Capítulo 488
Cuando el auto de Elena se alejó, Ana estaba a punto de buscar el suyo cuando una camper negra, no muy lejos de ella, encendió sus luces largas. Entrecerró los ojos y vio a Mario en el asiento trasero. El conductor salió y corrió hacia ella para invitarla a subir:

—Señora, el señor lleva un buen rato esperando aquí. Está ansioso por regresar a casa contigo para cenar. El joven Enrique y la señorita Emma también están allí.

Ana se sintió un tanto molesta. ¡Mario, tan infantil! Preguntó a Mateo:

—¿Y mi coche qué?

Mateo se rascó la cabeza, algo avergonzado, y respondió:

—Tu coche fue llevado de vuelta hace rato. Está seguro en la villa.

Parecía que no tenía opción. Ana no se complicó y se dirigió hacia allá, abriendo la puerta del coche. En el interior, Mario estaba sentado con cierta dignidad. Cuando Ana subió, él simplemente inclinó la cabeza y le dijo a Mateo:

—¡Vamos!

Mateo aceleró sin problemas. El viaje fue tranquilo, con poco diálogo en el auto. Ana permaneció en silencio, recostad
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