Capítulo 243
El dolor de Pablo alcanzó su límite soportable. Abrazó a María con fuerza, impidiéndole hablar, no dejándola ir...

Solo quería tenerla en sus brazos un momento más...

María no quiso el hotel de Pablo; desgarró los documentos y le gritó que se fuera.

Ella dijo que no amaba a Pablo, y que él no merecía ni su odio.

Cuando Pablo salió de la habitación, su expresión era la de un hombre desolado, con la camisa manchada de sangre de manera impactante.

Afuera estaba Camila.

Al ver a Pablo, Camila soltó una risa despectiva: —¿Sigues obsesionado con esa mujer, verdad? Pablo, la culpable de su desgracia eres tú. Si no fuera por tu obsesión con esa... mujer.

Pablo le dio una bofetada. Luego la agarró del cuello y la empujó contra la pared opuesta.

Camila, luchando por respirar y con el rostro tornándose púrpura, golpeaba el brazo de Pablo mientras lo insultaba: —¿En qué soy inferior a ella? ¡Soy la hija de la familia Valdés, y ella no es más que una prostituta!

Pablo quería acabar con ella...
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