con algo de ironía, al final él siempre tendría la última palabra y yo ya estoy pensando en saltar de este barco. Si no es que me tiran antes.— El que quiera proponer un plato lo pueda hacer… y que usted lo escuche — finalizo con más rabia de la que puedo esconder.Su ceño se frunce — ¿Solo eso? — siento su mirada clavada en todo mi ser y me va desarmando y al mismo tiempo enojando, mi ser es pura confusión.— Sí, chef — digo bajando la guardia.— Esta bien, Olivia. Esteré encantado de escuchar sus propuestas — vuelve a sonreír, sin embargo, esta vez me sonríe a mí, solo a mí — Solo sí… — ¡Perfecto! Otra de sus condiciones, pienso — Primero debe proponer más de un plato usted, Olivia, ya que es la sous chef y segundo, las propuestas se deben entregar preparadas — su sonrisa sigue marcada en su rostro, sus ojos se ven más azules, más intensos sin necesidad de parecer aterradores.— ¿Preparados? — repito.— Sí, Olivia. Aquí tienen todo lo que necesitan, si les hace falta algo me dicen. Nos tomaremos un día para evaluar entre todos ¿Estás de acuerdo? — finaliza muy tranquilo.— Sí, chef — puede pronunciar, no soy la única sorprendida por el cambio de actitud del chef Alejandro.— Bien… Esto es lo que prepararemos hoy — desliza una hoja a cada uno de los cocineros, repartiendo las tareas, según su posición en la cocina, me quedo esperando la mía, pero él parece simplemente ignorarme.— ¿Chef Alejandro? — pronuncio con timidez, incluso puedo sentir un leve rubor sobre mis mejillas.— Sí, Olivia — Ni si quiera se toma la molestia de mirarme, pero esta vez lo agradezco, no quiero que me vea así.— ¿Yo qué voy a preparar hoy? — se me entrecorta la voz, seguramente él ya sabe todo y está esperando a que el señor Nick Johnson me llame para entregarme la carta de despedida.— Como está tan comprometida con la causa, estoy seguro de que podrá resolver eso sola… — esta vez levanta la mirada y la clava justo en la mía. — Propóngame algo, Olivia — y su voz se torna ronca, incluso podría decir que indecente y sensual.— Sí, chef — logro pronunciar, mi garganta se ha puesto seca, no sé por qué, pero siento mucha sed, necesito un trago para calmar todo lo que siento. No sé si es ira, porque sé muy bien que esto es un tipo de venganza a mi petición anterior para el evento o tensión, tensión sexual. Cómo se puede sentir esas dos cosas por una persona.Alejandro lee las recetas en voz alta y dispone a cada uno hacer sus partes de los platos que se van a entregar hoy, le hacen preguntas sobre sus especialidades, sobre los tiempos de cocción, cortes, y demás cosas técnicas, yo solo los analizo, contesto las preguntas en mi mente incluso antes de que el chef Alejandro les dé respuesta, de vez en cuando nuestras miradas se encuentran como si secretamente nos confiáramos las respuestas de todo. Después del análisis de los platos todos se disponen a cocinar sus partes, para montar los platos y finalmente para presentárselos al chef antes del servicio. Me siento algo nerviosa, después de todo es mi oportunidad de demostrar lo buena que soy y que coloquen mi plato en el servicio.Me dirijo a la despensa en busca de mis ingredientes, debo cocinar algo y presentárselo, analizo los platos, proteínas, guarniciones, salsas y sé que debo hacer algo diferente a ellos, pero al mismo tiempo que concuerde con lo que se va a presentar
Cuando tomo el valor de entrar de nuevo a la cocina, las piernas me tiemblan al caminar. Alejandro se encuentra revisando estación por estación las preparaciones, probando todo y dando indicaciones. — Ve a enfermería — me hace una seña con la cabeza para que salga de nuevo de la cocina y al final la comisura de sus labios sube ligeramente para formar una pequeña pero cómplice sonrisa entre los dos. …Voy saliendo de enfermería con un buen vendaje en el dedo para que no me vaya a molestar el resto del día y sobre todo en el servicio. — ¡Emily! — la llamo cuando la veo bajar del ascensor.— Oli… — Viene sonrojada y aturdida; y posiblemente yo estoy igual, aún me cuesta pensar con claridad. — ¿Cómo te ha ido? ¿Qué te ha dicho? — le suelto de una. — Ah… Nada, una advertencia — dice con dificultad. — ¿Tan malo ha sido? — me preocupo, realmente esta no es Emily. Y ya estoy empezándome asustar. — No… Ah… ¿Qué? — trastabi
Su lengua repasa toda mi boca, tiene la misma intensidad, y el mismo efecto que el anterior beso que me dio en la calle, lo peor de todo es que se lo correspondo, me dejo abrumar y llevar por la excitación y lo beso de igual manera. Mi corazón batalla para no salirse de mi pecho, intento respirar por la nariz para no separarme de sus labios. Una de mis manos se aferra a su filipina y con la otra me aferro a su cabello oscuro y abundante. Me quita el mandil y lo lanza al sofá. No hay preámbulos, presentaciones o citas con este hombre, va directo a lo que quiere. Me suelta los botones de la filipina dejándome en una sola camisilla. Pone inmediatamente sus manos en mis pechos y los acaricia con firmeza. Nunca he llevado sostén debajo de la filipina, en las cocinas hace tanto calor que solo genera incomodidad, así que le es fácil para él darse cuenta la reacción de mi cuerpo. Mis pezones se han puestos erectos, me sube la camisilla y se los echa a la boca y les da un cor
— ¿Oli...? — se escabulle Emily entre la cocina, recién hemos terminado el servicio, todo estamos levantando las cosas para que puedan hacerle aseo a la cocina antes de cerrar. — Hoy tendrás que irte sola — sonríe nerviosa. — ¿Qué? ¿Por qué? — me siento decepcionada, ya estaba preparando el plato para las dos como de costumbre. — Lo siento — sonríe y sé que en realidad no lo siente, así se pone cuando tiene una cita con algún chico. Solo que esta vez está extrañamente nerviosa.— Solo… ten mucho cuidado — le advierto. — Nos vemos mañana — me da un beso en la mejilla y sale corriendo, si tuviese una hermana sería como ella. — Olivia… — me llama Alejandro antes de poderme escapar de la cocina, solo quedan unos cuantos por terminar de limpiar. — ¿Hoy no hay comida para dos? — pregunta cuando me ve las manos vacías. — No, chef — le contesto desganada, solo quiero irme a descansar, pensar en todo lo que ha sucedido en el día y en cómo vo
En medio de la oscuridad y las luces tenues de la cocina me entrego por completo a este hombre que ni siquiera conozco bien, es extrañamente excitante, me cuesta pensar y mucho más respirar, siento como la humedad baja por mis nalgas hasta llegar al mesón limpio. En pocos segundos Alejandro me hace correrme con su boca, este orgasmo es incluso más intenso que el que tuve en la tarde, dos orgasmos en un día eso es un total récord para mí. Alejandro rodea el mesón y alcanza mis pechos, esta vez le dedica más tiempo a besar y acariciar cada uno, recorre mi cuello, mi abdomen y sube de nuevo a mi boca, me saborea completamente. — Ven, bájate — estira su mano para que la tome y ayudarme a bajar. Se baja los pantalones hasta la mitad de sus caderas, solo expone su increíble, firme y grueso miembro. Le miro a los ojos sonrojada, extasiada y ansiosa, él sonríe de medio lado, sé que se siente orgulloso con lo que tiene. Saca un condón del bolsillo del pantalón y me pr
Me muevo bajo las cobijas aun con los ojos cerrados, me siento renacida, descansada y revitalizada completamente, me estiro y no siento a Alejandro a mi lado, abro los ojos y compruebo que no está. Escucho la ducha y sé que se está bañando, en pocos minutos aparece él envuelto en la toalla, exhibiendo su abdomen marcado y sus amplios hombros. Me conformo con solo verlo, no puedo negarlo el hombre parece sacado de revista. Instintivamente me muerdo el labio inferior. No se percata que ya he despertado, se quita la toalla y se empieza a vestir frente a mí, como si fuera algo natural. — ¿Disfrutas del momento? — doy un respingo del susto y me abochorno de inmediato. — Sí — murmuro, no me ha quedado más remedio que sincerarme. — Debo irme, puedes tomar lo que gustes — se mueve rápidamente hacia mí, oprime sus labios en los míos, puedo sentir como el calor nace en mi interior y recorre mi cuerpo instantáneamente. Se aparta y se va, dejándome sola en su departament
Suena la alarma del despertador y quedo sentada en mi cama, miro la hora y salgo corriendo para prepararme, temo que si le hago esperar tan solo un minuto me va a dejar tirada, antes de que llegue ya estoy afuera muy bien abrigada esperándolo, ni siquiera ha amanecido, las calles están desiertas. Pasan los minutos y me voy congelando, cuando veo las luces de la motocicleta asomarse a lo lejos unas cuantas cuadras más abajo, llega en un par de segundos hasta mi puerta. — Olivia ¿Qué haces fuera? Te vas a congelar — se baja de la moto y me abraza, no logro ver su rostro, lleva el visor oscuro puesto, pero puedo imaginar sus ojos azules reprochándome. Sus brazos me abrigan y el calor de su cuerpo me salva del frio. Se quita el casco y me sonríe con ternura, es la primera vez que le veo ese gesto, me cubre la boca con sus labios, es apasionado, nuevamente necesitado, y el frío parece desaparecer del mundo. Cuando nos separamos estoy jadeando. — Buenos días, Aleja
Me despierto antes de que él lo haga, me tomo el tiempo para admirar su rostro se ve apacible y calmado, por un momento soy consciente de nuestras respiraciones están en sincronía, incluso puedo sentir como galopa mi corazón al lado de él, ya es tarde, no me ha costado mucho enamorarme de él, pronostico mi propio final fatídico de esta situación, no lo conozco bien, apenas lleva dos semanas cocinando con nosotros, su humor es terrible y es extremadamente sexy y para completar aún siento rencor por no haber obtenido el ascenso que merecía y que él tomó porque al parecer el jefe es su un buen amigo. Sus pestañas son oscuras y abundantes, puedo recordar sus ojos azules como el agua de mar más claro, bajo mi mirada a su perfecta nariz, y luego a sus labios, me veo tenta a besarle, despertarlo y pedirle que de nuevo me vuelva a hacer el amor.Antes de que esto acabe prematuramente me dispongo a disfrutar de lo poco que dure esto así que me levanto en silencio, me pongo la