capitulo 28
Estoy sentada en la cama, mirando hacia la ventana. Hoy Santiago tuvo que ir a la oficina, aunque no quería, pero yo le dije que fuera. Sé que ahora tiene mucho trabajo y quizás eso le ayude a despejarse un poco.

—Señora mía, la señorita Lucy está aquí.

—Dile que suba —ella asiente y, segundos después, aparece Lucy con un bote de helado.

—Pensé que necesitarías esto —le dedico una sonrisa, pero no me llega hasta las orejas.

—Debiste comprar más —Lucy se sienta a mi lado y me abraza, soltando un sollozo.

—Siento tanto lo que pasó.

—Yo también lo siento —ella se separa y me mira con sus ojos llorosos.

—¿Cómo te sientes?

—Como si me hubieran arrancado un pedazo de mi alma. Trato de estar bien por Santiago, porque sé que él también está mal por la pérdida de nuestro hijo, pero la realidad es que ambos estamos hechos polvo, y ni siquiera sé cómo puedo ayudar a mi esposo si yo también estoy igual que él.

—Amiga, ¿por qué no buscan a alguien que les ayude con este duelo, que les ayude a super
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