Capítulo 102
La camarera, que nunca había visto algo así, no sabía a quién atender.

Lorena, atrás de ellos, sintió un dolor de cabeza y no pudo evitar llevarse la mano a la frente. ¿Qué estaba haciendo Adrián?

¿Por qué tenía que insistir en pagar si no tenía nada que ver con él?

Lorena sacó su celular, se interpuso entre los dos hombres y extendió la pantalla hacia la camarera, diciendo en un tono firme:

—Yo pagaré.

Sonrió levemente hacia ambos.

—Dije que yo invito.

Recibió las bolsas con los dulces ya empacados y salió de la pastelería.

En la acera:

—Acabo de traer un auto nuevo, señorita Lorena. Déjeme llevarla a casa —dijo William, señalando un auto estacionado cerca mientras su asistente abría la puerta trasera.

—Yo llevo a doña Lore —interrumpió Adrián, poniéndose frente al auto de William y abriendo la puerta del copiloto de su auto.

Ambos se miraron fijamente, sin ceder terreno.

—Señorita Lorena, ¿en cuál coche quiere ir?

—¡Lore, súbete! Yo te llevo.

Ambos voltearon a ver a Lorena, quien, si
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