Capítulo 56
En el transcurso del último año desde aquel encuentro en Osaka, Tara y Ran habían forjado una amistad sólida, en apoyo mutuo. Tara, después de confiar a Ran la verdad sobre su relación con Raúl y revelarle que él era el padre de su hijo, le suplicó que guardara silencio al respecto. Él no estaba de acuerdo con eso, pero lo entendió. El chico no había tenido la mejor actuación con la encantadora chica y se dijo a sí mismo que si un día volvía a encontrarlo le daría un buen puñetazo por idiota.Juntos, decidieron embarcarse en un proyecto que les permitiera sobrevivir: un pequeño negocio de pasteles y té. No les daba para grandes lujos y ni para hacerse ricos, pero tenían un relativo éxito en la zona y no era un trabajo matador. A Tara le permitía combinar su papel como madre sin muchos problemas y Ran simplemente estaba entretenido. Nunca les faltó el dinero.Se enteró de que ella no tenía a nadie en el mundo y se convirtió en un hermano mayCapítulo 57Para Ran había llegado el momento. Empacó todas sus cosas y se despidió de Tara y la niña con algo de pena, pero tenía que hacer lo que tenía que hacer. La invitó a irse con él, pero la chica se rehusó. Tenía su vida hecha allí, le dijo, y en Tokio no había nada para ella. Le dijo eso con una mirada de inmensa tristeza. Justo se iba a presenciar la famosa boda que era la causa de dolor para la joven madre.Iba tomando muchas precauciones porque no quería ser detectado por los hombres que aún no dejaban la búsqueda. Reconocía que su hermano era verdaderamente persistente. Todo el tiempo que llevaba desaparecido y Azaki seguía intentando encontrarlo con la misma fe y la misma intensidad. Amaba a su hermano y lamentaba causarle este dolor, pero todo tenía una razón de ser. Si él se evaporó fue precisamente porque tenía un plan. Y ahora podía ponerlo en práctica. Era el tiempo en que por fin su pequeña cereza había bajado la guardia, cre
Capítulo 58 —Hola —dijo Ran— ¿Cómo estás, hermano? Azaki levantó la mirada sin creerlo. Se desplomó en el suelo de aquella cafetería en la que había entrado a buscar su bebida de siempre. Ran, que llevaba días buscando la oportunidad de acercarse al ver a su hermano sin escoltas, aprovechó para presentarse ante él después de tanto tiempo. Sabía que no había manera de hacer aquello suavemente, así que simplemente se plantó en frente y lo saludó. —Ran —susurró, Azaki. No pudo decir nada más porque el nudo en la garganta lo estaba ahogando. Lo estrechó en sus brazos, tocándolo y oliéndolo, como si no tuviera otra manera de cerciorarse de que realmente estaba ahí. No quiso dar un espectáculo en ese sitio, así que lo arrastró a un rincón discreto con él. El camarero los interrumpió apenas para tomar el pedido que los hermanos hicieron sin mirarlo, apresurados y deseosos de hablar. —Casi no me creo que seas tú. Eres un maldito, Ran. ¿Sabe
Capítulo 59Qué largo se hacían los días para Ran.Larguísimos, mientras esperaba la llegada de la noche, una y otra vez. Dormía durante toda la mañana, apenas hacía otra cosa que esperar a que el sol cayera para ponerse en marcha, hacia ese caminito que recorría a diario. Al poco de llegar hizo que Tara adquiriera una nueva vivienda, más cerca de la mansión Watanabe y que le permitía ir y venir en pocos minutos. Ya no soportaba tener que recorrer media ciudad para verla. A ella y a su hijito amado al que veía crecer como un calabacín, asombrado por los estirones que daba. Azaki le decía que estaba loco y que lo que hacía era insostenible. Que ella se iba a dar cuenta y lo iban a pillar. Si eso pasaba, probablemente la Watanabe lo sacaba de su vida para siempre y capaz que ni lo dejaba ver al niño. Él replicaba que estaba teniendo mucho cuidado y que no le dijera esas cosas hirientes. Estaba haciendo lo que podía, le dijo a su hermano.
Capítulo 60Dicen las malas lenguas que el amor es lo más importante en la vida. Bueno, todos creen que el amor es una especie de remedio para el mundo y todos sus males. Pero Aiko y Ran, que siempre se amaron, rara vez consiguieron ser felices. Tal parece que amor y felicidad no tienen por qué ir juntos, ¿verdad?De hecho, así es.Amar a alguien te puede hacer feliz, igual que otras tantas cosas en la vida, como tener trabajo, casa, hijos, familia… Y aun así, la felicidad puede no estar presente en tu vida, teniéndolo todo. Quizá sea porque lo equivocado no es el amar a alguien, o tener muchas cosas que llenen tu vida, sino el concepto de lo que es la felicidad y lo que creemos que nos hace felices.La felicidad es un estado mental. Es estar en paz. Es decidir estar feliz, incluso si todo lo que nos rodea es triste o no es lo más deseable para una persona. Es una decisión íntima ser feliz en cualquier circunstancia. No estar alegre, sino feliz. N
Capítulo 61—¡No aguanto más!Eso le gritó a su hermano por teléfono. Ran no podía plantarse en la oficina de Azaki porque aún mantenía su anonimato. Solo el jefe de seguridad de la familia sabía que estaba de vuelta, porque era imposible ocultárselo. El hombre sospechó desde que Azaki Masaharu le ordenó dejar de buscar a su ex jefe. No tardó mucho en descubrirlos a ambos, hablando en una cafetería con pretensiones de que nadie reconociera a Ran. Pero ni usando gorra, gafas y mascarilla se podía ocultar del hombre que trabajó para él por casi media vida. El hombre, inexpresivo, se emocionó al verlo, por fin, sano y salvo. Se acercó a la mesa y no dijo nada, solo se inclinó ante su jefe y dijo que se alegraba de verlo. A continuación se distanció y se colocó como siempre al servicio y cuidado de los CEO. Azaki y Ran lo miraron alucinados. Ese hombre era lo más. Aun así, Ran seguía manteniéndose al margen de la sociedad. No quería, ni le apetecía
Capítulo 62Lo que no se esperaba era que el CEO le pidiera sentarse un momento porque tenía que hablar con él seriamente. Azaki lo miró dudoso. Él sabía lo de Tara, pero también conocía el hecho de que ella había pedido a su amigo que no dijera nada. Ran en principio le había respetado eso, pero desde que conoció a su hijito y entendió lo que era ser padre, le pareció un error tener a Raúl ignorante de eso. Le contaría todo y que el chico decidiera lo que quería hacer. Lo único que no le iba a permitir era dañar más a su amiga. —¿Tengo una hija con Tara? —inquirió Raúl, incapaz de ocultar su conmoción.—Sí, eso es lo que dije. Ya te conté cómo la encontré en Osaka. En aquel entonces aún estaba embarazada —dijo Ran.—Pe… pero… ella se fue sin decirme nada ¿Por qué? —No le parecía bien que se hubiera desaparecido llevándose a su hijita. ¿Acaso esa mujer creía que él era un monstruo insensible y no iba a hacerse cargo?—¿Por qué crees? Ell
Capítulo 63Y así fue que esta vez el esposo pasó a vivir con su esposa, en su casa y sus términos. No había más opción. Ella era la que salía a trabajar cada día mientras él se quedaba en casa haciendo las cosas y cuidando del niño.Aiko había terminado la pasantía con excelentes calificaciones y ahora era una de las principales ejecutivas de cuenta de la firma Watanabe. Un valor en alza, decían los socios de su padre, haciéndolo sentir muy orgulloso. Ran por su parte, también se sentía enorgullecido de su linda esposa y le importaba poco ser el que se quedara en casa. Muchos años pasó trabajando y siendo un hombre relevante de la sociedad empresarial japonesa. Ya no quería eso, ni lo necesitaba. Él solo quería a su Watanabe.Las noches ya no eran una tortura, pues desde el momento en que se mudó a la mansión de sus suegros proclamó su derecho a tener a su mujer por fin. Y vaya si la tuvo. Toda la noche en todas las posiciones posibles que se le ocurriero
EpílogoAiko estaba embarazada de nuevo. Era el tercero y ella lloraba como una niña chica. Siempre empezaba así, llorando, hasta que el subidón de hormonas se estabilizaba un poco, aunque eso no pasaría hasta al menos entrado el tercer mes de embarazo, suspiró Ran. Él era feliz con su nuevo niño. Lo fue con el segundo, Hiro, que ya tenía tres años. Take, cinco. Ellos eran su vida y la luz de sus días. Después de nacer el segundo hijo, Ran volvió a trabajar de nuevo. Estaba bien con su papel de padre y amo de casa, pero necesitaba llenarse con otras cosas también. Su esposa era una gerente exitosa. Él se encontraba bien con ser un ejecutivo del área de marketing, con horarios fijos que le permitían salir a su hora y volver a casa con los pequeños y su esposa. Tenía secretarias, pero por el bien de su salud mental y su imperfecto matrimonio, solo escogía a mujeres de cierta edad que no fueran a insinuarse, ni a tener comportamientos de según qué