Con el corazón en la garganta, Lara llegó a su casa en un abrir y cerrar de ojos.El frente de su casa estaba acordonado como si fuera la escena de un crimen y Guadalupe, con unos lentes de sol negros y un vaso de café descartable, miraba a Luz y los niños parados a un costado, tiritando del shock.Hombres uniformados entraban y salían de la casa cargando muebles y tirando la ropa sobre la vereda.- ¿Qué está pasando? – Lara le preguntó a dos hombres uniformados que reían con el abogado Rubiot, como si la angustia de su familia fuera un chiste.- No pagó la indemnización de mi cliente en la audiencia de hoy, así que nos cobraremos ese dinero de otra manera.- ¡Pero aún no ganó el juicio! - Mi clienta no puede perder tiempo con un juicio absurdo. Eso podría arruinar su reputación – sacaba pecho delante de ella para intimidarla –Así que presentamos un petitorio para cobrarnos la indemnización, total ya todos sabemos cómo terminará ese juicio.- ¿Cobrarse…? ¡Eso no es legal!- Claro que
- Son las tres de la madrugada – Mauricio parpadeaba tratando de adaptarse a la luz de la sala - ¿No piensas dormir?Sentado en un inmenso sillón blanco, con su habitual pantalón de vestir negro y una camiseta, Dante estaba sentado con una taza de café en las manos.- Magnolia no quiere dormir – le contestó sin apartar la vista de la niña en el suelo.La niña de apenas un poco más de un metro treinta de altura, con el cabello renegrido peinado en una hermosa coleta y tendida panza abajo, coloreaba un cuadernillo repleto de arcoíris y unicornios.- Es la diferencia horaria – Mauricio se sentó a su lado.- Magnolia nunca fue de dormir mucho.- Es igual a su padre – lo miró de reojo. - Definitivamente no se parece a su madre en eso – Dante rio por lo bajo.Dante miraba la puerta del cuarto en que Nina descansaba luego de regresar del hospital, a la niña, a su taza de café y luego al teléfono tirado sin cuidado sobre uno de los almohadones del sofá.Mauricio no se perdía ningún detalle d
Lara miraba el cielo sobre ella y se lloraba la vida.Pero ya no era un llanto de angustia ni bronca, era el llanto de una despedida.Alumbrada por las luces encendidas dentro de la casa y sentada en medio de la vereda, se despidió de todo lo que fue.Soltó aquel matrimonio lleno de mentiras y la angustia y los miedos con los que convivió todos esos años.Esa noche, comenzaba una nueva etapa en su vida, una que comenzó cuando conoció a Dante en Córdoba.Quizás, un tiempo atrás, confirmar que Víctor nunca la quiso habría sido devastador, pero en ese momento Lara sentía una especie de liberación: se liberó de todo luto y duelo por el difunto mentiroso y manipulador, esposo. Sentirse usada no era para nada lindo, pero al menos tenía el consuelo de que la vida le dio justicia al final y no volvería a sufrir ni por Víctor, ni por Guadalupe.La gente la miraba y se cruzaba de vereda y la vecina de enfrente seguía pegada a la ventana, como si nadie pudiera verla correr un costado de la cort
Lara encendió el ordenador mirando de reojo a la puerta de la oficina de Dante.¿Carlos y Dante estarían ya allí?- Lara ¿Puedo usar la fotocopiadora de aquí? – Ignacio abanicaba delante de ella un par de folios – Tengo que sacar copias a las planillas de los empleados que fueron enviados al VIP para que salgan sus liquidaciones esta semana, pero la fotocopiadora de mi sección no funciona.Aun con la vista en la puerta, Lara asintió.Ignacio siguió el recorrido de su mirada y habló por lo bajo, cuchicheando: - Dicen que el jefe llegó esta madrugada.- ¿Quién dice qué? – Lara se giró y corrió la silla al lado de Ignacio, para escuchar con atención.- Miguel, el de seguridad – explicó – dice que el nuevo jefe y su secretario, ese Carlos, llegaron a eso de las cuatro de la mañana con una decena de hombres de negro, armados hasta los dientes, como si fuera una película de acción.- ¿A las cuatro de la mañana? – preguntó extrañada.Lo de los hombres armados no le sorprendía, los notó la tar
- Lara – Dante la tomó del brazo antes de que ella alcanzara la puerta - ¿Qué quieres decirme?- Nada, realmente no era nada – insistió, mirando la mano de Dante que la sujetaba – Solo tenía una duda.Una duda que no tenía sentido conversar con él ¡Ni que necesitara su permiso para tomar la píldora de emergencia!Se sintió ridícula.Si el piso se hubiera abierto debajo de ella para escupirla del otro lado del mundo, Lara lo agradecería. Tomar medidas de prevención no tenía nada que ver con Dante en sí, era algo de ella y su cuerpo y no estaría de más.También debería sacar una cita con su ginecóloga… Impotente o no, virgen o no, Dante seguía siendo un completo extraño.- Tampoco tienes que explicarme nada de esa mujer… ni nada más. – sonrió, pero se notaba que era sonrisa forzada.- Pero quiero explicarte. El corazón de Lara se saltó un latido.- Mira, Dante – se volteó para enfrentarlo – Generalmente, soy buena comprendiendo mi lugar y mis límites, pero en cuanto a relaciones no sé
A Dante le llevó un par de minutos reaccionar ¡Hasta los dedos tenía tensos! - ¿Por qué? – le preguntó con la garganta seca y la voz más áspera.- ¿Estás loco? Tratando de fingir una serenidad que no tenía, Dante se acomodó en su silla.Reclinado detrás del enorme escritorio, con la camisa azul desprendida, los abdominales contraídos y la luz del sol bañando su torso entero, Dante parecía un rey sentado sobre toda su gloria.Lara tragó saliva con dificultad y se acomodó su ropa.Si casarse con él era el precio que debía pagar por una noche con ese hombre, prefería aguantarse las ganas y meterse en un convento.“¡Mira en lo que te metes por calenturienta!”, se dijo “Con Víctor te pasó lo mismo, te casaste por el embarazo de los mellis ¿Y cómo te resultó, Lara?” - Redacte un contrato, Lara – sus ojos azules parecían un mar congelado - ¿En qué parte falla mi razonamiento? - En todas partes ¡Casarse no es un negocio!- Casarse conmigo, sí.- ¡Y qué sé yo quién eres! Casarse NO es un n
Dante miraba la puerta por donde salió Lara, con Antonio en brazos, mientras Magnolia le hablaba sin parar sobre todo lo que vio en el camino hasta allí.- Lo siento, no quise… - susurró la joven.- No tienes nada que sentir, no te preocupes - no quería que se sintiera culpable por los malentendidos entre Lara y él, cuando todo era culpa suya por no ser honesto con ella – Necesito hablar con Carlos ¿Lo viste al llegar? No entiendo por qué no te recibió ¿Esperaste mucho?- Carlos fue quien nos buscó en tu departamento y nos trajo hasta aquí.Con que así fue como se dio esa visita… Un mechón rebelde colgó sobre su frente cuando se inclinó para devolver a Antonio con su madre. Se pasó una mano por el cabello mascullando dentro.¡Claro que Carlos fue quien las buscó! Con tal de cuestionar la decisión de su matrimonio con Lara, era capaz de colocar a Nina frente a él sin pensar en las consecuencias que eso podía ocasionar en sus planes.Si bien Carlos jugaba un papel importante como su ma
- ¡En eso estoy! – le gritó, moviendo las hojas delante de él – Me encargaste estas copias.- Solo será un momento.Dante no quería discutir, quería aclarar las cosas… pero aunque tenía todo lo que quería decirle en la punta de la lengua, no sabía por dónde empezar.Abrió la boca y sintió un “lo siento”.La cerró de golpe, no tenía nada por lo que disculparse.“No es lo que parece” era una opción, pero si quería ser honesto, tampoco era algo tan errado.Fuera como fuera, la explicación sería incómoda porque Nina no era precisamente nadie en su vida.Además… ¡Ella tampoco era honesta con él! Lara se acostó con él estando casada y él no andaba haciéndole planteos sobre moral.- Solo si es para hablar de mi trabajo.- ¿En serio vas a comportarte de esta manera? ¿Qué pasó con eso de que me agradecías por evitar que perdieras tu casa?De repente, Dante no estaba seguro de si quería ganar la confianza de Lara o desafiarla.- Como agradecimiento por su ayuda sabes que te daría hasta un órga