Capítulo 29
Leonora recobró un poco la claridad mental, ¿cómo podría permitirlo?

Puso sus manos contra él, moviendo su cabeza de un lado a otro para esquivar sus besos, incluso su voz adquirió un tono de mujer madura y seductora: —Mario, no podemos seguir haciendo esto.

Pero en ese momento, ¿cómo podría Mario contenerse?

Capturó sus labios rojos, con toda la justificación: —¿Cómo que no? señora Lewis, todavía somos marido y mujer legalmente.

Leonora estaba en sus brazos.

Él había aguantado toda la noche anterior, y ahora no tenía intención de dejarla ir...

Mario disfrutaba de su suavidad y fragancia, bajó la cabeza para mirarla intensamente, observando cómo se debilitaba en sus brazos.

Todos los hombres tienen un lado oscuro; cuanto más una mujer suplica, más quiere un hombre atormentarla.

Mario no era la excepción.

Levantó su cuerpo, presionando contra ella, sus ojos oscuros fijos en los de ella, habló de manera provocativa: —Dices que no, pero tu cuerpo dice la verdad. señora Lewis, me gustaría
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