Capítulo 109
Yolanda pasó la noche viendo programas, emocionada.

Al amanecer, bostezando, abrió la puerta y entró.

Aún medio dormida, se sorprendió un poco al ver a un hombre saliendo de la cocina con una toalla alrededor de la cintura y el desayuno en las manos.

Diego apenas le dirigió una mirada antes de dirigirse a la habitación de Marina con el desayuno.

Yolanda intentó seguirlo, pero él cerró la puerta de un solo golpe y echó el cerrojo.

—No entres —ordenó con voz grave.

¿Qué estaba pasando?

Diego dejó en ese momento el desayuno en la mesa y se acercó a la cama, levantando la manta.

—Marina, despierta y come algo antes de seguir durmiendo.

Ella no se movió, se encontraba profundamente dormida.

Diego deslizó un dedo frío por su muslo, subiendo poco a poco.

Marina se estremeció y se dio la vuelta somnolienta, envolviéndose más en la manta.

—Despierta y come —repitió.

—No tengo hambre —murmuró sin abrir los ojos.

—Bien.

Diego se inclinó y comenzó a besarle con suavidad la oreja, la mejilla y
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