Raisa estaba iracunda, el coraje le hacía hervir la sangre ante la forma tan humillante como Boris la trató.
—¡Suéltame maldito idiota! tu tampoco eres alguien para tocarme.
Raisa forcejeaba con Christopher, quien la sujetaba fuertemente evitando que tocará a su amigo.
Cuando Christopher estuvo seguro de que Boris, estaba fuera de su alcance, soltó a la mujer.
—Sabes perfectamente que no le gusta que las mujeres lo toquen y aun así lo haces. Loca— dijo soltándola de forma brusca.
—Pues a esa no la detuviste.
—Sabes a qué tipo de mujeres me refiero, esas que son como tú, fáciles y dispuestas.
—Me estás diciendo puta.
—No ¿cómo crees? No vuelvas a ofender a esas mujeres al compararlas contigo, ellas son una profesionales en su arte, en cambio tú...
—Tú no eres
Al escuchar esas dos simples palabras que transmitían mucho, los ojos de Angeline se desbordaron en lágrimas, un sollozo que anudaba su garganta se desató y la hizo romper en llanto. Un llanto doloroso e incrédulo de qué un hombre bañado en poder le confesase su amor.Angeline estaba dispuesta a entregarse a él cuántas veces fuera necesario, aunque él no le correspondiera, porque lo amaba. Se había dado cuenta de cuánto quería a ese hombre desde el primer día que la besó. Desde que la hizo estremecer en sus brazos con sólo un toque, su cuerpo supo que le pertenecía a ese hombre. Pero ahora al saberse correspondida sintió temor.—No juegues conmigo, por favor— pidió ella entre el llanto.—No lo hago mi hermoso fuego— confesó incorporándose y acorralándola con sus fuertes brazos para no dej
La mañana siguiente transcurrió con normal tranquilidad. Angeline bajaba del ascensor para entrar a su oficina feliz por la noche vivida con su amor.De solo recordarlo, una traviesa sonrisa se posaba en sus labios y un deslumbrante brillo se percibía en su mirada. Su cuerpo se estremecía cada vez que las imágenes de como la penetraba con ímpetu y le estrujaba los pechos con ansias, afloraban sus recuerdos. Angeline se sentía plena, amada y sobre todo deseada por ese monumento de hombres que más de una quería tener en su cama. Ese hombre que solo era de ella.En cuanto entró a su oficina sus ojos se abrieron de par en par por el majestuoso ramo de flores que adornaba su escritorio.Pensó que su Ángel lo había enviado pues no tenía tarjeta, las hermosas rosas blancas, se veían maravillosas junto a las color coral. Se acercó y las olfateó, e
Boris detuvo su caminar, su corazón papito desesperante. Saber que todo el tiempo tuvo junto a él a la mujer de sus pesadillas y la única capaz de darle paz y calma a sus tormentos lo hizo sonreír, pero a la vez temer.Su corazón se turbó y su mente ideo en cuestión de segundos, infinidad de escenarios en los que ella lo abandonaba y huía de él, eso lo hizo acrecentar sus miedos.Él, un hombre lleno de poder, rodeado de perversidad y de hombres a los cuales dominar, temía ante una chiquilla débil e indefensa, que tenía en sus manos el poder de salvarlo o hundirlo en el mismo infierno.Angeline se aproximó a él.—Lamento haberle mentido— dijo en un tono cargado de vergüenza. —Pero no quería exponerme al escrutinio de que sepan quién soy—.Las palabras de Angeline lo sacaron de sus pensamientos, en los cu
Christopher regreso a la oficina, Boris permanecía en ella encerrado nuevamente en su soledad. Entró en silencio y llegó hasta el escritorio mirándolo molesto por lo sucedido.—Aquí está la causa de su ruptura. Espero hagas algo bueno y valga el que ella se haya ido— dijo colocando la unidad frente a sus manos y dando la vuelta para salir de su presencia.—¿Eso es todo? ¿Vienes y me entregas esto y dices que "esperas que haga algo bueno"?—Y que quieres que te diga, que ella está esperándote en tu pent-house con un seductor atuendo para que llegues y le tires nuevamente a la cara toda la mierda que le echaste.—Ella me mintió, debió ser sincera conmigo, decirme la verdad.—Cual verdad Boris, tú también le mentiste, tu la engañaste primero.—No lo hice...—Sí lo hiciste, no le c
Boris no tuvo paz en su corazón, viajaba en el auto con Angeline en sus brazos, Mijaíl conducía y Dimitri iba en el asiento delantero. Boris hizo una señal a Dimitri para que se hiciera cargo de todo.El angustiado hombre, la abrazaba y besaba con cuidado de no maltratar más sus heridas.—Mi pequeño demonio, trata de resistir ya vamos a llegar. Por favor perdóname, por favor...Dimitri llamó a Petra para que tuviera lista la habitación del señor y llamara al médico para que atendiera a la mujer en sus brazos.En cuanto llegaron Boris sintió el ascenso del elevador como un trayecto largo y eterno, temía que la mujer que amaba no estuviera más con él, pero su mayor temor era que su pequeño no siguiera con vida.El hombre parecía una sombra deambulando de un lugar a otro en completo silencio, no quería hablar con na
Todos miraron a una débil Angeline siendo sujetada por Petra en el umbral de la puerta del despacho. Christopher, quien estaba más cerca de ellas le ayudó a entrar y a sentarse en uno de los sofás de la biblioteca. —¿Cómo es eso de qué tú eres el archivo? A la pregunta de Boris, Angeline buscó con la mirada el rostro de Eliot, quien le dio una suave y paternal sonrisa, confirmándole que ya todos sabían la verdad. —Cuando era niña mi padre siempre me hablaba con la verdad acerca de su trabajo, nunca me ocultó nada, pero era muy sobreprotector tanto que me hacía entrenar fuertemente, decía que algún día lo necesitaría —Angeline sonrió a la nada al recordar su pasado—. —Nunca entendí el por qué. —Hubo un tiempo en el que él me colocó un apodo, me llamaba chiquitita, odiaba ese apodo, así que antes de su última partida me dijo que, si algún día le sucedía algo, yo sabría qué hacer, me dijo que estaba lista y preparada para lo que aconteciera. Sin
Los días pasaron sin problema alguno, la preparación de la boda iba viento en popa, el evento no se había anunciado a los medios no querían la presencia de Raisa y la familia Romanov. Quienes, por cierto, se habían ocultado bien, nadie sabía de ellos y los peces pequeños estaban pagando por sus culpas, los gordos tenían como pagar una buena defensa, razón por la que aún los medios seguían zumbando en el tema como avispas.La boda se celebraría en el hotel, todos los empleados estaban bien atareados con los preparativos, los invitados eran pocos solo los conocidos de Boris, o porque no decirlo de Ángel Wood, pues a partir de ese momento Boris Vólkov desaparecería.Todos sus bienes habían pasado a nombre de Ángel Wood, sus clubes habían dejado de ser el lugar de encuentro para los negocios oscuros de Alek y se habían convertido en lugares d
—Déjame tocarte.Angeline forcejeaba para zafarse los amarres en sus muñecas, pero le era imposible. Sintió como sus pezones se colocaron duros por la fresca brisa que entraba por las ventanas de la cabaña, un nuevo azote cayó sobre su pecho y jadeó en respuesta.—Por favor... quiero tocarte.Boris la miraba con lujuria y una sonrisa perversa se dibujó en su boca. Bajó su vista a su entrepierna y notó la humedad que traspasaba la tela de su bikini, se saboreó los labios y la miró con hambre y deseo.—No mi querida esposa, estás castigada... y mira que voy a disfrutar mucho tu castigo.El pecho de Angeline subía y bajaba por su agitada respiración, su entrepierna palpitaba de deseo por sentir la tibia carne de su miembro penetrarla, el deseo en su cuerpo se estaba evidenciando, haciéndole erizar la piel con tan solo imaginarlo e