Capítulo 147

—En mi camarote dormían otros cinco hombres —respondió Jared con voz ronca—. Y todos tenían un oído muy fino —comentó frunciendo el ceño. En más de una ocasión sus compañeros se habían burlado unos de otros por los ruidos nocturnos que se escuchaban en el camarote—. No me hacía especial ilusión convertirme en el blanco de sus bromas —afirmó con una sonrisa en los labios—. Por lo tanto solo podía soñar e imaginar cada una de las cosas que te haría cuando por fin te tuviera a mi lado. ¿Quieres saber cuáles eran?

Nuria asintió con un jadeo, e intentó envolver las caderas del hombre con sus piernas, pero este se apartó de ella apoyándose sobre los codos. La observó con una sonrisa ladina en los labios y agachó la cabeza hasta posar los labios sobre sus voluptuosos pechos. Mordisqueó los pezones por encima de la tela hasta que la escuchó gemir. Unió su pene erecto y dolorido a la ingle cubierta por los vaqueros de la mujer y se balanceó contra ella. Nuria alzó las caderas, pegándose más a
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