Capítulo 98.

En algún punto de la noche unos fuertes brazos me sostuvieron. Desperté ligeramente.

-Duerme, Lizzie.

Sonreí ante la voz cansada de Edson.

-¿Circunstancial el que te metas en mi cama?

-Mucho.

Me reí un poco y me acurruqué antes de volver a dormir.

Por la mañana desperté y no estaba sola en mi cama. No era Edson quien estaba aquí, sino que tenía un cachorro mirándome fijamente.

Miré discretamente hacia abajo para comprobar que no estuviera desnuda. No recordaba quitarme la ropa antes de colapsar, pero no estaba de más el asegurarme de que no estaba pervirtiendo a un menor... aunque técnicamente él era quien estaba en mi habitación y no al revés.

-Uh... buenos días. - Dije por fin ante el silencio. - ¿Sabe tu madre que estás aquí?

No respondió, no se movió ni tampoco parpadeó. Y eso no fue escalofriante.

Justo cuando estaba por levantarme, Edson abrió la puerta del baño usando solo una toalla y su una enorme sonrisa.

El cabello brillante y las gotas que se perdían
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