Cap. 1 Noticia viral

Sorpresas de la vida, que pidiendo poco recibamos mucho. (Dochanlu)

Años después

Zeink Fadel admiraba la pieza de oro y diamantes que iba a obsequiarle a su novia de 5 años, no era algo que le entusiasmase, de hecho de un tiempo acá nada lograba emocionarlo y menos su relación casi forzada con Aisha, la exnovia de su hermano asesinado y ahora su novia, pero al clan parecía emocionarle esa unión, así que debía poner un poco de entusiasmo a lo que vendría dentro de poco, ya que por más que quiso alargar las cosas y cansar a Aisha no pudo, pronto todo sería consumado.

El enviado de la joyería muy pacientemente le explicaba el valor y detalles de la joya:

—Es un trabajo exquisito del japonés Nahito, simboliza el amor más puro.

—No la quiero… Muéstreme otra.

El hombre sacó del precioso estuche otra joya:

—Es de una diseñadora latina Lau Merino y es una joya que resume la vida y la pasión.

Mucho mejor nada de sentimentalismos en ese asunto, ni amores puros, solo se ama una vez y él pasó de todo eso.

—La quiero, envíala a esta dirección—le dio una tarjeta—ya sabe el resto.

El resto era una hermosa caja, flores y chocolates, todo siempre era mecánico entre él y Aisha.

En ese momento entró Memet, su secretario, pálido como una lápida de cementerio y con voz temblorosa le dijo:

—Señor, tiene que ver esto.

Ver a Memet así podía sacar de onda a cualquiera, era el sujeto más ecuánime del mundo y más centrado que conocía; sin embargo, en ese momento parecía haber visto al mismo diablo y le mostró la pantalla de su tableta:

“Como les digo, mi hijo Adrián, es producto de mi relación en la universidad con el potentado millonario Zeink Fadel. Adrián tiene 8 años y es justo que conozca quién es su padre y estoy dispuesta a que le realicen todas las pruebas genéticas correspondientes para que corroboren que mi hijo es producto de una relación que tuve con el entonces estudiante de economía de la Universidad de Texas…”

Zeink miró perplejo a Memet que asentía nervioso, repitió el video y vio a la mujer, detenidamente, sus gestos… No, no la sacaba…

El móvil de Memet sonó y cuando vio de quién era la llamada se puso verde y se la pasó diciendo con voz temblorosa:

—Es su padre…

Cerró los ojos buscando cargarse de fuerza para ese azote y… Escuchó la potente voz de su padre:

—¿Haw madha yadur kulu hadha? Zeink.

(¿De qué se trata todo esto?) Zeink.

—Puedo explicarlo…—alcanzó a decir.

—¿Puedes?

Zeink entonces le dijo a su padre:

—Solo es un rumor…—se metió la mano al bolsillo—ya sabes, el dinero atrae a ese tipo de mujeres…

Saíd lo cortó entonces diciendo:

—Tengo en mis manos una orden judicial pidiendo que te hagas la prueba de ADN, la enviaron al consorcio en Estados Unidos, un abogado muy tenaz, un tal Country… Si es un rumor, se está tomando mucho la molestia de asesorarse.

Eso no se lo esperaba y él trató de minimizar las cosas:

—Solo es un rumor… Alguien que desea sacar provecho de nuestro poder y prestigio.

—Allaena… Revisa ese pasquín de sitio web, la Gotera, salen fotos del pequeño…

Eso no se lo esperó y buscó el mentado sitio y vio a un niño de unos 8 años sonriendo y era… Rayos, muy parecido a él, con el cabello rubio, pero la madre era rubia, tenía el color de sus ojos y…

“Adrián es hijo de Zeink, de nuestro romance en la universidad, como ven se parece a su padre, es muy inteligente y lo he educado muy bien…”, decía la mujer orgullosa.

Esa mujer estaba dispuesta a acabar con su vida y la voz de su padre se hizo escuchar:

—Arregla ese asunto ¡Ya!

—Es que…

—Zeink si ese hijo es tuyo… Es un nieto mío que ha estado desprotegido y a merced del tiempo, eso no te lo perdonaré, nunca.

—Investigaré este asunto a fondo… Verás que todo esto es una tontería.

Memet estaba ansioso y le tuvo que ordenar:

—Respira Memet, me pones nervioso.

—Lo siento, señor, ¿qué vamos a hacer, señor?

—Primero me comunicaré con un viejo amigo en los Estados Unidos y veremos que es todo esto.

Marcó a Davis Cho, su amigo y compañero de habitación en la universidad… Esto produjo sorpresa en Davis y felicidad:

—¿A qué se debe el honor?

—¿No has visto los sitios de farándula de tu país?—intentó sonar cordial.

—No leo basura…

—Una mujer me chanta un hijo.

Silencio.

—¿Sabes algo de eso?

—¿Cómo se llama la mujer?

Cierto no lo sabía y revisó en la tableta:

—Minerva Logan… Es que no me suena, es decir… Fue en mis tiempos locos cuando pasó todo eso y…

—Minerva, era muy popular…—dijo nervioso—creo que hay una posibilidad de que sea cierto.

Eso lo impactó al punto de buscar sentarse:

—¿Hablas en serio?

—Eras muy… Ardiente en esa época, caías con cualquiera y ella era…—una cualquiera—una mujer muy intensa, le encantabas y…

—¿Me acosté con ella?

—Supongo, saliste un par de veces y… Supongo.

—Rayos…

—Creo que debes investigar eso… Sí, hazlo…

—Hablamos de un hijo… Bien, nos veremos pronto, iré para allá a solucionar este asunto.

—Cla—claro…

Colgó y se quedó pensativo mirando a la nada:

—¿Reservo vuelo para los Estados Unidos?

—¿Qué?

—Vuelo a Estados Unidos…

—Debo de hablar con Aisha y luego ver qué pasa con todo esto—se levantó.

Un hijo, no podía ser cierto, cuando salió lo esperaba todo un cortejo de periodistas de varios países:

—¿Es cierto que tiene un heredero fuera del clan Fadel?

—¿Ha tenido contacto con la madre del chico?

—¿Lo va a reconocer?

Sus guardaespaldas le abrían paso y cuando llegó cerca de su auto vio a un hombre extranjero, muy bien vestido con botas de cuero y traje, con un portafolio elegante y se detuvo:

—Señor Fadel, un placer conocerlo, soy el abogado de la señora Logan, Country y deseo hablar con usted sobre la demanda de paternidad que mi cliente le está haciendo.

Esto se complicaba a cada momento y él asintió.

Valkiria

Tenía el tiempo justo para llegar a la oficina y presidir el evento de bienvenida de los nuevos socios financieros de la empresa. Cuando llegó vio a la recepcionista viendo la pantalla del móvil con suma atención:

—Buenos días.

—Buenos días… Siempre a tiempo.

Ella subió por el ascensor y llegó a la oficina y al entrar su jefe la esperaba nervioso:

—Por el amor de Dios Valkiria estoy nervioso y tú llegas justo a la hora.

—Lo siento, tuve que dejar a Noah en la escuela y… Pero ya estoy aquí.

—Los socios están a punto de llegar y quiero que todo esté impecable.

—Y lo estará…

Ella fue a supervisar que todo marchara bien en la sala de juntas, su trabajo era las relaciones públicas en el sector financiero y lo hacía desde hacía tres años y le iba bien, la empresa iba en auge y se hablaba de conexiones extranjeras.

El mundo de Valkiria giraba en torno a dos cosas importantes, su hijo y el trabajo, ella era una joven enfocada en llegar al éxito, porque a sus 27 años ella estaba en la flor de la vida y tenía talento.

En ese momento, mientras veía los discursos de presentación y se departía con los nuevos socios, una de sus compañeras se le acercó con un móvil en la mano y muy emocionada le dijo:

—¿Puedes creerlo? Tenemos en Texas al heredero de una de las fortunas más notables del medio oriente.

Valkiria la miró sorprendida y preguntó:

—¿Cómo dices?

—Sí, lo dicen los diarios… Está en todos lados, resulta que el hijo del multimillonario Saíd Fadel, estudió en la universidad de Texas y ¿qué crees?

Ella se quedó en ascuas con lo que su amiga decía:

—Tuvo un romance con una señorita de sociedad y… un hijo… ¡Un hijo!

Sintió una punzada en su corazón y solo alcanzo a decir:

—No entiendo…

—Tal vez desee sacar provecho del sujeto, es rico, ¡por el amor de Dios! Tan rico que hasta es dueño de pozos de petróleo y minas de oro…

A ella no le interesaba saber de sus bienes, quería la información sobre el descubrimiento de ese hijo:

—¿Cómo se supo del hijo?

—Bueno, resulta que la mujer habló…

Valkiria intentó seguir el cotilleo de su amiga, pero ella divagaba en detalles y no decía nada:

—Bueno, creo que le pudo los millones… A mí me hubiera podido; sin embargo, no tengo tanta suerte de conocer millonarios solteros y revolcarme con ellos…

Entonces la apuró:

—Dime, ¿qué pasó?

—Bien, decidió hablar y demandar al tipo.

—¿Demandó a ese sujeto?

—Sí, por millones, es el heredero de un soltero forrado en billetes, hasta le van a hacer prueba de ADN al niño.

Le mostró la pantalla con la información y vio a la mujer: ¡No podía apostarlo! Esa mujer era Minerva Logan y se le iba con todo a Zeink.

Palideció y corrió al baño a refrescarse, sus manos le temblaban y sintió que las paredes se le iban encima y se sintió muy ansiosa. Zeink Fadel volvía a su vida poderosamente.

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