¡Besitos!
¿FUE UN INTENTO DE ASESINATO?Días después, Marcelo finalmente despertó. Abrió los ojos lentamente, su cabeza le dolía y sentía la garganta seca. Cuando enfocó su vista, vio a su abuela y a Salvatore sentados a su lado.La anciana y Salvatore estaban conversando distraídos, pero de repente escucharon una voz susurrante.―¿April? ¿Dónde está April? ―Marcelo dijo con dificultad.Tanto la abuela como Salvatore, giraron sus rostros y estos se transformaron en pura felicidad.―¡Marcelo, amore mío! Ti sei svegliata! (despertaste)―Hermano… ―Salvatore miro a su hermanito con los ojos húmedos ―Sabía que nuestros padres nos escucharían ―Estas con nosotros nuevamente.Marcelo asintió lentamente. La abuela miró a su nieto y exclamo.―Mis oraciones a la virgen fueron escuchadas ¡Mi ragazzo está bien! ―miro a Salvatore y le ordeno ―Ve por los médicos, ellos tienen que saberlo de inmediato.Salvatore se dio la vuelta y le informo a una enfermera que pasaba casualmente. Luego volvió con su hermano.
¿A DÓNDE ME LLEVAS?― Abuela, Necesito ir a verlo, por favor.April había recibido la noticia, la abuela le dijo que Marcelo finalmente había despertado. Sintió cómo su alma regresaba nuevamente.―April, querida, debes quedarte en casa y descansar. ―la abuela tomó sus manos con suavidad ― No es seguro salir ahora.Ella sabía cómo estaban las cosas, y lo que el detective había dicho. Sin embargo, no quería preocuparla y poner en riesgo al bebe.―¡Pero abuela, solo estoy embarazada! No va a pasarme nada si voy al hospital ―April hizo un puchero ―No puedo quedarme aquí, necesito estar a su lado.―Lo entiendo, cielo, pero debemos ser cautelosos. ―la abuela la llevó al sofá ―Pronto tendrás la oportunidad de verlo.April hizo una mueca, pero no insistió. Tampoco quería preocupar a la abuela, no le quedó más remedio que esperar.Mientras tanto, en el hospital, Marcelo acaba de comer la horrible comida del hospital cuando sonó su teléfono, vio el identificador de llamadas y era Salvatore.―¿Q
ERES TÚ. Marcelo estaba en su habitación, en pleno proceso de recuperación, cuando recibió una llamada de su abuela. Al contestar, notó la preocupación en su voz. ―¿Abuela? ¿Qué sucede? ¿Está todo bien? ―Marcelo, ¿dónde está April? Estoy muy preocupada. Las cejas del hombre se fruncieron. ―¿Qué? April, no está aquí. Del otro lado de la línea se escuchó un jadeo lleno de asombro. ―¿Cómo que no está? Ella… ella dijo que iba al hospital. ―¿Qué? ¡April no ha venido en ningún momento! ¿Estás segura de lo que dices? ―Marcelo se apresuró a bajarse de la cama y comenzó a buscar su ropa ―¿Abuela desde cuando salió? ―Una de las empleadas dijo que desde el mediodía. ―la anciana estaba muy asustada ―¡Por la virge ragazzo! ¿Dónde está? ―No lo sé, abuela, pero voy inmediatamente para allá. ―Sí, tienes razón, lo mejor será que vengas. ―No te despegues del teléfono, si ella se comunica me llamas de inmediato. ¿De acuerdo? ―Si querido, lo haré. Marcelo colgó la llamada y llamó de inmediat
NO MERECE SER FELIZ.―¡Vivían, estás loca! ¿De qué daño hablas? ―April estaba muy confundida y asustada ―¿Tienes idea de las consecuencias? ¡Vas a ir a la cárcel!Ella se carcajeó como si lo que ella hubiera dicho fuera algo divertido.―¿Crees que me importa? ―su sonrisa se esfumó ―Ya nada es igual después de perderla, y el único culpable es Marcelo. ¡Él no merece ser feliz!April negó con la cabeza, la mirada de Vivían era la de alguien que había perdido la razón.―Vivían… recapacita, eres una chica joven, tienes un apellido. ¡¿Por qué vas a dañar tu vida así?! Déjame ir, déjame ir y te juro que le pediré a Marcelo que…De repente, una bofetada silencio abruptamente a April.―Cierra la boca ―ordeno mirándola con odio ―Tú eres igual que él, incluso voy a llegar a pensar que tú y Marcelo… lo hicieron juntos.―¿Qué? ―April la miró confundida, su labio sangraba después del golpe ― Yo… yo no sé de qué hablas. Vivían…―¡Te dije que te callaras! ―grito fuera de sí ―Cierra la boca, ¿no te da
NO MERECE SER FELIZ (II)Mientras tanto en el barco abandonado, el terror y la ansiedad se apoderaba de April a cada minuto.―Vivian… escúchame… ―April intentaba hacerla entrar en razón ―No tengo idea de que persona estás hablando, pero estás confundida, Marcelo y yo no matamos a nadie.―¿No? ―ella se echó a reír, sus tacones resonaron en el piso del antiguo barco pesquero ―¿Es que tu amado Marcelo no te lo dijo? ¿No fue capaz?―¿Decirme que? ¡Habla de una vez, entonces!―¡No me des órdenes perra! ―la abofeteó ―Sin embargo, voy a decírtelo solo por que me da la gana, no porque me lo ordenas.April soportó el dolor y apretó sus manos con fuerza.«Por favor, mi amor, ven por mi» rogó en su corazón.―El mato a Julieta ―murmuro Vivían con voz quebrada ―El me la arrebató.Las cejas de April se crisparon, pero no se atrevió a hablar, no en ese momento. Vivían estaba perdida en sus recuerdos y con la mirada fija en un punto cualquiera continuo.―Yo la amaba, pero ella lo amaba a él ―susurro
SOMBRAS TENEBROSAS.April quedó perpleja al ver a Owens entrar, su mente se negaba a aceptar que él fuera cómplice de Vivían. Observó cómo caminaba hacia ella con una lentitud que recordaba a un animal salvaje acechando a su presa. El miedo en los ojos de April parecía divertirlo, como si disfrutara de su sufrimiento.Las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos mientras le preguntaba a Owens por qué lo estaba haciendo.―Tú… tú… ¿Por qué estás haciendo esto?Owens transformó su rostro en una expresión oscura y malvada.―¿Aún no lo sabes, querida? ―curvo sus perfectos labios en una sonrisa cargada de maldad ― No tienes nada que ver en esto ―se alzó de hombros de manera despreocupada ―Eres solo un daño colateral en mi plan. Mi verdadero objetivo es Marcelo.Las lágrimas de April cayeron mientras le suplicaba que le dijera por qué intentaba hacerle daño.―Por favor, dime, ¿por qué? ¿Por qué quieres hacer esto?Owens soltó una risa burlona.―No es personal. Ya te lo dije, eres solo una ficha
VESTIGIOS DEL PASADO. La noche envuelve la ciudad mientras las luces de neón destellan en las calles mojadas. Salvatore apretaba el volante con fuerza mientras perseguía a su hermano Marcelo, quien se conducía a toda velocidad por las sinuosas calles de Chicago. Marcelo, con el ceño fruncido, manejaba con habilidad, zigzagueando entre el tráfico y desafiando los límites de la velocidad. Sabía que Salvatore lo estaba siguiendo de cerca, pero en ese momento lo único que persistía en su mente era llegar hasta April. Encontrar a su mujer. La lluvia mojaba el asfalto, haciendo que las calles resbaladizas sean aún más peligrosas. A pesar de eso, Marcelo no mostraba signos de desacelerar. Su determinación era palpable mientras se esforzaba por escapar de su hermano. Finalmente, con un chirrido de neumáticos, Salvatore logró cerrar la distancia y obligó a Marcelo a detenerse. Los autos quedaron en silencio, solo interrumpidos por el sonido persistente de la lluvia que caía sobre ellos. Sa
ALIANZAS. ―No necesito una mujer que me incordie la vida ―desafió Cassio, su voz llena de determinación. ―Puedo ganar la candidatura, sin ataduras innecesarias. Del otro lado de la línea, su padre no se inmutó. ―No voy a joderte por un simple capricho, Cassio ― respondió con frialdad ―Recuerda que es imperativo que te conviertas en senador para nuestros negocios. Cassio apretó los puños, sus ojos oscureciéndose mientras recordaba la promesa que le había hecho a su difunta madre. Se había comprometido a alejarse del bajo mundo y no seguir los pasos de su padre. Y estaba decidido a cumplir esa promesa. ―¿Me estás escuchando, Cassio?― preguntó su padre al otro lado de la línea. ―Sí ― respondió, con una mueca en los labios. ―Entonces ponte en marcha. Consigue una mujer con la que casarte y muestra una buena imagen. No podemos permitir que Stevens te gane. El hijo de puta acaba de convertirse en padre y eso suma puntos a su imagen. Las cejas de Cassio se fruncieron. ―¿Me estás pidi