Capítulo 25
Con una mano, Mario sujetó el delicado cuello de Leonora, y con la otra, presionó su nuca para acercarla a él. Frente con frente, su afilada nariz tocaba la de ella, y sus labios finos... La caliente respiración que exhalaba hacía temblar ligeramente a Leonora.

Ella estaba un poco confundida.

Pero en lo más profundo de su corazón, sentía que algo no estaba bien.

Ella y Mario no deberían hacer este tipo de cosas...

Mientras Mario estaba emocionalmente involucrado, Leonora, apoyada en su cuello, susurró junto a su oído: —Mario, ¿cuándo nos vamos a divorciar?

El cuerpo de Mario se tensó ligeramente.

Tomó su delicada cara, obligándola a mirarlo.

El rostro de Leonora estaba ligeramente ruborizado, mostrando el encanto de una mujer madura. Ella lo miraba fijamente, murmurando inconscientemente: —Mario, ¿sabes?... Realmente ya no me gustas, ¡ya no!

Lo repitió varias veces.

La expresión de Mario se tornó oscura; sujetó su barbilla, la miró fijamente durante un largo tiempo y finalmente murmuró
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