Angeline entró a su oficina y la observó por un segundo, creyó que el estar lejos de ese lugar le haría olvidar sus sentimientos hacia su jefe, pero no, allí estaba nuevamente su corazón retumbando en su pecho, junto con el sinfín de mariposas arremolinándose en su estómago. Lo pensó, pensó en él y sintió como su cuerpo se estremecía, su piel se erizaba y su centro palpitaba, allí estaba nuevamente esa sensación de nerviosismo y eso que aún no lo había visto.
Se reprendió mentalmente por lo que le estaba pasando, era una tonta, porque no sabía cómo se había dejado convencer por Eliot para que volviera a su empleo. —Eres una estúpida, él no te ama, nunca lo hará— dijo en voz baja dando un sonoro suspiro que liberaba el peso de su deseo.
—Quién no la ama señorita Ange
Las puertas del ascensor se abrieron y frente a los ojos de Angeline se reveló un hermoso y lujoso lugar.—Pasa por favor— la invitó a seguir.Angeline avanzó con pasos temerosos por el ampliovestíbulo, los pisos de mármol blanco y los techos de más de seis metros de altura le brindaron una sensación de espacio inigualable. Nunca en su vida había vista tanto lujo. Frente a ella se aprecia una hermosa mesa redonda de madera bastante oscura, casi negra, tenía un enorme arreglo de... hojas, el cual se aprecia en el centro del lugar, las paredes son totalmente blancas, es un blanco muy reluciente, al igual que el techo, justo debajo de la mesa, baja una cadena que sujeta un candelabro en cristal, lo curioso es que este está dentro de unos aros metálicos que forman los círculos de un átomo.En el fondo del lugar se aprecian dos amplias columnas que sujetan el
Sí quiero hacer el amor— dijo ella aún con los ojos brillantes por el deseo. —Pero no me lastimes, por favor—.Boris se incorporó en la cama y la observó detenidamente, ella era perfecta para él, ellos encajaban como piezas de rompecabezas y formaban un todo.—Nunca te haría daño mi hermoso ángel, nunca— dijo bajando su rostro a sus labios para volver a besarla, está vez él fue lento, paciente y profundo.Fue un beso que decía lo que sentían, un beso que hacía subir la temperatura del cuerpo en cada movimiento, un beso que nublaba la razón, un beso que desnudaba el alma.—Angeline, se mía— dijo él en medio del beso.—Ya soy tuya Ángel— respondió segura.Boris se levantó rompiendo el beso y se arrodilló frente a ella, tomó entre sus dedos el bor
Un sutil, pero brillante rayo de sol entraba por la ventana de la habitación. Angeline intentó darse la vuelta para tomar el edredón y ponérselo por encima de la cabeza, pero sintió el cálido y definido cuerpo encima de ella.Angeline intentó una vez más removerse, pero su cuerpo estaba dolorido, le dolía la cabeza, los brazos, las piernas, sus pechos y hasta su entre pierna. «Jodido hombre, casi acaba conmigo. Eso me pasa por ansiada». Pensó.—Nena, deja de moverte que quiero dormir— se quejó Boris abrazándola nuevamente para acomodarse y seguir durmiendo.—Pues lo lamento mucho amigo, debemos estar en la oficina, ya son las...— se interrumpió ella misma mientras miraba el reloj en la mesita junto a la cama. —¡Dios son las 7:31!—.Gritó Angeline haciendo que Boris despertara alarmado. —¡Qu&eac
Raisa estaba iracunda, el coraje le hacía hervir la sangre ante la forma tan humillante como Boris la trató.—¡Suéltame maldito idiota! tu tampoco eres alguien para tocarme.Raisa forcejeaba con Christopher, quien la sujetaba fuertemente evitando que tocará a su amigo.Cuando Christopher estuvo seguro de que Boris, estaba fuera de su alcance, soltó a la mujer.—Sabes perfectamente que no le gusta que las mujeres lo toquen y aun así lo haces. Loca— dijo soltándola de forma brusca.—Pues a esa no la detuviste.—Sabes a qué tipo de mujeres me refiero, esas que son como tú, fáciles y dispuestas.—Me estás diciendo puta.—No ¿cómo crees? No vuelvas a ofender a esas mujeres al compararlas contigo, ellas son una profesionales en su arte, en cambio tú...—Tú no eres
Al escuchar esas dos simples palabras que transmitían mucho, los ojos de Angeline se desbordaron en lágrimas, un sollozo que anudaba su garganta se desató y la hizo romper en llanto. Un llanto doloroso e incrédulo de qué un hombre bañado en poder le confesase su amor.Angeline estaba dispuesta a entregarse a él cuántas veces fuera necesario, aunque él no le correspondiera, porque lo amaba. Se había dado cuenta de cuánto quería a ese hombre desde el primer día que la besó. Desde que la hizo estremecer en sus brazos con sólo un toque, su cuerpo supo que le pertenecía a ese hombre. Pero ahora al saberse correspondida sintió temor.—No juegues conmigo, por favor— pidió ella entre el llanto.—No lo hago mi hermoso fuego— confesó incorporándose y acorralándola con sus fuertes brazos para no dej
La mañana siguiente transcurrió con normal tranquilidad. Angeline bajaba del ascensor para entrar a su oficina feliz por la noche vivida con su amor.De solo recordarlo, una traviesa sonrisa se posaba en sus labios y un deslumbrante brillo se percibía en su mirada. Su cuerpo se estremecía cada vez que las imágenes de como la penetraba con ímpetu y le estrujaba los pechos con ansias, afloraban sus recuerdos. Angeline se sentía plena, amada y sobre todo deseada por ese monumento de hombres que más de una quería tener en su cama. Ese hombre que solo era de ella.En cuanto entró a su oficina sus ojos se abrieron de par en par por el majestuoso ramo de flores que adornaba su escritorio.Pensó que su Ángel lo había enviado pues no tenía tarjeta, las hermosas rosas blancas, se veían maravillosas junto a las color coral. Se acercó y las olfateó, e
Boris detuvo su caminar, su corazón papito desesperante. Saber que todo el tiempo tuvo junto a él a la mujer de sus pesadillas y la única capaz de darle paz y calma a sus tormentos lo hizo sonreír, pero a la vez temer.Su corazón se turbó y su mente ideo en cuestión de segundos, infinidad de escenarios en los que ella lo abandonaba y huía de él, eso lo hizo acrecentar sus miedos.Él, un hombre lleno de poder, rodeado de perversidad y de hombres a los cuales dominar, temía ante una chiquilla débil e indefensa, que tenía en sus manos el poder de salvarlo o hundirlo en el mismo infierno.Angeline se aproximó a él.—Lamento haberle mentido— dijo en un tono cargado de vergüenza. —Pero no quería exponerme al escrutinio de que sepan quién soy—.Las palabras de Angeline lo sacaron de sus pensamientos, en los cu
Christopher regreso a la oficina, Boris permanecía en ella encerrado nuevamente en su soledad. Entró en silencio y llegó hasta el escritorio mirándolo molesto por lo sucedido.—Aquí está la causa de su ruptura. Espero hagas algo bueno y valga el que ella se haya ido— dijo colocando la unidad frente a sus manos y dando la vuelta para salir de su presencia.—¿Eso es todo? ¿Vienes y me entregas esto y dices que "esperas que haga algo bueno"?—Y que quieres que te diga, que ella está esperándote en tu pent-house con un seductor atuendo para que llegues y le tires nuevamente a la cara toda la mierda que le echaste.—Ella me mintió, debió ser sincera conmigo, decirme la verdad.—Cual verdad Boris, tú también le mentiste, tu la engañaste primero.—No lo hice...—Sí lo hiciste, no le c