NO MERECE SER FELIZ (II)Mientras tanto en el barco abandonado, el terror y la ansiedad se apoderaba de April a cada minuto.―Vivian… escúchame… ―April intentaba hacerla entrar en razón ―No tengo idea de que persona estás hablando, pero estás confundida, Marcelo y yo no matamos a nadie.―¿No? ―ella se echó a reír, sus tacones resonaron en el piso del antiguo barco pesquero ―¿Es que tu amado Marcelo no te lo dijo? ¿No fue capaz?―¿Decirme que? ¡Habla de una vez, entonces!―¡No me des órdenes perra! ―la abofeteó ―Sin embargo, voy a decírtelo solo por que me da la gana, no porque me lo ordenas.April soportó el dolor y apretó sus manos con fuerza.«Por favor, mi amor, ven por mi» rogó en su corazón.―El mato a Julieta ―murmuro Vivían con voz quebrada ―El me la arrebató.Las cejas de April se crisparon, pero no se atrevió a hablar, no en ese momento. Vivían estaba perdida en sus recuerdos y con la mirada fija en un punto cualquiera continuo.―Yo la amaba, pero ella lo amaba a él ―susurro
SOMBRAS TENEBROSAS.April quedó perpleja al ver a Owens entrar, su mente se negaba a aceptar que él fuera cómplice de Vivían. Observó cómo caminaba hacia ella con una lentitud que recordaba a un animal salvaje acechando a su presa. El miedo en los ojos de April parecía divertirlo, como si disfrutara de su sufrimiento.Las lágrimas comenzaron a llenar sus ojos mientras le preguntaba a Owens por qué lo estaba haciendo.―Tú… tú… ¿Por qué estás haciendo esto?Owens transformó su rostro en una expresión oscura y malvada.―¿Aún no lo sabes, querida? ―curvo sus perfectos labios en una sonrisa cargada de maldad ― No tienes nada que ver en esto ―se alzó de hombros de manera despreocupada ―Eres solo un daño colateral en mi plan. Mi verdadero objetivo es Marcelo.Las lágrimas de April cayeron mientras le suplicaba que le dijera por qué intentaba hacerle daño.―Por favor, dime, ¿por qué? ¿Por qué quieres hacer esto?Owens soltó una risa burlona.―No es personal. Ya te lo dije, eres solo una ficha
VESTIGIOS DEL PASADO. La noche envuelve la ciudad mientras las luces de neón destellan en las calles mojadas. Salvatore apretaba el volante con fuerza mientras perseguía a su hermano Marcelo, quien se conducía a toda velocidad por las sinuosas calles de Chicago. Marcelo, con el ceño fruncido, manejaba con habilidad, zigzagueando entre el tráfico y desafiando los límites de la velocidad. Sabía que Salvatore lo estaba siguiendo de cerca, pero en ese momento lo único que persistía en su mente era llegar hasta April. Encontrar a su mujer. La lluvia mojaba el asfalto, haciendo que las calles resbaladizas sean aún más peligrosas. A pesar de eso, Marcelo no mostraba signos de desacelerar. Su determinación era palpable mientras se esforzaba por escapar de su hermano. Finalmente, con un chirrido de neumáticos, Salvatore logró cerrar la distancia y obligó a Marcelo a detenerse. Los autos quedaron en silencio, solo interrumpidos por el sonido persistente de la lluvia que caía sobre ellos. Sa
ALIANZAS. ―No necesito una mujer que me incordie la vida ―desafió Cassio, su voz llena de determinación. ―Puedo ganar la candidatura, sin ataduras innecesarias. Del otro lado de la línea, su padre no se inmutó. ―No voy a joderte por un simple capricho, Cassio ― respondió con frialdad ―Recuerda que es imperativo que te conviertas en senador para nuestros negocios. Cassio apretó los puños, sus ojos oscureciéndose mientras recordaba la promesa que le había hecho a su difunta madre. Se había comprometido a alejarse del bajo mundo y no seguir los pasos de su padre. Y estaba decidido a cumplir esa promesa. ―¿Me estás escuchando, Cassio?― preguntó su padre al otro lado de la línea. ―Sí ― respondió, con una mueca en los labios. ―Entonces ponte en marcha. Consigue una mujer con la que casarte y muestra una buena imagen. No podemos permitir que Stevens te gane. El hijo de puta acaba de convertirse en padre y eso suma puntos a su imagen. Las cejas de Cassio se fruncieron. ―¿Me estás pidi
SED DE VENGANZA. April logró romper las ataduras de la silla con el pedazo de vidrio, sus manos estaban sangrando, pero el dolor no le importaba en ese momento. Una vez liberadas sus manos, desató rápidamente sus pies. Estaba decidida a escapar de ese lugar y no permitir que Vivían y Owens se salieran con la suya. Miró a su alrededor y vio que había agua detrás de ella, lo que confirmó que estaba en un barco. Por un instante, pensó en lanzarse al agua como una forma desesperada de escapar, pero recordó que no sabía nadar. La cautela se apoderó de ella y decidió buscar una salida por tierra firme. Con el corazón latiendo con violencia debido al miedo y la adrenalina, April se quitó los zapatos y se arriesgó a correr descalza. No iba a quedarse de brazos cruzados. Cada paso que daba era un acto de valentía y determinación. Sin embargo, apenas había recorrido un tramo cuando sintió cómo su cabello era sujetada con fuerza y su cuerpo fue jaloneado hacia atrás con violencia. Un grito de
BÚSQUEDA DESESPERADA. Cassio, Marcelo y Salvatore se reunieron con los hombres de Cassio en un lugar apartado, listos para emprender el rescate de April. Sus rostros reflejaban determinación y una mezcla de ansiedad y rabia. Sabían que el tiempo era crucial y que cada segundo contaba. El grupo avanzó sigilosamente hacia el sitio donde se suponía que April estaba cautiva. Se movían con cautela, manteniéndose ocultos entre las sombras mientras se acercaban al barco abandonado donde se encontraban sus enemigos. Los hombres de Cassio, expertos en combate, se desplegaron alrededor del barco, asegurando todas las posibles salidas. Se movían con precisión militar, sus armas listas y sus sentidos agudizados. En silencio, rodearon estratégicamente el barco, formando un cerco impenetrable. Al llegar al barco, Cassio lideró el grupo con Marcelo y Salvatore a su lado. La tensión era palpable mientras avanzaban con sigilo por la pasarela de acceso al barco. Cada uno de ellos estaba preparado pa
FIN DE LA PESADILLA. April abrió los ojos lentamente y lo primero que vio fue a Marcelo a su lado, dormido con su mano entrelazada, una cálida sonrisa ilumina su rostro. Una sensación de tranquilidad y amor inunda su pecho, como si finalmente hubieran vencido todos los demonios que los acechaban. Con dificultad, extendió su mano para acariciar el cabello de su esposo, pero el movimiento lo despertó. Sus ojos se encontraron y en ese instante, él se incorporó rápidamente. ―Mi amor ―susurro Marcelo con voz suave, y April le respondió con una sonrisa tierna, instándolo a acercarse. El hombre obedeció solo para ser recibido por sus labios en un beso suave pero cargado de significado. Marcelo se apartó y miró el rostro de su mujer, finalmente la pesadilla había terminado y ahora solo quedaba ser felices. ―¿Quieres agua? ―pregunto al ver que ella no decía una palabra. ―No. ―murmuro April ―Yo… solo quiero saber… Había recordado al bebe, aunque hizo lo posible para protegerlo, aún era mu
RECUERDO NUESTRO PASADO. April bajo la cabeza y miró sus dedos que apretaban con fuerza la sabana. ―Yo… te mentí. ―susurro. ―¿Me mentiste? ―Sí. Marcelo apretó las cejas sin comprender, para él, April era la mujer perfecta. ―Amor, explícate por qué no entiendo, ¿vale? ―dijo alzando con delicadeza su rostro y dándole una sonrisa ―Si dices que me mentiste, estoy seguro de que fue por una razón. Y antes de que hables, quiero que sepas que te perdono. Nada, escucha bien, nada va a separarme de ti. ―en sus ojos había determinación ―Ni siquiera la muerte. Ella de repente lo abrazó y cerró los ojos. ―Te recuerdo… ―murmuro mientras las lágrimas bañaban sus mejillas ―… Recuerdo nuestro pasado. ―Shhh, no llores. ―se apartó un poco y acunó su cara. ―¿Cómo así qué me recuerdas? ―Es que… nunca te dije que había perdido la memoria. Perdí mis recuerdos en el accidente donde murieron mis padres. Y allí, también te perdí a ti. Marcelo la miró en silencio tratando de procesar sus palabras, per