Capítulo 3

—¡Oye, yo también quedé perjudicada! Además, ¿qué hacías que no mirabas hacia delante? Tu pudiste evitarlo, en cambio yo no, ni que tuviera ojos en la espalda —reclame.

¿Cómo es que no pude percibirlo? ¿Tan distraída me tenía aquel chico?

—¿Ahora es mi culpa? —Se ofende y suena tan egocéntrico que me choca.

—No hay nada que una buena lavada no arregle, nada está perdido amigo. —Llega el otro chico haciéndole ver el lado bueno al malhumorado que tengo al frente.

—Y tú ¿quién eres? —Finalmente levanta la mirada.

Mostrando frialdad y poca educación.

—Me llamo Super Crow, un placer. —Ofrece su mano y el chico ni se molesta en echarle un ojo.

—¿Cómo que Super? ¿Qué clase de nombre es ese? No creí que se pudiera usar como nombre. —Lo ve extraño y Super aleja su mano por haber recibido el presionado.

—¡Que grosero eres! —Me enojé.

—¿Lo dice…? —insinúa arqueando su ceja.

—Star Cronin —respondí cruzándome de brazos y el chico queda atónito.

-¿Estrella? —Era como si estuviera en shock.

—Que lindo nombre, ¿no? Tan peculiar como sus ojos —dice Super algo embobado.

-¡Estrella! —grita Meghan y volteo a mirarla para luego darnos un gran abrazo.

—Meghan, te extrañé muchísimo. —Nos separamos del abrazo.

—Yo también Tita —dice mi apodo—, las vídeo llamadas no ayudaron, pero nunca fue suficiente.

—Ni me lo digas —di un largo suspiro y ella mira al chico pelirrojo que le había derramado los helados.

—Creí que me esperarías en el auto. —Meghan lo ve desconcertada.

—Pues quería recibir una estrellita con su helado favorito, si es que aún seguía siendo ese sabor —responde el pelirrojo y no logro entender.

¿Cómo sabe que es mi favorito? Creo que él no sabía nada mí.

—Si sigue siendo su favorito —contesta Meghan por mi y luego me mira—. ¿No te habrás olvidado de Ross, verdad? —me pregunta y hago un gesto de sorprendida.

Si que había cambiado bastante, ya no era el chico lindo pelirrojo sabelotodo, de hecho, parecía todo lo contrario, sigue siendo atractivo, pero ya no más el chico inocente.

—Como estabas enamorada de mí, no creí que fuera fácil de olvidar —dice Ross muy creído y lo miro mal.

¡Ja! Lo dice el chico que aún recuerda el sabor favorito de mi helado sin haberme preguntado, eso me da entender que me espiaba.

Entonces si me notó, un momento… ¿acaso era muy obvio? Yo jamás se lo dije ni a Meghan y no es porque no confiara en ella, es que no quería incomodarla o algo por el estilo, ya que somos como hermanas y sería casi que casi un incesto, ¿no?

—Para ser muy inteligente, eres un idiota a veces Ross —Meghan rueda sus ojos y luego nota a Super—. ¿Y tú eres? —Lo ve extrañada.

—Super Crow —ofrece su mano al presentarse—, compañero de vuelo de cinco minutos.

— ¿Cómo de cinco minutos? El vuelo dura casi cuatro horas —dice muy divertida.

—Me tuve que cambiar de asiento porque es alérgica a los gatos. —Super alza el Kennel y tapo mi nariz.

—Es intolerante a los felinos —responde Ross.

Era la única de la manada que es alérgica a los gatos, no sé cómo ellos pueden soportar su olor.

—¿Por qué mis manos están pegajosas? —pregunta Meghan abriendo y cerrando su mano.

—Pues estrellita chocó conmigo de espaldas y nos embarramos los dos de helado —explica Ross.

—Bueno, tendrán que cambiarse antes de subirse al auto, papá me mataría si ve alguna suciedad —nos dice Meghan.

—Sí claro. —Ross está de acuerdo y luego mira a mi amigo—. ¿Necesitas que te llevemos a algún lado?

—Bueno, iba a pedir un taxi, pero si eres tan amable, no hay por qué —sonríe Super.

—Créeme que si no fueras amigo de estrellita, fueras un cero a la izquierda para mí —lo deja con la palabra en la boca, toma mi maleta y se va caminando.

—Que sincero —dijo Super un tanto incómodo.

—Eso es poco —le informa Meghan y comenzamos a caminar juntos hacia la salida.

—Creí que tenías licencia de conducir —inicie como tema de conversión, ya que pensé que vendría sola.

—La tengo, pero aún no puedo manejar sin la supervisión de un adulto y como ves, Rosa tampoco confía en mí, así que tuvo que traerme —bufa mi amiga.

—Pues debes darles señales como para que no confien en ti —comenta Super algo entrometido, sin embargo, mi amiga no lo tomo a mal.

—Puede que tengas razón. —Se encoge de hombros.

Salimos del aeropuerto y nos dirigimos al estacionamiento, encontrando a Ross guardando mi equipaje en el maletero. Mis estornudos se vuelven más constantes sin poder evitarlo.

—Creo que tendremos que pasar por una farmacia primero estrellita, no puedo permitir que te enfermes —dice Ross examinándome.

—Estoy bien —respondo.

—No lo estás —me contradice.

—Que sí, ya deja de preocuparte —ruedo mis ojos.

—Y ¿cómo no hacerlo? Eres la hija del jefe —responde bastante obvio.

Genial, ahora ya no soy la mejor amiga de su prima, si no que pase a ser la hija del jefe.

—Yo me puedo ir en taxi —propone Super.

—Eso parece ser buena idea —Ross está de acuerdo.

—No tienes porque, está todo bien. —Me siento apenada.

—Es eso o que acabes en el hospital —me responde y se despide con un beso en la mejilla—, nos mantendremos en contacto y prometemos no oler a gato para cuando nos veamos —me susurra.

Saca algo de su bolsillo y me lo da, era un papelito con su número, se despide de los demás muy lejanamente y se dirige hacia la estación de taxis, mientras que yo quedo hechizada por él.

— ¿Qué fue lo que te dio? —me pregunta Meghan y le muestro el papel— A ese chico le gustas, no tardes en llamarlo o pensará que no estás interesada en él.

—Pensé que debía tardar para hacerme la interesante —bromee.

—No creas todo lo que dice internet —me aconseja Meghan.

—Esta bien, lo llamaré cuando llegue a casa —le aviso.

—Ah si? Pues para que eso pase, primero tendrías que tener su número, cosa que no tendrás. —Ross me arrebata el papel e intento quitárselo.

—¡Oye, deválemelo! —exijo.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo