Capítulo 106
—¿Quién iba a saber que… no solo no me dejaste ir, sino que además… además me… —Teresa no pudo terminar la frase? Bajó la cabeza con tristeza, cubriendo su cara con la sábana.

César empezó a estresarse mientras intentaba recordar lo que había pasado anoche. ¿La persona que lo ayudó a cambiarse no era Lorena, sino Teresa?

Pensar en eso lo irritó. Los sollozos de Teresa resonaban en sus oídos, y cuanto más los escuchaba, más fastidio sentía.

¿Cómo podía sentirse irritado? Ella era la mujer que le había salvado la vida, su primer amor.

¿Por qué, entonces, no podía recordar nada de lo que ocurrió? Su cabeza dolía de la resaca, y su memoria estaba en blanco.

Teresa tiró de la sábana, dejando al descubierto las manchas de sangre en las sábanas blancas.

—César, anoche… me dolió mucho. —Sus ojos llorosos asomaron por encima de la sábana.

Dios mío, César, ¿qué hiciste?

Él se culpaba a sí mismo.

—Lo siento… —Había confundido a Teresa con Lorena la noche anterior, y probablemente había sido demas
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