Capítulo 321
Sofía cayó sobre el coche, mirando hacia abajo el regalo cuidadosamente preparado con una sonrisa irónica en su rostro.

En realidad, Mario simplemente encontró una oportunidad. Nunca había pensado en renunciar a Ana; sólo se encontró una excusa para volver a estar con ella, una excusa para dedicarse nuevamente a ella. ¡Así de profundo era su amor por Ana!

La amaba tanto...

Entonces, ¿de qué servía su espera todos estos años?

Después de tantos años de vueltas y revueltas, Ana estaba maltratada de ese modo y aun así ni siquiera era rival para ella. ¡Qué ridículo! ¿En qué era inferior a esa mujer?

***

Mario llevó a Ana en brazos adentro de la villa.

La sirvienta que había madrugado la vio y se sorprendió, luego las lágrimas comenzaron a caer. Se ahogaba el llanto mientras preguntaba con voz entrecortada: —Mi señora, ¿cómo ha llegado a estar tan delgada? ¿Acaso no la alimentaron en el sanatorio?

Ana estaba demasiado débil para decir nada, sólo pudo esbozar una ligera sonrisa en respuesta.
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