—No —dijo autoritario.
—¿Y por qué no? —Me cruzo de brazos algo molesto. —No voy a permitir que hables con extraños —imitando mi pose. —No seas molesto Ross, hace rato hasta dijiste que lo podrías llevar a casa por ser amigo de Star y ahora te resulta un extraño, eso no tiene sentido —me defiende Meghan. —Y que ni se le ocurre hacerte daño, no le conviene —amenaza— y tu tampoco a él, hay chicos mejores. — ¿Quién lo aconseja? ¿Él mujeriego que llevas dentro? —dijo Meghan. —¡Jódete Meghan! —Rompe el papelito frente a nuestras narices y deja caer los pedazos en el suelo—. Vayamos a casa. Cierra el maletero y se dirige a la puerta del piloto. — ¿Qué le sucede? —le preguntó a mi amiga. —No lo sé, siempre se ha comportado extraño, no me sorprende la verdad. —No le da importancia y camina hacia la puerta del copiloto. Yo también camino hacia la puerta trasera del copiloto y la abro, pero antes de subirme, algo me distrae, el movimiento de Ross quitándose la camisa y dejando ver aquellos trazos bien marcados en su piel. —Cuidado se te cae la baba —bromea Meghan y yo reacciono. —Nada que ver. —Me pongo nerviosa. —Al menos disimula —sigue jodiendo y le hago un mal gesto— recuerda quitarte la camisa —me dice antes de subirse al auto. Ross también se sube y enciende el auto, yo con rapidez me quito la camisa y subo al auto también. —¿Ya estamos lis…? ¡Ay santo cielo! —Ross voltea a verme y queda perplejo. Yo me miró para saber que tenía algo de malo, pero no logro entender que es. No puede ser porque este en sostén, es como si estuviera en traje de baño, ¿no? —¿Qué sucede? —Meghan voltea a ver a dónde veía Ross y sus miradas hacia a mí me incomodan. —Tapate, ¿Quieres? —dice algo serio haciéndome sentir insegura o rechazada. ¿Saben? Esto es lo normal, pero muy en el fondo creí que cuando fuera grande todo iba a cambiar y que él ya no me vería como una niña. Pero tampoco puedo culparlo, jamás me vería con deseo si siempre me vio como una hermana, es por eso que siento rechazo y no placer por haberme visto de esta manera. — ¿Y qué tiene? Ni que estuviera desnuda —Meghan le pone los ojos en blanco y mira al frente— estás demasiado sobreprotector Ross, solo estamos nosotros nadie va a verla. —De acuerdo. —Lo acepta y se acomoda en su asiento. Yo con cierto cuidado me pongo la camisa sobre mí para que me tape y veo que Ross me lo agradece con la mirada por el retrovisor. Se veía bastante aliviado y eso me gusta, él pone el auto en marcha y nos vamos. No lo recordaba tan pelirrojo y sus ojos se han puestos en un tono azul más claro, él había cambiado y no solo esencialmente, ¿Ahora es un mujeriego? No puedo creerlo, ¿y eso en que momento paso? Tuvo que haber pasado algo muy duro para él como para convertirse en lo que es hoy en día. Agradezco y lamento no haber estado para él, pues si hubiera estado, me hubiera dolido, pero a su vez sé que querría tener a alguien que lo apoyara y lo entendiera. Además de su cuerpo de gimnasio, tenía un tatuaje en el hombro, era la imagen de un lobo, supongo que era él mismo, pues al cumplir los dieciocho cada uno debe tatuarse su propia imagen en alguna parte de nuestro cuerpo, una vez haciéndole honor. a nuestro origen. No faltaba mucho como para que Meghan y yo nos íbamos al club de los tatuados, pronto cumpliríamos los dieciocho. Como Ross había dicho, pasó por una farmacia y se bajó a comprarme medicamentos para la alergia, este entro sin camisa y podía jurar que nada más por eso le dejarían las cosas gratis. Él fue tan rápido ni le saque conversación a Meghan, solo nos quedamos callada escuchada la música que sonaba en el auto. En lo que Ross regresó con los medicamentos y otras cosas que pidió Meghan, no fuimos. Él me había pasado unas pastillas y una botella de agua para que así pudiera tomarmela y calmar mi alergia. Se veía tan adorable su lado sobreprotector y preocupado por mí, al menos en esa parte, sigue siendo el mismo. —¿Quieres que te lleve a dónde tu papá primero o hacemos parada a la casa de Meghan? —me pregunta Ross mirándome por el retrovisor. —Ehm… bueno —me pongo nervioso— papá no sabe que vine. —Ross freno de golpe. —¿Le ocultaste al alfa que vendrías? —Me mira sin poder creerlo. —Quería que fuera sorpresa —mi voz disminuye y muestro timidez. Lo sé, no paresco la típica loba ruda que todos están acostumbrados a ver en este tipo de historias. —Estoy muerto. —Cubre su rostro. —Exageras —dice Meghan. —Soy el omega Meghan, mi deber es seguir sus órdenes y avisar cualquier cosa que él no sepa —le recuerda. —Prometo no meterte en problemas —me adelanto y él me mira. —Tu ni siquiera deberías estar aquí, la verdad es que me sorprendí que vinieras, ya que alfa dijo que no volverías jamás —dijo Ross y eso me hizo sentir mal. —Solo está de paso, así que podríamos mantenerla oculta hasta que se vaya —propone Meghan y Ross no está acuerdo— ¡Por fis! —coloca sus ojos suplicante de cachorro. Ross me ve y Meghan me hace una seña para que ponga a hacer lo mismo que ella. Yo junto mis manos dejando caer la camisa que sujetaba para taparme, hago un puchero y con voz dulce digo; —Por favor. Él parece no resistirse a nuestro puchero, así que se rinde soltando un suspiro. —Alfa me arrancará el pelaje si se llega a enterar, pero de acuerdo. —Vuelve su vista al volante y nuevamente coloca el auto en marcha. —Gracias Ross —dije con delicadeza. —Tu padre viene mucho a casa, tendré que esconderte en mi taller —Suspira él. Agacho mi mirada, creo que voy a sentir algo de culpa si se mete en problemas. —No es necesario —respondo. —Soy el adulto aquí, me haré responsable, no quisiera que las regañasen —dijo sin más. Él solo tenía veinte y yo diecisiete, estaba siendo un poco dramático, yo puedo hacerme responsable de mí, pronto será una adulta también. Llegamos a la casa de los Zanetti, pero a la casa de Meghan, Ross vivía un poco más alejado con su padre. Nos bajamos del vehículo y me ocultaron en el garaje donde Ross tenía su moto, o eso era lo que me estaba explicando.Mientras que Meghan entró a su hogar como si nada haciéndoles creer a sus padres que solo había salido a comprar chucherías, por lo que puedo entender el porque le pidió tantas cosas a Ross antes de bajarse a comprar en la farmacia. Según Ross, nadie entraba mucho al garaje y tampoco es que íbamos a estar mucho tiempo ahí. —Muy bien estrellita, hora de irnos —dice Ross entrando al garaje lanzándome un casco y con rapidez lo atajo— solo tengo uno, así que pontelo para que nadie te vea. — Debes tener dos por si acaso —le informe en forma de seguridad. —Nunca lo necesito, siempre anduve solo —se encoge de hombros. — ¿Entonces nunca llevas a nadie aquí? —Apoyo mi trasero en su moto. Se acerca peligrosamente a mi y eso me confunde. —Las he llevado al cielo sobre la moto, pero jamás a su casa, por eso tengo un solo casco, para tener la excusa de que sin uno extra no puedo llevarlas a casa por seguridad —se detiene frente a mí quedando a solo centímetros. —Eso quiere decir que has ten
—Seguramente debes tener problemas de olfato, es un olor difícil de olvidar, creo que hasta reconocible, pero no recuerdo de dónde —dice otro chico. —Lo lamento, ya saben cómo soy. —Se encoge de hombros. —Hoy la facultad tendrá una fiesta, ¿vendrás? —pregunta la chica que lo había besado. —Solo si ti vas —coquetea él. No sé porque eso me ha hecho sentir mal, muy enojada, tanto que comencé a botar humo por nariz, decidí respirar y calmarme, lo último que quiero es llamar la atención y además arruinarle el sueño a Ross por haber trabajado tanto en este taller. —Perfecto, entonces vámonos. —Toma su mano y lo hala, pero él no se deja. —Luego los alcanzo, debo terminar unos asuntos. —¿Necesitas ayuda? —ofrece la chica de forma muy sensual. —No ese tipo de ayuda Chloe, gracias. —La aparta. —Bueno bro, nos vemos en la fiesta. —Se despiden sus amigos convirtiéndose en lobos y yéndose. —¿Estás seguro? —insiste la Chloe. —Muy seguro. La chica besa sus labios y él los recibe, luego se
—¡Al diablo las reglas! Después de tantos intentos, por fin pudimos tener una bebé y ahora la quieren muerta, no lo permitiré, lucharemos por ella y por esta manada, ella es una de nosotros y pelearemos por ella —exige mi madre y se debilita, papá con suerte la sostiene con rapidez. —Recuerda que estas enferma Nina —él se sentía mal. —Mami… —interrumpo y ambos me miran. —Star —dicen al unisono sorprendidos. —¿Cuánto tiempo llevas ahí? —me pregunta papá y siento temor. —No mucho —respondí con timidez. —¿Escuchaste algo de lo que… —mamá lo interrumpe. —Mack, déjala, es una niña —No se que haría sin mamá. No es que papá me trate mal, solo que es muy estricto, él jugaba mucho conmigo hasta que mamá volvió a presentar los síntomas de su enfermedad. Ellos no me lo han querido contar, pero son los jefes de la manada, mi padre es el alfa y mamá es la beta, tienen historias juntos y la cuentan en la escuela nocturna, en el día voy a clases de los humanos y de noche a la escuela de lobo
—Desde que arrancaste la flor Mack, su pequeña isla se marchito, aún no sabemos que pudo haber sido, tal vez la arrancaste mal o tal vez era la última, eso no lo sabemos ya que desde la guerra con los demonios envenenaron nuestras tierras, ella se salvó gracias a la isla en la que estaba, ya que extrañamente su tierra no conectaba con la nuestra, posiblemente sea gracias al río que la rodeaba que esté también estaba lleno de poder bendecido por los dioses, pero este ahora se encuentra seco. —Lo lamento, no lo sabía, el dios Sam dijo que habían muchas y que no les iba a importar si me llevaba una, creí que ustedes también tuvieron que pelear con los demonios. —No fue fácil, pero lo logramos, sin embargo, tuvimos muchas pérdidas. —Lo siento tanto… creí que la flor era tan fuerte como para vencer al mal. —Solo cuando es consumida, cuando es una planta, es débil y sencilla de matar, de igual forma, no podían contra ellas, solo que cada demonio puso de su parte para que están murier
Ella se ve bastante nerviosa y yo sigo esperando que me responda. —Claro Star, el tiempo que estuviste lejos, eso fue un sacrificio como para que vengas a morir —se excusa y luego lo recuerdo. Tenía razón, su familia sacrificó demasiado para llevarme lejos por órdenes de mi padre ya que este no me quería ver desde que maté a mamá. No tuvo las bolas de llevarme él mismo porque estaba enojado conmigo. —Lo siento. —Baje mi mirada—. No tengo muchos recuerdos de lo que sucedió. —Es porque fue tan traumático que tal vez tu mente este bloqueando esos recuerdos. —Me abraza. Posiblemente sea adrede, ya que quiero fingir por un momento que nada de lo que paso es mi culpa. —Lo siento. —¿Por tu olor? Trataré de tolerarlo. —Se separa tapándose la nariz y haciéndome reír. Eso significa que lo va a aceptar. —Llevaré conmigo las pastillas. —Eso no va a funcionar por mucho tiempo, creo que deberás tener inyecciones, además, debes quitártelo en algún momento porque o si no los anti
—Para eso hay un vigía, la idea es ser libre y en tal caso de que se acerque un humano, pues nos transformamos en humanos y todo se verá como adolescentes haciendo travesuras, pero normalmente estamos transformados en humanos para este tipo de fiestas. —¿Y los padres? —Creen que estamos vigilando el bosque mientras nos acompañamos, como si fuera una especie de pijama —se ríe mientras nos adentramos al bosque. —¿Alguna vez se le ha unido humanos? —Nop, ni nos unimos a las fiestas de los humanos tampoco por seguridad. —¿A qué te refieres con seguridad? Tampoco que nos transformemos de forma irresponsable. —La verdad es que no lo sé, pero así lo decidió tu padre, de igual forma no nos llevamos muy bien. —Comprendo, una cosa es camuflarnos entre ellos y otra familiarizar. —Exacto, además, ya que somos muchos, ya hemos creado nuestro grupo en la escuela, así que no estamos solos ni con necesidad de hacer amistad con los humanos. Aquí tuvieron suerte, donde vivo soy la única adolesc
—Por supuesto que no princesa —me sorprende que aún siga vivo, así que lo abracé. —Claro que sí, me la quise dar de ruda y enfrentar los he sea que tuviéramos en frente en vez de llamar a la manada, papá me va a regañar, pues para eso es el aullido, para comunicar en tal caso de estar lejos de la manada, yo pude haber evitado que esto te sucediera. —Seguí llorando sintiéndome como estúpida. —Eres muy pequeña como para actuar de esa manera. —Para eso fuimos criados Gendu, para actuar con madurez, los inmaduros solo generan accidentes. —Lo importante es que siempre encuentres una solución. —Gendu lo siento. —Nada de lo que diga hará que me sienta mejor. —Estaré bien. —Estas agonizando, no puedes mentirme, sabes que podemos olerlo. —Lo sé, no es tan ventajoso para mí. —Cuando tu familia se enteré seguramente me odiara y querrá venir a matarme, lo aceptaré porque me lo merezco. —Yo no tengo familia Star, ser guardián es muy riesgoso, así que entrenan a huérfanos para se
—Y creo que al recordarlos, hago una especie de sobre carga, porque me agota la energía como no tienes idea y no se porque, yo no fuerzo esos recuerdos, vienen a mí con cada paso que doy desde que estoy aquí. —Ya estamos cerca de la fiesta, pero te puedo regresar si quieres. —No, está bien, solo beberé algo de agua y nos vamos si, tendré que disfrutar de la fiesta otro día. —¿Y que harás si vuelves a tener otro recuerdo? —No lo sé. Seguí el camino, guiándome por el sonido de la música. —Pues no Star, nos vamos. —Me sujeta el brazo y yo me enojo. —¿Qué te pasa? Estás muy sobre protectora. —¿Acaso no es obvio? No quiero volver a perderte. —Se enoja. Y reaccione, tal vez estaba siendo egoísta. —Solo beberé agua y nos iremos. Ella termina aceptando y seguimos caminando. ¿Tan traumático es que te alejen de tu mejor amiga? Claro, ella y yo nos entendíamos en todo, yo era como si alfa y ella mi beta, aunque muy dependiente. Llegamos a la fiesta cerca del lago, había