Capítulo 288
Si María y el bebé estuvieran vivos, tal vez también estaría dedicándose a la educación prenatal todos los días.

El hombre esbozó una sonrisa sombría que se desvaneció casi al instante.

Cada vez que Marina escuchaba a Diego leer esos libros médicos tan densos y complejos, el sueño comenzaba a invadirla por completo. Justo cuando estaba a punto de sucumbir al cansancio, el celular vibró: Yolanda le estaba enviando una videollamada.

Marina alzó al instante la barbilla e hizo un gesto con la mano, indicando a Diego que se retirara. Cuando él salió, ella esbozó una sonrisa ligera antes de aceptar la llamada.

Yolanda, con una mirada atenta, la observó entusiasta antes de hablar:

—Marina, ¿te has dado cuenta de que tu cara se ve un poco más redonda?

—... Últimamente he estado comiendo mucho y no he hecho nada de ejercicio —respondió Marina con una sonrisa algo incómoda.

Después de tantos días solo comiendo y durmiendo, era natural que cualquier persona subiera de peso.

—Te cuento que la fami
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