Capítulo 5

Mientras que Meghan entró a su hogar como si nada haciéndoles creer a sus padres que solo había salido a comprar chucherías, por lo que puedo entender el porque le pidió tantas cosas a Ross antes de bajarse a comprar en la farmacia.

Según Ross, nadie entraba mucho al garaje y tampoco es que íbamos a estar mucho tiempo ahí.

—Muy bien estrellita, hora de irnos —dice Ross entrando al garaje lanzándome un casco y con rapidez lo atajo— solo tengo uno, así que pontelo para que nadie te vea.

— Debes tener dos por si acaso —le informe en forma de seguridad.

—Nunca lo necesito, siempre anduve solo —se encoge de hombros.

— ¿Entonces nunca llevas a nadie aquí? —Apoyo mi trasero en su moto.

Se acerca peligrosamente a mi y eso me confunde.

—Las he llevado al cielo sobre la moto, pero jamás a su casa, por eso tengo un solo casco, para tener la excusa de que sin uno extra no puedo llevarlas a casa por seguridad —se detiene frente a mí quedando a solo centímetros.

—Eso quiere decir que has tenido sexo con ellas sobre la moto, ¿cómo es eso posible? —No logro imaginármelo.

—Para mi nada es imposible, ¿quieres que te muestre como? —Se muere en labios con provocación.

—Uy no, que asco. —Le hago una mueca de asco.

—Ambos sabemos que sería todo lo contrario —se inclina acercando más sus labios.

Yo cierro mis ojos con fuerza, preparándome para mí primer beso, pero él solo se ríe haciéndome abrir los ojos.

—Vamos, tenemos que ocultarte y yo necesito colocarme una camisa nueva —me hace a un lado para subirse a su moto.

—No subiré ahí donde has tenido sexo —protesto.

—¿Por qué no? Está más que desinfectado, lo limpio a diario ya que a veces queda el olor y no quisiera que mi chica notara eso, ella si que tiene un olfato muy sensible —dice divertido.

—¡¿Tienes novia?! —me sorprendo.

—Es complicado… ¿subirás o no? —me pregunta y yo me niego— oh vamos estrellita, los tíos en algún momento entrarán y te verán, debemos irnos.

—Me iré caminando. —Me coloco el caso—. Así nadie notará que soy yo.

—Pueden olerte igual, la idea es ir rápido estrellita.

—No me digas así —me irrito.

—¡Oye, tranquila! —alza sus manos a la defensiva— siempre te dije así, ¿lo recuerdas?

-No.

—Súbete —suspira—, por favor estrellita, solo tienes dos opciones, subirte sobre mí y no poder tocar a lo que sea que te dé asco o subirte detrás de mí tocando aquello que te da asco.

—Ya quisieras tu que me suba sobre ti —resoplo mi nariz.

—Solo me gusta bromear y coquetear por diversión, pero jamás quisiera que estuvieras sobre mí, eres la hija del jefe —explica nuevamente.

—Y mi maleta? No la bajeste del auto —le recuerdo y maldice para sí mismo.

—Cierto, ya vuelvo. —Se baja la moto dejando las llaves en ellas.

No sé porque, pero algo loco se me acaba de ocurrir, me subí a la moto, la encendí y arranque en ella. Salí del garaje pasando por al lado de Ross.

—¡No, no, no! ¡Estrellita regresa, no sabes dónde vivo! —Logro escuchar de él, pero no preste atención.

Por supuesto que sabía en dónde vivía. Sabía que Ross vivía en una cabaña fuera de la ciudad, así que tome camino hacia el bosque por la carretera, pude presentar pisadas entre el bosque, seguramente era la manada vigilando.

Será muy difícil ocultarme, entre lobos nos reconocemos a lo lejos por el olor, lo más probable es que ya supieran de mí desde que pise Grecia al bajar del avión.

Puedo escucharlos murmurando y preguntándose quién soy entre el bosque. Y también lo siento a él, me estaba persiguiendo, lo sabía.

Llego a la cabaña y freno de golpe cuando se atraviesa en mi camino Ross, estaba convertido en lobo, su pelaje era entre pelirrojo en la parte superior y blanco en la parte inferior, llevaba mi maleta es su espalda como si fuera una mochila y su tamaño era el triple del mío. Somos más grandes que los humanos, casi del tamaño de unos osos.

—¡Estás loca! —Me reclamo cuando se convierte en humano—. Ahora todos buscan tu olor y los atraerás aquí.

—No veo la diferencia —ruedo mis ojos.

—Mi olor podría haberte cubierto estrellita, entiende eso, no me hagas esto más difícil —se vio un tanto molesto.

Yo me baje de la moto y solo la arrastré hasta el taller de Ross.

—No creí que supieras dónde vivo, ¿acaso me acosabas de pequeña? No creí que tú amor era obsesivo —me persigue mientras se burla.

—Jamás olvidaré cuando me recataste ese día y me trajiste aquí, tengo vagos recuerdos de lo que pasó, pero no he podido olvidar cuando me trajiste aquí y me consolaste —confesé dejándolo sin palabras.

—Puedes recordar eso, pero no recuerdas que siempre te decía estrellita —lo encuentra increíble y hasta yo también lo encuentro así.

—No te sorprendas, aún hay cosas extrañas en mí —me sentí mal.

— ¿Cómo que extrañas? Siempre fuiste virtuosa —me detengo, me quito el caso y lo veo.

—Creí que todos me odiaban y que por esa razón me desterraron para no matarme.

Él también se detuvo y me miro, iba a llorar, pero me estaba conteniendo.

—Ay estrellita. —Me abraza con rapidez y me acaricia el cabello—. Yo jamás te odiaría, lo que pasó aquella vez no fue tu culpa, yo… —Se interrumpe a sí mismo—. Aquí vienen, escóndete.

Corremos juntos al taller y yo adentro en él junto con mi maleta, Ross cierra la puerta y me susurra del otro lado de que no haga ningún otro ruido.

Veo a mi alrededor detallando su taller, a Ross le encantaba esculpir madera, era bastante bueno, pero poco valorado por la familia y manada, ya que nuestro negocio familiar o de la manada, es la carne, tenemos carnicerías mundiales, con diferentes nombres, pero somos uno solo.

Normalmente es carne de animales que cazamos en el bosque, Ross no es muy fanático de la caza, se podría decir que hasta es vegetariano, ¿extraño, no? Un lobo vegetariano, solo como pescado para no perder proteína, ya que su cuerpo lo necesita para la fuerza. Aunque no sé si eso ha cambiado también.

Escucho pisadas, más que antes, milagrosamente el taller tiene un hoyo donde yo podía ver hacia ellos, pero estoy segura que ellos no pudieron verme, así que me puse a espiar.

Además de Ross, habían seis lobos en total que se habían detenido al frente de él, estos lobos se convierten en humanos dejándose ver a cuatro chicos y dos chicas, no logro ver bien como para detallarles su físico, pero sé que una de ellas se Acerca a Ross para dejarle un beso salvaje en los labios, por lo que deduje que ella es su asunto complicado.

—¡Oye hermano! Detectamos un olor bastante extraño y nos trajo hasta aquí, ¿no has visto algo que tenga que ver con eso? —pregunta uno de los chicos.

—Realmente no, pero ¿qué tan extraño es? —responde Ross.

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