Capítulo 686
Después de un rato, Dulcinea respondió.

Por mucho tiempo, ninguno de los dos habló. Solo se escuchaban sus respiraciones suaves… Eran esposos, pero ahora hasta sus respiraciones parecían extrañas.

Finalmente, Luis habló:

—¿Cómo te sientes?

La noche era fría como el agua.

Dulcinea respondió con frialdad, y lo hizo en francés.

—Creo que Catalina ya te lo dijo. Estoy bien, me trasplantaron las córneas de Leandro y ya recuperé la vista… Leandro se suicidó tirándose de un edificio. Su esposa se suicidó después.

—La próxima vez que nos veamos, mis ojos llevarán las córneas de Leandro.

—Supongo que no querrás ver eso.

—Así que Luis, divorciémonos. Sin el peso del matrimonio, ya no tendrás que preocuparte por la señorita Cordero, podrás hacer lo que quieras con ella, incluso darle su lugar… lo que sea.

El francés de Dulcinea no solo era fluido, sino también perfecto en entonación.

Luis apretó los puños, su voz estaba tensa:

—Hablas francés.

Recordó ese día…

El Dr. Allen le había dicho que de
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