Lizbeth
Me quedo de pie en medio de las puertas del hospital donde he estado haciendo mis prácticas e intento no sentirme furiosa con lo que me está pasando. La vida sin duda luce ahora como una verdadera pesadilla para mí.
Me dirijo directamente hacia las oficinas de dirección del hospital, ignorando los murmullos de las enfermeras y el personal que me encuentro a medida que me acerco más a dicha oficina. La mujer en la recepción me mira preocupada antes de saltar de su asiento.
—Señorita, no puede estar aquí — dice corriendo en mi dirección — el director no puede…
—Suélteme — me alejo de ella — quiero las razones lógicas por las que están terminando lanzándome a la calle sin ninguna explicación.
Atravieso las puertas con fuerzas, el hombre sentado en la mesa un poco más allá de la entrada me mira con preocupación y la secretaría que corrió tras de mí intenta excusarse, pero ella simplemente es despachada por el director.
Conozco a este hombre porque no solo he hecho mis prácticas aquí desde que cambié de carrera, sino que es donde mi padre ha estado recibiendo su tratamiento desde hace mucho tiempo.
—Siéntese por favor — dice cruzando sus dedos — supongo que recibió la llamada de recursos humanos, no entiendo el motivo por el cual usted…
—¡Porque es injusto! — niego — solo necesito las prácticas para graduarme — lanzo las carpetas de mis notas frente a él — tengo una nota perfecta — señalo el papel — ¿Por qué me está echando ahora, si todos mis pacientes están bien y he cumplido con el horario que el hospital me ha exigido, que es mucho más que las prácticas?
—Escúcheme bien señorita Smith, podría mentirle, pero no tiene sentido, usted es una mujer inteligente y realmente lo valoro, pero en este mundo el dinero lo es todo — me explica — . Este hospital es de la familia Erickson y no hay mucho que hacer si haces un show como el de la boda.
—¿Qué?
—Sabías perfectamente que esto iba a pasar, lo siento, pero no puedo hacer nada en cuanto al tratamiento de su padre…
Abro los ojos cuando el director me dice esas palabras, saca algo de un organizador para empujarlo en mi dirección. Tomo el documento con preocupación sabiendo en lo profundo de mí lo que estoy a punto de leer.
—Tiene dos días para encontrar un nuevo hospital y pagar las facturas de estos últimos dos meses que aún no ha sido abonada — el director se pone en pie — lo siento mucho, pero usted debería saber que no debe molestar a los de arriba cuando usted no es nadie, espero que le vaya bien así que por ahora solo salga de mi oficina.
Mis labios tiemblan mientras tomo los papeles de la mesa para salir de la oficina. Mi corazón duele cada vez más a medida que camino fuera del área de dirección. Limpio las lágrimas que han comenzado a caer de mis ojos antes de entrar a la habitación de mi padre y siento el corazón romperse un poco más cuando reviso como es costumbre el último informe que el doctor dejo.
Salgo de su habitación antes de que mi padre despierte de los medicamentos que han estado dándole últimamente para mejorar su salud y me acuclillo junto a la puerta con las lágrimas corriendo sin control por mi rostro. Como pueden hacer algo como esto ahora, cómo pueden los padres de David meter a mi padre en esto.
¿Por qué si él tuvo la culpa estoy pagando yo las consecuencias?
David me juró que ayudaría a mi padre, llevamos tantos años juntos que conoció a papá antes de que estuviera mal. Le prometió que las cosas estarían bien cuando su enfermedad comenzó a hacerse más evidente, pero le pagó de esta forma.
—Vez, te dije que encontraría a la princesa triste.
Alzo mis ojos en dirección de esa vos. Me pongo en pie cuando veo al chico del parque sujetando la manito de una pequeña niña que luce como una princesita. Los ojos
—¿Qué hacen aquí? — trago grueso mirando alrededor — ¿Está tu padre aquí?
El niño niega, saca otro pañuelo del bolsillo de su pequeño traje y me lo ofrece como la otra vez en el parque. La niña me mira con una mirada expectante. El chico me extiende su mano una vez más.
—Soy Lucas — me dice — y esta es mi hermana Lucia — señala a mi hermana — ambos nos escapamos de casa para encontrarte porque papá no cumplió su promesa — la niña pequeña camina en mi dirección para aferrarse a mi mano — pero ya le dije a Lucía que serías su mamá.
—¿Qué? — miro preocupada a los niños — no puedo hacer eso, yo no…
—¡Que haces aquí zorra m*****a!
El grito de la madre de David hace a la pequeña que sujeta mi mano correr hacia su hermano para cubrir sus oídos. Miro a los niños antes de mirar a la madre de David que se aproxima. El pequeño niño que ha comenzado a respirar con dificultad luce claramente al borde de un ataque de pánico.
Maldigo para mí misma antes de tomar a la pequeña en brazos y darle una ligera sonrisa al pequeño niño asustado frente a mí.
—Vamos a tomar un helado — acaricio su cabecita — pero debemos irnos de aquí ahora — puedes cubrir tus oídos mientras corremos — le pido — si consigues llegar a la entrada con los oídos tapados te compraré un rico postre también.
El niño asiente antes de correr rápidamente hacia la salida. Ignoro a la madre de David que continúa maldiciendome sin importarle en lo absoluto que todas nos miren. La niña en mis brazos se aferra a mi cuello con fuerza. Logro llegar a la entrada del hospital con ambos niños, pero me encuentro a mi madre a punto de entrar.
—¿Lizbeth? — ella mira los niños — que estas…
—¡Maravilloso! — grita la madre de David que ha llegado hasta nosotros — ¡La zorra y su madre tienen el valor de estar aquí! — pero eso mejor así puedo hacer esto.
La madre de David intenta abofetearme, pero mi madre se mete en medio recibiendo el golpe. Miro al niño preocupado que sigue cubriendo sus oídos y me acuclillo para pedirles sentarse en un pequeño banco a metros de aquí. Después de que ellos están lo suficientemente lejos, regreso a donde mi ex suegra está gritándole a mi madre.
—¡Basta ya por favor! — pido — ha sido suficiente lo que estás haciendo.
—¿Lo que ha hecho? — mi madre me mira preocupado — ¿Qué está haciendo cariño?
—Esta mujer mamá — lloro — no solo me echó del hospital, sino que también mandó a suspender el tratamiento de papá.
—¿Qué? — dice mi madre llevando una mano a su pecho — pero mi marido…
—¡Lárguense de aquí los tres!, este es mi hospital y ustedes han deshonrado a mi familia, así que no tengo ni un ápice de remordimiento por echarlos a la calle.
—Es usted una mujer muy despreciable, pero le prometo que…
La madre de David trata de abofetearme pero antes de que lo haga una fuerte mano detiene la suya.La mujer frnte a mi abre los ojos como platos cuando ve al duelo de dicha mano.Por mi parte simplemente frunzo el ceño pero no puedo decir una palabra porque este hombre loco y prepotente hace a mi ex suegra dar dos pasos hacia atrás.
—¿Qué cree que está haciendo?—le replica—¿Quiere dinero?, lo pagaré todo y mucho más así que evite volver a hacer algo como esto otra vez o se arrepentirá.
—¡Eso es papá!—grita el niño que corre hasta mi—esta señora le dijo cosas feas a mamá.
—¿Mamá?
—¿Mamá?
Decimos los dos al unísono mientras mi ex suegra nos mira con una mano en su pecho y miro al hombre petulante frente a mi sin saber qué decir ante esta situación.
JeremíasDespués de encontrar mi oficina patas arriba, de darme cuenta de que mi hijo se ha llevado su hermana y de que ambos niños solo dejaron una nota diciendo que se irían a buscar ellos mismos a su nueva mamá, lo último que me esperaba era que ambos gritaran frente al hospital de uno de los socios de mi tío que ella era su madre.—¿Señor Mark? — la mujer que estuvo a punto de golpear a esta chica loca frente a mis hijos jadea —¿Cómo puede ser que usted? — mira a la chica — porque sus hijos…—No tengo tiempo para esto — le digo — envíen al padre de la señorita Smith al hospital Darwin Mark con todos los cuidados especializados y los informes de su tratamiento.—Pero…—¿Usted está diciéndole que necesita dinero verdad? — soy cortante — puedo pagarlo y créame realmente me desagradan las personas que no tienen conciencia de lo importante que es el cuidado de un enfermo, hablaré de esto con su esposo.—oh, señor, lo que pasa es que esta mujer — la señora frente a mí gruñe sus venenosa
LizbethMiro al hombre que me tiene sujeta del brazo, siento mi corazón latir acelerado ante lo que acaba de pasar. El chico de la bicicleta regresa hasta donde estamos el señor Mark y yo.—¿Se encuentre bien, señorita? — dice con preocupación — estaba distraído, no sabía si…—Todo está bien, yo también…—Está en un parque con niños — grita entonces el hombre entrometido que sigue sujetándome del brazo — como puede ir de esa forma, que cree que hubiese pasado si no llego a apartarla de su camino, voy a reportarlo a la policía y…—Por favor, señor, lo lamento mucho por su esposa, pero no tengo dinero para.—¡Él no es mi marido! — grito — y no le prestes atención, puedes irte.—¡No puedes irte!Comenta otra vez este hombre entrometido a mi lado. Trata de tomar al chico del brazo, pero no se lo permito, así que simplemente tomo a este hombre de la mano e intentó llevárselo antes de que continúe amenazando a este pobre chico.Estaba distraída, venía pensando en toda la sarta de tonterías
Jeremías —No suelo hablar de estas cosas — digo entrando en la oficina — comprenda que el asunto del que hablaremos aquí es estrictamente privado porque pretendo mantener a todos lejos de mi vida privada. La chica frente a mí ni siquiera me presta atención, ella simplemente rebusca alguna cosa en el botiquín de primeros auxilios que una de las empleadas trajo a mi oficina. Ella golpea el sitio junto a ella en el sofá de mi oficina y ni siquiera me he sentado del todo cuando toma mi brazo. —Bien, puede comenzar a hablar — dice observando mi rasguño — porque le prometió a un niño de siete años que le daría una madre — su voz es molesta — comprar personas no es legal, ¿lo sabe? —Lucas ha estado comportándose completamente diferente desde que usted apareció — admito — sabe, es la primera vez que lo veo pedirle a alguien que lo lleve en brazos a excepción de mí. Ella alza su mirada, la veo tomar un poco de antiséptico de la caja de primeros auxilios y hago una mueca de dolor cuando el
LizbethNo quería estar en esta situación, debí haber corrido, apenas tuve oportunidad, pero ahora mismo no puedo hacer otra cosa que abrazar a la niña que llora desconsolada por culpa de alguna persona desagradable que probablemente esté hombre intenso frente a mí contrató solo porque tenía una buena recomendación.Me pongo en pie aun cargando a la niña. Lucas niega aún con los dibujos de su hermana en la mano y puedo ver la rabia emerger en el rostro de su padre cuando la causa de este inminente desastre aparece por la puerta.—¡Porque te comportas así hoy niña! — grita la mujer desde la puerta — no puedes solo seguir mirándome con esos ojos desagradables que me dan escalofríos como todos los…Su voz muere cuando se da cuenta de que la pequeña no está sola, Su hermano mayor, cae sobre su trasero ante los gritos de la mujer, Ella cubre la boca, e intenta salir de esta situación como de lugar, pero al parecer se da cuenta de que no tiene mucho por hacer.—Señor Mark — jadea — esto no e
Jeremías Miro a la mujer dudar antes de garabatear su firma sobre la línea indicada al final de este contrato matrimonial que no solo me hizo cambiar, sino leer en voz alta solo para ella. ¿Cree que soy un maldito secretario? Si no fuera porque mis hijos realmente parecen tener alguna posibilidad de mejorar al estar cerca de esta loca mujer definitivamente no estaría aguantando todas sus tonterías. Miro la línea escrita a mano donde afirma que le pagaré quinientos dólares por cada vez que la toque directa o indirectamente y supongo que solo quiere sacarme dinero, pero está muy equivocada. No la tocaré jamás, ni siquiera con una caña de pescar que mida tres metros. Dios ni siquiera sé qué hombre en su sano juicio querría algún vínculo con esta definitivamente volátil e insoportable persona. —Te mudarás mañana — digo acomodándome en la silla — te daré la cita para tus nuevas prácticas pasado mañana y sobre tu padre… — rebusco entre mis cajones — tiene el mejor tratamiento desde hac
Lizbeth —¡Mira mami, esta es tu habitación! Lucas empuja unas enormes puertas de madera negra para revelarme el interior de una habitación casi tan grande como mi departamento. El lugar tiene un pequeño espacio similar a una sala donde hay un escritorio bastante grande. Los tonos oscuros de las paredes me recuerdan un poco a mi nuevo esposo, pero eso es lo de menos ahora. La niña pequeña junto a mí me tira del vestido, le doy una rápida sonrisa antes de inclinarme para dejar la caja con mis cosas más importantes a un lado para tomarla en mis brazos. Ella toma uno de los mechones aún ligeramente húmedos de mi cabello. —Estás muy linda — gesticula antes de llevar el mechón a su nariz — hueles como una mamá. Mi corazón se derrite lentamente ante el significado de esos símbolos, Lucas sube rápidamente al asiento a mi lado para estar ligeramente a la altura de su hermana ahora en mis brazos. —Claro que huele como una mamá Lucia — el pequeño se abraza a mi cintura — ella es nuestra mam
Jeremías —¡Dime qué dijo mi hijo! Grito a la mujer que estoy sosteniendo del brazo, incrédulo aún de lo que acaba de decir, Lucas nunca habla del accidente, ni siquiera conmigo cuando trato de preguntarle algo referente a ese momento o cerca. ¡Cómo pudo mi hijo decirle algo a ella! —Está haciéndome daño — murmura la chica frente a mí mientras trata de soltarme — le dije que no se atreviera a tocarme usted… —¡Eso es lo de menos ahora! — gruño soltándola — ¡Dígame cómo consiguió que Lucas dijera algo , !Dígamelo ahora mismo! —No dijo nada — me responde — él solo intentó decirme si iba a o no al colegio y créame, creo que es un tema que debemos tratar con más calma, ahora si me disculpa tengo otros asuntos que atender. ¿Otros asuntos? ¡No hay asunto más importante que lo que acaba de decir, mi esposa, masajea el lugar donde la sujeté y extiende su mano en mi dirección con la molestia más absoluta en su rostro! —Deme doscientos dólares — me suelta de la nada — usted me tocó, así q
Lizbeth ¿Una cena? Después de que se comportó como un loco, pretende que simplemente tengamos una cena con su familia. Salgo del ascensor que lleva a la primera planta del hospital, e intento no gritar de rabia. Sujeto el uniforme que me entregaron en recursos humanos para evitar que caiga de mi brazo y salgo hacia el jardín frontal del hospital. Son casi las cuatro de la tarde, he recorrido el hospital con mi encantadora nueva supervisora y conocí al famoso doctor que será mi tutor este corto tiempo, pero a pesar de estar feliz por todo esto saber que necesito ver a mi ex suegra me amarga un poco la tarde. No tardo mucho en encontrar un taxi, sujeto la bolsa donde llevo el cheque con la cifra de medio millón de dólares e intento aparentar normalidad. Le entrego un par de billetes al taxista para qué me lleve al café donde acorde reunirme con la desagradable madre de David. A pesar de que literalmente me he vendido para pagar esa deuda, me hace un poco feliz saber que un niño tan