Liam no se dio cuenta de que habían llegado a la habitación hasta que sintió que su espalda hacía contacto con el suave colchón. Sus bocas seguían pegadas en una lucha por el dominio y la posesión del otro, al punto de que ya sus labios dolían y la respiración escaseaba. Pero era aún más doloroso separarse y aún más necesario el contacto que poder respirar.Un leve piquetazo en su labio inferior lo hizo sisear. David lo había mordido y, en el mismo instante, se separó de su boca, dejándolo colgado en el impulso de seguirlo. Pero no pudo hacerlo ya que su cuello se encontraba preso, pegado al colchón. No se dio cuenta en qué momento pasó, pero David ahora lo tenía sujetado de su nuevo collar, impidiéndole moverse hacia arriba.—¿Quién eres? —habló David mirándolo fijamente desde arriba. Liam no captó muy bien a lo que se refería con esa pregunta; aún estaba un poco abrumado con el beso y su respiración era agitada, intentando volver a llenar sus pulmones de aire. Intentó enfocarse en l
David sabía que estaba jugando con fuego, pero no podía evitarlo. La tentación de llevar a Liam al límite era demasiado grande. Con un suspiro, se inclinó hacia adelante y deslizó sus manos por la espalda de Liam, acariciando suavemente cada centímetro de su piel. El temblor que recorría el cuerpo de Liam era una prueba palpable del efecto que tenía sobre él.—Buen chico —murmuró David mientras sus manos viajaban hasta las caderas de Liam—. Ahora, mantente quieto y no te muevas.Liam asintió, apretando los dientes para contener un gemido. David sentía que cada caricia que le daba encendía una chispa dentro de él, una chispa que amenazaba con convertirse en un incendio incontrolable, por lo que tenía que contenerse. Aún no era el momento; faltaba algo muy importante: confianza. Y la confianza había que construirla. Ellos no habían tenido tiempo para eso, además, la confianza es algo que viene de adentro hacia afuera. Liam no podía darle la confianza que no tenía para sí mismo.Liam ten
David mantuvo a Liam en su abrazo y, lentamente, lo arrastró hasta sentarse a la orilla de la cama con Liam en su regazo. Liam inmediatamente enterró su rostro en la curva de su cuello, aspirando su aroma como si lo necesitara para vivir. Su respiración empezó a sincronizarse gradualmente mientras ambos descendían de la cúspide de su éxtasis compartido. A pesar de que David aún se encontraba duro como el acero, ahora no se trataba de él; sus necesidades podían esperar. Lentamente, David aflojó su agarre, dejando que sus manos recorrieran con suavidad la espalda de Liam, acariciando su piel, tan suave y sensible. Liam encajaba tan perfectamente en sus brazos y se veía tan hermoso, así de tranquilo y vulnerable, una faceta de él que seguro muy pocos conocían y habían visto. Ahora David se sentía feliz de poder ser quien la presenciara y cuidara de él.Estuvieron así solo un momento antes de que la energía relajada del cuerpo de su chico cambiara. Era extraño cómo podía sentir que conocí
Era increíble cómo se sentía Liam después de aquella noche, era como si fuera una persona diferente. Ese sábado por la mañana debía ir a la oficina y, por primera vez, había llegado temprano. Mary se había quedado completamente sorprendida, no solo por la repentina puntualidad, sino por su aspecto relajado y descomplicado. Solo había bastado con verse al espejo para rememorar las palabras de David. Ver en su reflejo ese collar que poseía, lo hacía sentir seguro y protegido, y ese sentido de pertenencia era todo lo que necesitaba. No fue necesario usar grandes cantidades de maquillaje ni colocarse sus acostumbrados zapatos de tacón para verse más alto e imponente. Su teléfono había vibrado temprano con un mensaje que lo llenó aún más de emoción: "Si quieres comprender la palabra felicidad, tienes que entenderla como recompensa y no como fin. Que tengas un hermoso día, cachorro."Sonrió viendo por enésima vez el mensaje cuando un golpe en la puerta de la oficina lo llamó nuevamente a la
Esa noche, David llegó puntual a recoger a Liam. Al verlo, su corazón dio un vuelco. Liam lucía un conjunto sastre de chaqueta y pantalón vino tinto, pero le dio un toque casual con una camiseta interior básica de color negro. Se veía perfecto, elegante como siempre, pero esta vez era diferente; se veía tan relajado y feliz. David solo esperaba que, después de la cena y la conversación de hoy, siguiera viéndose igual. Había asuntos importantes que tratar antes de seguir adelante, y no podían posponerse más.—Hola, cariño —dijo David suavemente mientras se acercaba a Liam y le daba un beso en los labios y le daba una rosa —te ves hermoso.—Hola, Dav —respondió Liam, su sonrisa reflejando la misma felicidad. —gracias, tú no te ves nada mal.Salieron juntos hacia el restaurante que David había elegido. Era un lugar íntimo y elegante, perfecto para una velada tranquila y romántica. Durante la cena, se divirtieron con las ocurrencias de David, quien le contó sobre su infancia y sobre cómo
David no pudo evitar sentir una mezcla de tristeza y furia mientras escuchaba a Liam. Le costaba creer que alguien tan dulce y lleno de vida hubiera pasado por una experiencia tan oscura. Acarició suavemente el cabello de Liam, manteniéndolo cerca de su pecho.—Liam —dijo David con una voz baja pero firme—, lo que pasaste fue horrible, y lamento mucho que hayas tenido que vivir eso. Pero quiero que sepas que estoy aquí para ti, y nunca te lastimaré de esa manera. Quiero que te sientas seguro conmigo, siempre.Liam asintió, sintiéndose reconfortado por sus palabras. Se apartó ligeramente para poder mirarlo a los ojos y luego habló:—Gracias, Dav. Lo sé, y estoy dispuesto a intentarlo. Solo… dame un poco de tiempo, ¿de acuerdo?David sonrió y le dio un beso suave en los labios.—Todo el tiempo que necesites, cachorro. Estoy aquí para ti, y juntos podemos superar cualquier cosa. Ven, vamos a llevarte a casa. Es hora de descansar, has tenido un día muy difícil e intenso.Liam asintió de a
El domingo estaba transcurriendo de manera muy agradable. Liam nunca se había sentido tan feliz de permanecer encerrado en casa. Después del desayuno, David le había preguntado qué quería hacer, si quería salir o algo, pero Liam era un chico nocturno, odiaba salir de día tanto como odiaba tener que permanecer encerrado hasta que empezara a ocultarse el sol, pero eso no pasó ese día.Habían estado viendo una película acurrucados en el sofá, mientras David acariciaba su espalda distraídamente. Se habían duchado juntos y David le había hecho una mamada de los dioses hasta dejarlo seco, lo que lo llevó a hacer una siesta hasta la hora del almuerzo. Almorzaron comida a domicilio de uno de los restaurantes favoritos de Liam y, mientras tanto, conversaron sobre cosas triviales. David había aprovechado para preguntarle algo importante:—Cariño… mmm… —parecía costarle lo que tenía que decir—. ¿Quieres… quitarte el collar?—¿Qué? ¿Por qué? —Liam no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrim
David observaba cuidadosamente cada uno de los gestos de Liam. También podía escuchar parte de la conversación, pero el lenguaje corporal de su chico era mucho más importante; le decía mucho más.—¿Foto? ¿Cuál foto? —Papá, no hay un "nosotros" desde hace mucho…Cuando se frenó en seco y su cuerpo se erizó por completo, David empezó a preocuparse en serio.—¿De qué mierda estás hablando? —su tono de voz había cambiado—. Lo investigaste, tú jodidamente investigaste a mi novio.Oh mierda, entonces todo esto se trataba de él. David corrió hacia su pantalón y sacó su teléfono en busca de alguna pista. Quitó la vista solo por unos segundos de su chico para encontrarse con una foto de ellos circulando en las redes. Estaban juntos, abrazados en el banco del parque. El rostro de Liam se veía claramente, pero no el de David, aunque se veían sus tatuajes desde su cuello hasta su brazo izquierdo, donde se recostaba Liam. "¿Quién es el hombre de la rosa?" se leía debajo de la foto. Ya tenía miles