—¡Oye, yo también quedé perjudicada! Además, ¿qué hacías que no mirabas hacia delante? Tu pudiste evitarlo, en cambio yo no, ni que tuviera ojos en la espalda —reclame.
¿Cómo es que no pude percibirlo? ¿Tan distraída me tenía aquel chico? —¿Ahora es mi culpa? —Se ofende y suena tan egocéntrico que me choca. —No hay nada que una buena lavada no arregle, nada está perdido amigo. —Llega el otro chico haciéndole ver el lado bueno al malhumorado que tengo al frente. —Y tú ¿quién eres? —Finalmente levanta la mirada. Mostrando frialdad y poca educación. —Me llamo Super Crow, un placer. —Ofrece su mano y el chico ni se molesta en echarle un ojo. —¿Cómo que Super? ¿Qué clase de nombre es ese? No creí que se pudiera usar como nombre. —Lo ve extraño y Super aleja su mano por haber recibido el presionado. —¡Que grosero eres! —Me enojé. —¿Lo dice…? —insinúa arqueando su ceja. —Star Cronin —respondí cruzándome de brazos y el chico queda atónito. -¿Estrella? —Era como si estuviera en shock. —Que lindo nombre, ¿no? Tan peculiar como sus ojos —dice Super algo embobado. -¡Estrella! —grita Meghan y volteo a mirarla para luego darnos un gran abrazo. —Meghan, te extrañé muchísimo. —Nos separamos del abrazo. —Yo también Tita —dice mi apodo—, las vídeo llamadas no ayudaron, pero nunca fue suficiente. —Ni me lo digas —di un largo suspiro y ella mira al chico pelirrojo que le había derramado los helados. —Creí que me esperarías en el auto. —Meghan lo ve desconcertada. —Pues quería recibir una estrellita con su helado favorito, si es que aún seguía siendo ese sabor —responde el pelirrojo y no logro entender. ¿Cómo sabe que es mi favorito? Creo que él no sabía nada mí. —Si sigue siendo su favorito —contesta Meghan por mi y luego me mira—. ¿No te habrás olvidado de Ross, verdad? —me pregunta y hago un gesto de sorprendida. Si que había cambiado bastante, ya no era el chico lindo pelirrojo sabelotodo, de hecho, parecía todo lo contrario, sigue siendo atractivo, pero ya no más el chico inocente. —Como estabas enamorada de mí, no creí que fuera fácil de olvidar —dice Ross muy creído y lo miro mal. ¡Ja! Lo dice el chico que aún recuerda el sabor favorito de mi helado sin haberme preguntado, eso me da entender que me espiaba. Entonces si me notó, un momento… ¿acaso era muy obvio? Yo jamás se lo dije ni a Meghan y no es porque no confiara en ella, es que no quería incomodarla o algo por el estilo, ya que somos como hermanas y sería casi que casi un incesto, ¿no? —Para ser muy inteligente, eres un idiota a veces Ross —Meghan rueda sus ojos y luego nota a Super—. ¿Y tú eres? —Lo ve extrañada. —Super Crow —ofrece su mano al presentarse—, compañero de vuelo de cinco minutos. — ¿Cómo de cinco minutos? El vuelo dura casi cuatro horas —dice muy divertida. —Me tuve que cambiar de asiento porque es alérgica a los gatos. —Super alza el Kennel y tapo mi nariz. —Es intolerante a los felinos —responde Ross. Era la única de la manada que es alérgica a los gatos, no sé cómo ellos pueden soportar su olor. —¿Por qué mis manos están pegajosas? —pregunta Meghan abriendo y cerrando su mano. —Pues estrellita chocó conmigo de espaldas y nos embarramos los dos de helado —explica Ross. —Bueno, tendrán que cambiarse antes de subirse al auto, papá me mataría si ve alguna suciedad —nos dice Meghan. —Sí claro. —Ross está de acuerdo y luego mira a mi amigo—. ¿Necesitas que te llevemos a algún lado? —Bueno, iba a pedir un taxi, pero si eres tan amable, no hay por qué —sonríe Super. —Créeme que si no fueras amigo de estrellita, fueras un cero a la izquierda para mí —lo deja con la palabra en la boca, toma mi maleta y se va caminando. —Que sincero —dijo Super un tanto incómodo. —Eso es poco —le informa Meghan y comenzamos a caminar juntos hacia la salida. —Creí que tenías licencia de conducir —inicie como tema de conversión, ya que pensé que vendría sola. —La tengo, pero aún no puedo manejar sin la supervisión de un adulto y como ves, Rosa tampoco confía en mí, así que tuvo que traerme —bufa mi amiga. —Pues debes darles señales como para que no confien en ti —comenta Super algo entrometido, sin embargo, mi amiga no lo tomo a mal. —Puede que tengas razón. —Se encoge de hombros. Salimos del aeropuerto y nos dirigimos al estacionamiento, encontrando a Ross guardando mi equipaje en el maletero. Mis estornudos se vuelven más constantes sin poder evitarlo. —Creo que tendremos que pasar por una farmacia primero estrellita, no puedo permitir que te enfermes —dice Ross examinándome. —Estoy bien —respondo. —No lo estás —me contradice. —Que sí, ya deja de preocuparte —ruedo mis ojos. —Y ¿cómo no hacerlo? Eres la hija del jefe —responde bastante obvio. Genial, ahora ya no soy la mejor amiga de su prima, si no que pase a ser la hija del jefe. —Yo me puedo ir en taxi —propone Super. —Eso parece ser buena idea —Ross está de acuerdo. —No tienes porque, está todo bien. —Me siento apenada. —Es eso o que acabes en el hospital —me responde y se despide con un beso en la mejilla—, nos mantendremos en contacto y prometemos no oler a gato para cuando nos veamos —me susurra. Saca algo de su bolsillo y me lo da, era un papelito con su número, se despide de los demás muy lejanamente y se dirige hacia la estación de taxis, mientras que yo quedo hechizada por él. — ¿Qué fue lo que te dio? —me pregunta Meghan y le muestro el papel— A ese chico le gustas, no tardes en llamarlo o pensará que no estás interesada en él. —Pensé que debía tardar para hacerme la interesante —bromee. —No creas todo lo que dice internet —me aconseja Meghan. —Esta bien, lo llamaré cuando llegue a casa —le aviso. —Ah si? Pues para que eso pase, primero tendrías que tener su número, cosa que no tendrás. —Ross me arrebata el papel e intento quitárselo. —¡Oye, deválemelo! —exijo.—No —dijo autoritario. —¿Y por qué no? —Me cruzo de brazos algo molesto. —No voy a permitir que hables con extraños —imitando mi pose. —No seas molesto Ross, hace rato hasta dijiste que lo podrías llevar a casa por ser amigo de Star y ahora te resulta un extraño, eso no tiene sentido —me defiende Meghan. —Y que ni se le ocurre hacerte daño, no le conviene —amenaza— y tu tampoco a él, hay chicos mejores. — ¿Quién lo aconseja? ¿Él mujeriego que llevas dentro? —dijo Meghan. —¡Jódete Meghan! —Rompe el papelito frente a nuestras narices y deja caer los pedazos en el suelo—. Vayamos a casa. Cierra el maletero y se dirige a la puerta del piloto. — ¿Qué le sucede? —le preguntó a mi amiga. —No lo sé, siempre se ha comportado extraño, no me sorprende la verdad. —No le da importancia y camina hacia la puerta del copiloto. Yo también camino hacia la puerta trasera del copiloto y la abro, pero antes de subirme, algo me distrae, el movimiento de Ross quitándose la camisa y dejando ver aque
Mientras que Meghan entró a su hogar como si nada haciéndoles creer a sus padres que solo había salido a comprar chucherías, por lo que puedo entender el porque le pidió tantas cosas a Ross antes de bajarse a comprar en la farmacia. Según Ross, nadie entraba mucho al garaje y tampoco es que íbamos a estar mucho tiempo ahí. —Muy bien estrellita, hora de irnos —dice Ross entrando al garaje lanzándome un casco y con rapidez lo atajo— solo tengo uno, así que pontelo para que nadie te vea. — Debes tener dos por si acaso —le informe en forma de seguridad. —Nunca lo necesito, siempre anduve solo —se encoge de hombros. — ¿Entonces nunca llevas a nadie aquí? —Apoyo mi trasero en su moto. Se acerca peligrosamente a mi y eso me confunde. —Las he llevado al cielo sobre la moto, pero jamás a su casa, por eso tengo un solo casco, para tener la excusa de que sin uno extra no puedo llevarlas a casa por seguridad —se detiene frente a mí quedando a solo centímetros. —Eso quiere decir que has ten
—Seguramente debes tener problemas de olfato, es un olor difícil de olvidar, creo que hasta reconocible, pero no recuerdo de dónde —dice otro chico. —Lo lamento, ya saben cómo soy. —Se encoge de hombros. —Hoy la facultad tendrá una fiesta, ¿vendrás? —pregunta la chica que lo había besado. —Solo si ti vas —coquetea él. No sé porque eso me ha hecho sentir mal, muy enojada, tanto que comencé a botar humo por nariz, decidí respirar y calmarme, lo último que quiero es llamar la atención y además arruinarle el sueño a Ross por haber trabajado tanto en este taller. —Perfecto, entonces vámonos. —Toma su mano y lo hala, pero él no se deja. —Luego los alcanzo, debo terminar unos asuntos. —¿Necesitas ayuda? —ofrece la chica de forma muy sensual. —No ese tipo de ayuda Chloe, gracias. —La aparta. —Bueno bro, nos vemos en la fiesta. —Se despiden sus amigos convirtiéndose en lobos y yéndose. —¿Estás seguro? —insiste la Chloe. —Muy seguro. La chica besa sus labios y él los recibe, luego se
—¡Al diablo las reglas! Después de tantos intentos, por fin pudimos tener una bebé y ahora la quieren muerta, no lo permitiré, lucharemos por ella y por esta manada, ella es una de nosotros y pelearemos por ella —exige mi madre y se debilita, papá con suerte la sostiene con rapidez. —Recuerda que estas enferma Nina —él se sentía mal. —Mami… —interrumpo y ambos me miran. —Star —dicen al unisono sorprendidos. —¿Cuánto tiempo llevas ahí? —me pregunta papá y siento temor. —No mucho —respondí con timidez. —¿Escuchaste algo de lo que… —mamá lo interrumpe. —Mack, déjala, es una niña —No se que haría sin mamá. No es que papá me trate mal, solo que es muy estricto, él jugaba mucho conmigo hasta que mamá volvió a presentar los síntomas de su enfermedad. Ellos no me lo han querido contar, pero son los jefes de la manada, mi padre es el alfa y mamá es la beta, tienen historias juntos y la cuentan en la escuela nocturna, en el día voy a clases de los humanos y de noche a la escuela de lobo
—Desde que arrancaste la flor Mack, su pequeña isla se marchito, aún no sabemos que pudo haber sido, tal vez la arrancaste mal o tal vez era la última, eso no lo sabemos ya que desde la guerra con los demonios envenenaron nuestras tierras, ella se salvó gracias a la isla en la que estaba, ya que extrañamente su tierra no conectaba con la nuestra, posiblemente sea gracias al río que la rodeaba que esté también estaba lleno de poder bendecido por los dioses, pero este ahora se encuentra seco. —Lo lamento, no lo sabía, el dios Sam dijo que habían muchas y que no les iba a importar si me llevaba una, creí que ustedes también tuvieron que pelear con los demonios. —No fue fácil, pero lo logramos, sin embargo, tuvimos muchas pérdidas. —Lo siento tanto… creí que la flor era tan fuerte como para vencer al mal. —Solo cuando es consumida, cuando es una planta, es débil y sencilla de matar, de igual forma, no podían contra ellas, solo que cada demonio puso de su parte para que están murier
Ella se ve bastante nerviosa y yo sigo esperando que me responda. —Claro Star, el tiempo que estuviste lejos, eso fue un sacrificio como para que vengas a morir —se excusa y luego lo recuerdo. Tenía razón, su familia sacrificó demasiado para llevarme lejos por órdenes de mi padre ya que este no me quería ver desde que maté a mamá. No tuvo las bolas de llevarme él mismo porque estaba enojado conmigo. —Lo siento. —Baje mi mirada—. No tengo muchos recuerdos de lo que sucedió. —Es porque fue tan traumático que tal vez tu mente este bloqueando esos recuerdos. —Me abraza. Posiblemente sea adrede, ya que quiero fingir por un momento que nada de lo que paso es mi culpa. —Lo siento. —¿Por tu olor? Trataré de tolerarlo. —Se separa tapándose la nariz y haciéndome reír. Eso significa que lo va a aceptar. —Llevaré conmigo las pastillas. —Eso no va a funcionar por mucho tiempo, creo que deberás tener inyecciones, además, debes quitártelo en algún momento porque o si no los anti
—Para eso hay un vigía, la idea es ser libre y en tal caso de que se acerque un humano, pues nos transformamos en humanos y todo se verá como adolescentes haciendo travesuras, pero normalmente estamos transformados en humanos para este tipo de fiestas. —¿Y los padres? —Creen que estamos vigilando el bosque mientras nos acompañamos, como si fuera una especie de pijama —se ríe mientras nos adentramos al bosque. —¿Alguna vez se le ha unido humanos? —Nop, ni nos unimos a las fiestas de los humanos tampoco por seguridad. —¿A qué te refieres con seguridad? Tampoco que nos transformemos de forma irresponsable. —La verdad es que no lo sé, pero así lo decidió tu padre, de igual forma no nos llevamos muy bien. —Comprendo, una cosa es camuflarnos entre ellos y otra familiarizar. —Exacto, además, ya que somos muchos, ya hemos creado nuestro grupo en la escuela, así que no estamos solos ni con necesidad de hacer amistad con los humanos. Aquí tuvieron suerte, donde vivo soy la única adolesc
—Por supuesto que no princesa —me sorprende que aún siga vivo, así que lo abracé. —Claro que sí, me la quise dar de ruda y enfrentar los he sea que tuviéramos en frente en vez de llamar a la manada, papá me va a regañar, pues para eso es el aullido, para comunicar en tal caso de estar lejos de la manada, yo pude haber evitado que esto te sucediera. —Seguí llorando sintiéndome como estúpida. —Eres muy pequeña como para actuar de esa manera. —Para eso fuimos criados Gendu, para actuar con madurez, los inmaduros solo generan accidentes. —Lo importante es que siempre encuentres una solución. —Gendu lo siento. —Nada de lo que diga hará que me sienta mejor. —Estaré bien. —Estas agonizando, no puedes mentirme, sabes que podemos olerlo. —Lo sé, no es tan ventajoso para mí. —Cuando tu familia se enteré seguramente me odiara y querrá venir a matarme, lo aceptaré porque me lo merezco. —Yo no tengo familia Star, ser guardián es muy riesgoso, así que entrenan a huérfanos para se