Capítulo 487
Leandro, desde el sofá, la observaba. Aunque no la conocía, al ver su parecido con los hermanos Fernández, intuyó quién era ella. Aunque llevaba resentimiento en los ojos, se contuvo ante su madre:

—¿Qué haces aquí?

Manuel intentó hablar, pero Ana lo detuvo con un gesto. Se sentó junto a Leandro, observando sus manos discapacitadas. Después de un momento, dijo con suavidad:

—Dulcinea me pidió que viniera a cuidarte.

Leandro la observó con sorpresa, sus ojos reflejaban el desconcierto ante la revelación. Tras un largo silencio, su voz sonó entrecortada al preguntar:

—¿Cómo está ella? ¿Él la está lastimando?

Conocía demasiado bien los métodos de ese hombre.

Ana sopesó sus palabras cuidadosamente antes de responder, decidiendo compartir solo una parte de la verdad:

—Está esperando un hijo. Por supuesto, es el hijo de mi hermano. Leandro, te convendría olvidarte de ella. Te sentirás mejor así.

Las lágrimas comenzaron a empañar los ojos de Leandro. Sabía que no debería mostrar debilidad, pe
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