Capítulo 324
Ana se mudó a un apartamento en el centro de la ciudad.

Era un piso de 200 metros cuadrados, donde vivía con Carmen y Emma, junto con dos niñeras, lo que lo hacía bastante espacioso.

Su depresión posparto aún no se había recuperado por completo, así que Emma era cuidada por las niñeras por las noches. Durante el día, cuando se sentía mejor, Ana jugaba un rato con su hija. La niña, de cuatro o cinco meses de edad, era adorable y muy inocente.

Carmen estaba preocupada por su salud.

Ana la tranquilizó diciendo: —He estado recibiendo tratamiento todo este tiempo. No se preocupe, ya superé incluso en un lugar así, ¿qué más no puedo aguantar?

Cuando Carmen la escuchó hablar de eso, el rencor se apoderó de su interior y dijo: —¡Eso es demasiado fácil para la madre de Mario! ¡Tendría que probar lo que es estar en ese lugar, y de paso, recibir unas tranquilizantes todos los días!

Ana le acarició la espalda suavemente mientras consolaba con voz suave: —Ya pasó, Por cierto, no le diga nada de est
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