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Capítulo 2 : Necesito encontrar a esa mujer

Jeremías

—¡No puedes salir más así Lucas! — trato de mantener la calma con el niño sentado a mi lado y renuente a hablarme — , sabes que es peligroso, además necesitas hablar con el doctor sobre…

—Ese hombre no me agrada — grita deliberadamente — : y tu , papá , no me escuchas, no quiero ir más a ese lugar.

Lucas me mira manteniendo una actitud aún menos cooperativa desde que lo alejé del parque y la loca vestida de novia que encontró ahí. Cierro mis ojos durante un momento, observo al niño sentado a mi lado tratando de ser paciente. No me gusta ser duro con él después de todo lo que ha pasado, pero está dejándome sin opciones

—No puedes hacer lo que quieras Lucas, necesitas ir al doctor, si vuelves a escapar de la consulta así voy a castigarte en serio.

El niño niega antes de mirar enfurruñado por la ventana. Llegamos a la casa en uno de los barrios más exclusivos de Roma y él ni siquiera me permite bajar del auto antes de correr lejos de mí.

Me quedo junto al chofer unos minutos, camino hacia la casa después de fumar un cigarrillo tratando de calmarme recordando lo difícil que es esto para todos.No quería esta responsabilidad pero aquí estoy afrontando como debe ser, todo por el bien de mi familia y los niños.Mi móvil vibra en el bolsillo interior de mi traje. Tomo el móvil para cortar la llamada.

Lo último que necesito ahora es la voz de mi madre diciendo que ya sabe que mi hijo escapó de la consulta médica. Entro a mi casa sin siquiera saludar al ama de llaves que espera por mí en la puerta y camino hacia la oficina. Rebusco entre los números de mi teléfono al de mi asistente personal para llamarlo.

—¿Sucede algo, señor Mark?

—Consigue un nuevo terapeuta, no creo que este sea conveniente para Lucas.

—No hay muchas personas a las que acudir ya señor, esta era la última en la lista de los especialistas en este tipo de casos — explica — , no existen más terapeutas exitosos en todo el país o en los alrededores.

Maldigo para mí mismo, paso una mano por mi frente tratando de encontrar una salida, pero al parecer no la hay. No puedo dejar que Lucas siga escapando cuando quiere de sus consultas, pero tampoco puedo gritarle o forzarlo a algo porque pierde el control y eso es mucho peor.A pesar de que mi tio tambien me ha recomendado muchos medicos lucas ha sido desagradable y a odiado a cada uno de ellos.

¿Como pudo una mujer loca y desagradable conseguir su atención?

Como puedo conseguir que dijera las palabras que escuché mientras me acercaba, como pudo una extraña hacer que mi hijo tratara de reconfortar cuando solo hace eso por su hermana. 

Salgo de mi oficina cuando no encuentro la solución, subo las escaleras para tratar de hablar con él una vez más y me detengo frente al cuarto de juegos donde mi pequeña hija juega. La niña me ve. Sonrío agachándome con los brazos abiertos y ella corre hasta mí sin dudarlo.

Le doy un pequeño beso en su mejilla, paso una mano por su cabello antes de saludar a la niñera que estaba medio dormida en una esquina de la habitación. Lucía es una pequeña encantadora, apenas tenía un año cuando el accidente paso. Nunca la vi antes, pero por alguna razón ella no dice una sola palabra.

Su médico dijo que era perfectamente capaz de hacerlo, pero que quizás como su hermano , solo está traumatizada. Ella tiene sus propias consultas y es una bendición que no escape de ellas como su Lucas.

—¿Estuviste jugando todo el día hoy?

Cuestiono con una sonrisa, mi niña niega antes de señalar el pequeño escritorio junto a la ventana.

—¡Oh, hiciste los deberes hoy!

Ella niega, me pide tocando mi hombro, ponerla abajo y corre hasta el escritorio para buscar alguna cosa, su niñera se acerca con ese contoneo de caderas que no llama en lo absoluto mi atención.

—Buenas tardes, señor Mark, que lo trae por aquí…

—Ver a mi hija — respondo cortante — : y usted debería dejar de dormir cuando está con ella, su trabajo es supervisarla.

—Es que Lucía no hace nada en todo el día — responde — ; es una buena niña, pero este trabajo es un poco…

—Si no le gusta puede irse inmediatamente.

—¡no, no! — responde exaltada — , yo…

Mi niña regresa junto a mí, mira a su niñera un segundo y luego entrega la hoja de papel por la que fue. Siento la impotencia correr por mis venas. El dibujo que ha hecho Lucía es simplemente similar a todos lo que me ha mostrado hasta ahora.

Los niños quieren ponies, peluches, perros, pero mi hija, mi hija quiere una mamá. No tengo pensado casarme después de todo lo que ha sucedido, así que es algo que no puedo cumplirle, a pesar de que su niñera parece estar muy interesada en ese puesto.

Chasqueo la lengua ante de pensar en la ridícula idea de esa mujer. Le devuelvo el dibujo a mi hija sin saber qué decirle y después de un rápido beso en su cabeza camino hacia la habitación de Lucas.

—Lucas, hablemos — prendo la luz de su cuarto — tenemos que llegar a un acuerdo — alejo la manta que se ha colocado encima — : no seas malo conmigo, sabes que me preocupo cuando…

—¡Ese señor solo habla de tonterías! — mi hijo me mira — : además, no me gusta ese lugar.

—A veces debemos hacer cosas que no nos gustan — le digo — ; por favor Lucas, no puedes seguir escapando, es peligroso.

—Te dije que no quería ir y me dejaste ahí papá—responde — ; tuve que irme por mi cuenta.

Miro impresionado a mi niño, para tener siete años tiene unos argumentos demasiado contundentes. Eso me hace reír ligeramente, Lucas suele recordarme a mi hermano en muchas ocaciones y eso solo me entristece.

—Bien — intento una última cosa — , te daré cualquier cosa que me pidas si vas a las terapias hasta final de año y no escapas de la consulta.

Mi hijo me mira, sé que quizás este no es el mejor método, pero un niño mimado es más fácil de corregir en el futuro que alguien que no fue a sus terapias para ser una persona funcional. Además, si me pide alguna cosa peligrosa, simplemente tengo que mantenerlo supervisado.

—Quiero a la princesa del parque.

—¿A quién?

—La princesa que lloraba en el parque papá — sonríe — ; Lucia quiere una mamá y yo a esa princesa, si me la das te prometo ir a las terapias.

Extiende su pequeña manita en mi dirección como le he enseñado a hacer para cerrar tratos mientras pienso en la desagradable mujer que se atrevió a cuestionarme el cuidado de mi hijo sin siquiera dudarlo. Ella no lucía como una princesa y que estuviese siendo perseguida por algún novio cabreado, sin dudas tampoco ayuda.

¿Tengo otra salida aquí?

Miro a mi hijo una vez más, este ladea la cabeza ante mi duda y me digo que puedo hacer algún trato con esa mujer si eso ayudará a que Lucas acepte su tratamiento. Tomo su mano aun tratando de averiguar cómo voy a conseguir siquiera a esa mujer.

—Trataré de encontrarla, pero con una condición más — lo miro— : con la condición de que hables con el doctor medía hora en cada consulta.

—Pero papá eso…

—¿Tenemos un trato?

Mi hijo achica sus ojos, pero asiente, nos damos un fuerte apretón de manos y luego de darle un beso me marcho de su habitación. Le pido a la niñera de Lucia, cambiarla para cenar antes de bajar las escaleras. Salgo de la casa frustrado, marco el número de mi asistente una segunda vez y no puedo creer realmente lo que estoy a punto de hacer.

—Necesito encontrar a una mujer — digo sin siquiera saludar a mi asistente — ; la vi hoy en el parque frente a la clínica de Lucas, parecía estarse casando o mejor dicho huyendo de su boda.

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