Capítulo 44
Empezaron a pasar los meses. Él en la empresa, ella en la universidad. Ya ni siquiera coincidían y Ran empezó también a pasar las noches en la oficina. Aiko, estaba cansándose de la lejanía impuesta por su esposo, que le parecía extrema. Ella, por otra parte, no sabía que el que era su marido estaba cayendo en un pozo profundo, con una depresión galopante, en el que cada día se iba hundiendo más.Los ataques de ansiedad, donde creía que se moría, eran cada día más frecuentes y horribles. Empezaba a tener algunas fobias. Miedo a salir a grandes espacios abiertos, o miedo a atragantarse comiendo y perecer ahogado. A veces tenía miedo mientras se desplazaba conduciendo y el cielo se veía especialmente gris, pues le parecía que todo ese inmenso espacio lo estaba oprimiendo y le impedía respirar. Sin embargo, Ran se negaba a aceptar que estaba siendo víctima de tal cosa. Su mente le decía que era real lo que le y se empeñaba en culpar a su médico de lo queCapítulo 45Raúl empezaba a extrañar la presencia de su ex amante. Comenzó primero a preguntarse cómo es que se había marchado así sin más, sin explicaciones y sin decir nada a nadie. No entendía el porqué, pues ella podía haber renunciado a su puesto y quedarse en Tokio. Una ciudad como esa, sobre poblada con más de treinta y siete millones de personas, no era como para que se encontraran en cada esquina. Tampoco entendía como es que de pronto se encontraba pensando en ella más de la cuenta.No lo iba a reconocer, pero sus encuentros casi diarios se habían convertido en parte de su vida, casi una necesidad. Lo que tenía con ella, no lo había conocido antes con otras mujeres, ni en su primera vez, ni desde luego con su fallida relación con Hikari. Se encontró soñando con ella en unas cuantas ocasiones de forma tan vivida que al despertar aún tenía el sabor de ella en la boca. Pensó que se estaba volviendo loco. Él no la amaba. Ni siquiera le tenía aprecio, realment
Capítulo 46Aiko se encontraba a solas en la habitación, en silencio, a la espera. Era casi de noche y ella permanecía en la única parte de la casa que había sido su refugio en los últimos días y se había negado a abandonarla, ni para comer. No quería confraternizar con aquellas personas que hasta ahora habían sido sus sirvientes y que conocían su situación, pero no hacían nada por ayudarla porque servían a un solo amo y ese era su esposo. No los culpaba, pero tampoco iba a quitarles responsabilidad haciendo como que no pasaba nada, hablando con ellos o saludándolos como hasta ahora. Ya no le importaba nada esa gente. Ni tampoco lo que su marido hacía. Sabía que el momento de su liberación estaba cerca, y aunque la ansiedad amenazaba con atacar sus pensamientos con pesimismo, se aferraba a la esperanza de que Rous y Alexa sabrían lo que hacer. Debía confiar, porque era necesario o se volvería loca.El tiempo pasaba con lentitud. Se repetía a sí misma que
Capítulo 47Ran Masaharu apretó el teléfono contra su oído, sintiendo una mezcla de furia y desesperación. Sabía que tenía que hablar con su hermano y que la conversación no iba a ser grata. Marcó el número y esperó con impaciencia a que Azaki contestara. Al tercer tono, la voz grave se escuchó al otro lado de la línea.—¿Como estás, Ran? ¿Todo va bien? —le saludó contento. Por un momento Ran dudó. No entendía la alegría de Azaki.—Necesitaba… hablar contigo de forma urgente. No, las cosas no están bien. ¿Donde está mi esposa?Un suspiro pesado, que sonaba a cansancio y estupor, precedió a la respuesta de Azaki.—No sé donde está tu esposa, Ran, ¿En la universidad? ¿Es un acertijo esto? —No lo es… tu esposa se llevó a la mía y quiero que me la devuelva, y no sé si es que tú no sabes nada del asunto o es que me quieres ver la cara para proteger a Rous. Pero esto no lo voy a pasar por alto, ¿entiendes?Azaki se quedó proc
Capítulo 48Después de cortar la llamada, Aiko estaba aturdida por la frialdad de la conversación. El aparato volvió a sonar, pero esta vez en la pantalla aparecía un número desconocido. No contestó temiendo que fuera Ran, pero al momento recapacitó. Él no sabía que tenía este número, así que no era él. Respondió al teléfono sin saber qué esperar.—Aiko, escucha con atención. Tu esposo tiene mi teléfono pinchado, por eso no podía apoyarte. Estuvo en la universidad a buscarte pensando que yo sabía algo y por fortuna no era así. No sé qué pasó, pero imagino que si ya te encerró una vez algo gordo habrá pasado para que tú escapes. —Le soltó todo eso de un tirón y sin respirar—. Ahora dime, ¿Qué necesitas? Lo que esté en mi mano hacer, lo haré.—¿Cómo está él?Kaito hizo un mohín, aunque a través de la línea no era posible detectarlo—¿Aún te preocupa ese hombre?—No, no es eso. Me refiero a… que sí estaba muy furioso contigo.
Capítulo 49Azaki era un poco más bajo que Ran, aunque más fornido y de complexión más fuerte. Con sus dos brazos y de un solo golpe se desprendió del agarre del otro y le propinó una cachetada con la mano abierta que dejó a todos boquiabiertos. Jamás había perdido los nervios a ese extremo con su hermanito, al que amaba profundamente y nunca le había pegado. Azaki era siempre de talante afable y tranquilo, y tenía esa flema típica del japonés que apenas expresaba emociones y mucho menos emociones de alta intensidad en medio de un conflicto. Incluso Ran abrió los ojos desmedidamente, como si no pudiera creer que su hermano mayor le acababa de propinar un bofetón que le marcó la cara.—¡Vete de aquí! No, Aiko no está aquí y por supuesto que la vamos a ayudar a estar lejos de ti. No te la mereces. Ni te mereces a ninguno de nosotros. No vuelvas a aparecerte ante mí hasta que no recapacites o realmente diré que ya no eres mi hermano. Las palabras,
Capítulo 50Kaito Yamada se encontraba en su casa del barrio Roppongi. La habitación estaba envuelta en un silencio pesado y solo se oían los murmullos de algunos amantes de la noche que aún invadían las calles. Aiko Watanabe, la pequeña que le había robado el sentido desde que la conoció, estaba lejos y sola. Sin poder comunicarse, por su seguridad. Y eso no lo tenía contento. Kaito suspiró profundamente mientras pasaba una mano por su cabello oscuro y desordenado. Recordó lo sucedido el día anterior cuando la sacó a toda prisa de la habitación del hotel y la llevó directamente al aeropuerto y a su libertad. Por el camino, mientras uno de sus hombres conducía, él iba entregándole a la chica sus nuevos papeles y algunas prendas que la ayudarían a pasar desapercibida.—Lo siento, Aiko-chan —dijo con voz suave pero firme—. Me encantaría acompañarte en este viaje, pero sabes que no puedo. No puedo ponerte en riesgo, y tampoco puedo abandonar mis responsabili
Capítulo 51La discusión entre Azaki y Rous alcanzó niveles de proporciones épicas. La sala estaba cargada de tensión y los presentes no sabían si quedarse o irse. Miedo les daba hasta moverse viendo como estaba la pequeña Rous, que cuando se enfadaba realmente parecía crecer varias tallas. —Azaki, no puedo creer que estés considerando siquiera algo así. Ya hemos pasado por esto antes y sé lo que significa para ti esta responsabilidad que quieres asumir. Significa entregarte por completo al trabajo. No lo podré soportar. No quiero.—Rous, cariño… —su linda mujercita lo miraba con la nariz roja, sin llorar pero con los ojos aguados—. Ya sé lo que esto significa, pero alguien tiene que encargarse de las empresas mientras Ran está ausente. No puedo simplemente darle la espalda a todo. Créeme que si tuviera una mejor opción… —Ella hizo un gesto para detenerlo, cruzando los brazos sobre el pecho.—Búscala, porque eso de que tú te quedes aquíen Japón y
Capítulo 52En el último momento, la puerta de la sala se abrió y en vez de la secretaria, que todos esperaban quién entró, los dejó boquiabiertos. El abuelo de Azaki y Ran hizo su entrada, llevando consigo una carpeta en las manos, y encorvado más que nunca sobre su bastón. Los años parecían no tratarlo tan bien.—Abuelo… —exclamó Azaki, serio—. Tu presencia aquí no es grata, así que espero no tener que llamar a la seguridad para que te saquen…El hombre no lo dejó terminar.—Antes de que concluyan este traspaso, tengo algo que agregar.Todos se giraron hacia el abuelo, sorprendidos por su intervención. Los hombres se preguntaron como estaba al tanto de todo. Que ellos supieran eran contadas las personas que sabían lo que iba a acontecer aquel día en esa reunión.—Azaki, como compensación por los errores del pasado, estoy entregando todas mis acciones en las empresas. Es… tiempo ya de que deje esto atrás. No lo voy a necesitar d