Capítulo296
Por culpa de la llamada de Armando, Marina por fin lo comprendió todo.

La puerta se cerró con un fuerte estruendo.

El hombre fue expulsado del dormitorio. Pensó: ¿Acaso esta mujer no estaba profundamente enamorada de Diego? ¿Cómo podía rendirse tan fácilmente solo porque su padre se oponía?

—Marina, ¿es que ya no me amas? ¿De verdad quieres entregarme a Leticia para que haga conmigo lo que se le antoje? —preguntó con un tono de nostalgia y una sonrisa llenade ironía.

—¿De qué hablas? ¡Esto, no tiene ni pies ni cabeza! —Suspiró, claramente irritada, y alzando la voz, respondió—. Eres libre. Si decides estar con otra mujer, yo no tengo nada que opinar. Ahora me voy a dormir. No me molestes más. ¡Pues que sepas que no voy a Estelaria!

...

A la mañana siguiente, Marina salió del dormitorio arreglada. Aún adormilada, se frotaba los ojos cuando, al levantar la mirada, se dio cuenta de que la casa estaba llena de grullas de papel.

—¿Qué es esto…? —De inmediato, sus sentidos se agudizaron.

—Pa
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