Capítulo 74

Sólo eran las siete de la tarde. Pensó que se moriría si se quedaba allí sola, hora tras hora, dándole vueltas a la cabeza. Entonces recordó a Celia. ¿Cómo podía haberse olvidado de su hermana? Ya debía de haber hablado con Antonio, pero no la había llamado. Bien, llamaría ella.

Cogió el móvil y marcó su número.

—Hola, Laura.

—Celia… ¿Qué tal va todo? No he podido llamarte antes. Lo siento, he estado todo el día en los juzgados. Dime, ¿qué tal ayer con Antonio?

—No tengo ganas de hablar de ello. Creo que con eso está dicho todo, ¿no te parece?

—¿Estás en casa?

—Sí.

—Pues voy para allá, no tardo nada —y colgó antes de que Celia pudiera poner alguna objeción.

Era insano estar todo el día dándole vueltas a su situación con Sergio. Insano y egoísta. Había otras personas con problemas sobre la faz de la tierra y su hermana era una de ellas. Y la necesitaba.

—Tú lo sabías y no me lo dijiste.

Fueron las primeras palabras de Celia al encontrarse cara a cara con su hermana. Laura entró y cerró
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