Capítulo 285
—Marina, esta agua, que al principio estaba fría, ya está tibia, y en poco tiempo estará lo suficientemente caliente como para cocer la yema de huevo. Mi corazón, sin embargo, ya ha sido cautivado por ti. De solo gustarme, he llegado a amarte.

Cuando Marina despertó, sus ojos estaban llenos de lágrimas, aunque no era consciente de ello.

Se llevó una mano a la oreja, reviviendo en ese instante las palabras que Diego había susurrado en su sueño.

Subió la manta hasta cubrirse por completo y, oculta bajo las sábanas, comenzó a llorar en silencio.

Un mes después, entendió algo: el hombre que dormía en la habitación contigua ya no era el Diego que ella conocía.

Qué desastre...

Mientras tanto, en la habitación de al lado, él observaba con detenimiento a la mujer que se acurrucaba bajo las sábanas. Con el dedo índice, jugaba distraído con el estuche de su celular, perdido en sus pensamientos.

Era curioso, ¿por qué volvía a dudar? Antes de la hipnosis, Marina ya había sido sometida a una brutal
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