Capítulo 105
Saúl se lamió sus labios y, con una sonrisa maliciosa, dijo:

—¿Cómo entré? Exactamente de la misma forma en que tú entraste.

Colocó la mano con la que había tocado a Teresa cerca de su nariz y respiró profundamente.

—Hueles a alguien como yo... astuta y traicionera.

—No me importa cómo hayas entrado. Ya mismo, ¡fuera de aquí! —Teresa, cubriendo su cuerpo con una sábana, le ordenó en voz baja.

Saúl se rio con desprecio:

—Ya te he visto desnuda, ¿para qué fingir decencia ahora?

—Mi hermano está borracho y no puede complacerte. Es perfecto que yo pueda ayudarte —continuó con un tono tentador y siniestro.

La idea de acostarse con la mujer de su hermano lo excitaba.

—¡No necesito ayuda de nada! ¡Vete ahora mismo!

Saúl desvió la mirada hacia el celular colocado estratégicamente para grabar.

—¿Estás de veras segura?

Teresa guardó silencio.

Después de un rato, Saúl se levantó de encima de ella. Al recoger sus pantalones del suelo, su mirada se posó en las manchas de sangre en las sábanas.

Alzó
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