Capítulo 242
Ana sabía lo que María estaba pensando.

Mirándola, Ana habló entre lágrimas y risas: —¿Cómo no iba a valer la pena? Por ti, cualquier sacrificio vale la pena... ¡recupérate pronto!

Las lágrimas grandes rodaban por las mejillas de María...

Ana la abrazó fuerte, murmurando: —No sabes lo que he pasado estos días, ¡estaba a punto de volverme loca!

María estaba extremadamente débil, pero aun así, reunió todas sus fuerzas para levantar su mano y abrazar suavemente a Ana...

Después de comer algo, los médicos revisaron a María.

Ana se alejó.

Salió de la habitación y caminó hasta el final del largo pasillo, mirando en silencio el sol afuera. Solo entonces pudo respirar aliviada.

Menos mal que María había despertado.

Menos mal que María no se lamentaba de sí misma, que aún tenía el coraje de vivir.

Pero al pensar en el niño, Ana no podía evitar sentirse triste y afligida... Tal vez en el futuro, mediante la tecnología, María podría tener hijos, pero nunca sería el mismo niño.

—¡Ana!

De repente
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