Capítulo 39
Bajo la luz tenue de las velas, Ran y Aiko compartían una cena romántica en el rincón más íntimo del restaurante. La suave música de fondo se mezclaba con las miradas cómplices que se daban entre los dos. Aiko, con un vestido de color champán, sujeto al cuello por tiras de cristales y la espalda descubierta, aparecía como una de las mujeres más hermosas de aquel sitio, según su esposo. Solo la sonrisa de ella iluminaba todo el local.Y es que tenía motivos para sonreír, de sobra. Desde su vuelta de Hokkaido, todo entre ellos se daba de manera natural, incluso mejor que antes de casarse. Ahora convivían todo el tiempo, cosa que nunca pasó antes por la distancia. La chica seguía echando en falta a sus amigos de España y algo de su libertad, pero su nueva vida, no estaba tan mal y la compensaba. Por un lado, tenía a su marido, que la adoraba y se lo hacía ver de mil maneras, y por otro, había empezado su andadura en la nueva universidad.Estaba iCapítulo 40Raúl entró al espacioso despacho de Ran, buscando ayuda. Él no era bueno en las relaciones. De hecho, la única que había tenido fue un fracaso estrepitoso. Ahora no sabía qué hacer con la nueva situación que se le presentaba, con Tara. Abrió la puerta después de pedir permiso y recibirlo y ahí estaba su jefe en medio de una videoconferencia con Azaki y con Aron. Al parecer los dos últimos le contaban las novedades con respecto a sus esposas y su fallido viaje de escapada, entre risas. Estaban en pleno apogeo.Los tres hombres al mismo tiempo lo miraban. Unos desde la pantalla y Ran desde su silla. La cara de Raúl era un poema y ninguno de los tres recordaba haberlo visto en ese estado antes. Se le notaba nervioso y sacado de quicio. —Chicos, necesito su consejo. Anoche… Tara... la chica que trabaja de asistente... —se detuvo.—Sí, sé quién es —dijo Ran.—No me digas que pasó lo que pasó —se rio Aron, con la mano en la boca, h
Capítulo 41Ran suspiró, cansado.Llevaba varias horas sentado en el salón pesando en este asunto. Desde que el jefe de seguridad el envío las fotos, no había dejado de darle vueltas. ¿Qué hacer? ¿Encarar a Aiko, desconfiar de ella, nuevamente? Le parecía tan reiterativo esto. No podía permitirse el lujo de meter a su esposa en el saco de la desconfianza y volver a generar un problema entre ellos porque quién sabía si esta vez la cosa no tendría reparación. Amaba a su esposa, estaban bien. Debía confiar. Lo había prometido…Estaba dispuesto a cumplir con esto, solo que era tan difícil, tan doloroso, tener este agujero en el centro del pecho y no poder decir nada, que tuvo que dejar de trabajar y volver a casa, solo para tomarse el tiempo de tragarse el asunto y masticarlo. Para cuando ella llegó, estaba más o menos calmado. Así que la trató bien y la dejó ser. No sabía que se traía su esposa con Yamada. Pero de seguro, ella no lo traicionaría. Se
Capítulo 42Horas más tarde, el tren bala Kodama avanzaba por las vías, llevando a una mujer somnolienta a un nuevo destino. Tara iba con los ojos cerrados. En la penumbra de su asiento, dejó que la tristeza se mezclara con las lágrimas y saliera todo junto a borbotones, ya sin contenerse.El viaje llevaría seis horas aproximadamente desde Tokio hasta Osaka, ciudad que eligió como destino final porque, sentada en la gran estación de Shinagawa, reflexionando sobre qué hacer, leyó accidentalmente un artículo de la revista Recruit, que decía en una encuesta que los japoneses la consideraban como una de las ciudades más deseables para vivir. Así que tomó una de las líneas de Tokaido Shinkansen, que conectaba ambas ciudades.Con cada kilómetro que se alejaba, sentía que se desprendía de algo que ya fue. La amargura se reflejaba en el rictus de su cara y se preguntó cómo fue capaz de invertir tanto tiempo en un hombre que nunca le dio nada más allá de su cuerpo
Capítulo 43Llegaron al país doce horas después de recibir esa llamada. Ran, Aiko y Raúl desembarcaron del avión privado, desencajados totalmente. En el aeropuerto los esperaba Azaki, pálido y con el rostro transformado debido a la tristeza. Al bajar Ran, su hermano mayor lo abrazó con fuerza y a los dos se les saltaron las lágrimas. El menor todavía no podía aceptar ni creer lo que era ya una realidad. Sus padres estaban muertos. Un fatídico accidente se los había llevado por delante instantáneamente. Al parecer regresaban de pasar un día de paseo juntos, cosa que solían hacer con frecuencia. Pasear cogidos de la mano, comer en algún restaurante con encanto y, aun después de tantos años juntos, mimarse el uno al otro mirándose con amor. Siempre fueron una pareja bien avenida, a pesar de que su matrimonio fue por contrato, tal que el de su hijo, el más pequeño. Desde el principio Makoto amó a su esposo y fue correspondida. Tuvieron dos hijos y una buena vida, a pe
Capítulo 44Empezaron a pasar los meses. Él en la empresa, ella en la universidad. Ya ni siquiera coincidían y Ran empezó también a pasar las noches en la oficina. Aiko, estaba cansándose de la lejanía impuesta por su esposo, que le parecía extrema. Ella, por otra parte, no sabía que el que era su marido estaba cayendo en un pozo profundo, con una depresión galopante, en el que cada día se iba hundiendo más.Los ataques de ansiedad, donde creía que se moría, eran cada día más frecuentes y horribles. Empezaba a tener algunas fobias. Miedo a salir a grandes espacios abiertos, o miedo a atragantarse comiendo y perecer ahogado. A veces tenía miedo mientras se desplazaba conduciendo y el cielo se veía especialmente gris, pues le parecía que todo ese inmenso espacio lo estaba oprimiendo y le impedía respirar. Sin embargo, Ran se negaba a aceptar que estaba siendo víctima de tal cosa. Su mente le decía que era real lo que le y se empeñaba en culpar a su médico de lo que
Capítulo 45Raúl empezaba a extrañar la presencia de su ex amante. Comenzó primero a preguntarse cómo es que se había marchado así sin más, sin explicaciones y sin decir nada a nadie. No entendía el porqué, pues ella podía haber renunciado a su puesto y quedarse en Tokio. Una ciudad como esa, sobre poblada con más de treinta y siete millones de personas, no era como para que se encontraran en cada esquina. Tampoco entendía como es que de pronto se encontraba pensando en ella más de la cuenta.No lo iba a reconocer, pero sus encuentros casi diarios se habían convertido en parte de su vida, casi una necesidad. Lo que tenía con ella, no lo había conocido antes con otras mujeres, ni en su primera vez, ni desde luego con su fallida relación con Hikari. Se encontró soñando con ella en unas cuantas ocasiones de forma tan vivida que al despertar aún tenía el sabor de ella en la boca. Pensó que se estaba volviendo loco. Él no la amaba. Ni siquiera le tenía aprecio, realment
Capítulo 46Aiko se encontraba a solas en la habitación, en silencio, a la espera. Era casi de noche y ella permanecía en la única parte de la casa que había sido su refugio en los últimos días y se había negado a abandonarla, ni para comer. No quería confraternizar con aquellas personas que hasta ahora habían sido sus sirvientes y que conocían su situación, pero no hacían nada por ayudarla porque servían a un solo amo y ese era su esposo. No los culpaba, pero tampoco iba a quitarles responsabilidad haciendo como que no pasaba nada, hablando con ellos o saludándolos como hasta ahora. Ya no le importaba nada esa gente. Ni tampoco lo que su marido hacía. Sabía que el momento de su liberación estaba cerca, y aunque la ansiedad amenazaba con atacar sus pensamientos con pesimismo, se aferraba a la esperanza de que Rous y Alexa sabrían lo que hacer. Debía confiar, porque era necesario o se volvería loca.El tiempo pasaba con lentitud. Se repetía a sí misma que
Capítulo 47Ran Masaharu apretó el teléfono contra su oído, sintiendo una mezcla de furia y desesperación. Sabía que tenía que hablar con su hermano y que la conversación no iba a ser grata. Marcó el número y esperó con impaciencia a que Azaki contestara. Al tercer tono, la voz grave se escuchó al otro lado de la línea.—¿Como estás, Ran? ¿Todo va bien? —le saludó contento. Por un momento Ran dudó. No entendía la alegría de Azaki.—Necesitaba… hablar contigo de forma urgente. No, las cosas no están bien. ¿Donde está mi esposa?Un suspiro pesado, que sonaba a cansancio y estupor, precedió a la respuesta de Azaki.—No sé donde está tu esposa, Ran, ¿En la universidad? ¿Es un acertijo esto? —No lo es… tu esposa se llevó a la mía y quiero que me la devuelva, y no sé si es que tú no sabes nada del asunto o es que me quieres ver la cara para proteger a Rous. Pero esto no lo voy a pasar por alto, ¿entiendes?Azaki se quedó proc