—Déjame tocarte.
Angeline forcejeaba para zafarse los amarres en sus muñecas, pero le era imposible. Sintió como sus pezones se colocaron duros por la fresca brisa que entraba por las ventanas de la cabaña, un nuevo azote cayó sobre su pecho y jadeó en respuesta.
—Por favor... quiero tocarte.
Boris la miraba con lujuria y una sonrisa perversa se dibujó en su boca. Bajó su vista a su entrepierna y notó la humedad que traspasaba la tela de su bikini, se saboreó los labios y la miró con hambre y deseo.
—No mi querida esposa, estás castigada... y mira que voy a disfrutar mucho tu castigo.
El pecho de Angeline subía y bajaba por su agitada respiración, su entrepierna palpitaba de deseo por sentir la tibia carne de su miembro penetrarla, el deseo en su cuerpo se estaba evidenciando, haciéndole erizar la piel con tan solo imaginarlo e
Boris despertó temprano, pero no salió de la cama, el tibio y suave cuerpo de su esposa lo mantuvo preso entre las sábanas. La contempló desde su lugar, observó cada parte de su hermosa anatomía recorriéndola con la mirada.Se acomodó de lado en la cama apoyando el codo en el colchón y su cabeza reposaba en su mano, quería tener la mejor vista. Retiró de su rostro los mechones de cabello que la cubrían y se detuvo en sus labios, sonrió al revivir todo lo que esa rosada y deliciosa boca le hizo, sintió como su corazón saltó al recordarla tan desinhibida y su miembro volvió a ponerse duro entre las sábanas.—Ahora eres mía y mi cuerpo lo sabe muy bien —pensó.Su mano bajó a su rostro y delineó su delicada nariz descendiendo hasta sus labios, los recorrió suavemente con su dedo, temía que
Antes de la Boda...—Maldición... esos estúpidos oficiales. ¡Vladimir! ¿Dónde se habrá metido ese maldito viejo?Alek gritaba enfurecido tratando de buscar a Vladimir Romanov, el padre de Raisa. Todos estaban en la mansión Vólkov tratando asuntos de negocios cuando una llamada lo alertó de que los oficiales de la DEA estaban allanando las bodegas usadas para el tráfico de drogas y armas, entre ellas también fueron encontradas las de tratas de blancas.—¿Qué sucede, por qué tanto alboroto?—¿Cómo que qué sucede, es que acaso tú sabes algo? —Indagó Alek tratando de descifrar algo en la mirada del viejo ruso.—Algo como qué, habla claro.—Nuestras bodegas han sido interceptadas por los oficiales de la DEA y el FBI, han capturado a muchos de los nuestros y...<
Boris se llevó una mano a la nuca intentando calmar el dolor del golpe recibido, sintió la tibieza del viscoso líquido que emanaba del golpe.—¡Ay! Maldito Alek, me rompió la cabeza.—Señor déjeme ayudarlo.—No es necesario, ayuda a Mijaíl, hay que llevarlo a una clínica cuanto antes.Boris permanecía arrodillado en el suelo intentando calmar el dolor y el leve mareo que sintió a causa del golpe.—Tiene una grave herida de puñal en el abdomen, debemos trasladarlo a una clínica.—Permítame señor...—Déjame, ayúdalo a él. Llévalo al aeropuerto y trasládalo a la clínica de la familia.—Señor... su... su padre se ha llevado el jet.—Maldición... Llama a Dimitri, dile que necesitamos salir de aquí que busque un bue
Una negra oscuridad, minúsculos girones de colores bailaban frente a sus ojos, los cuales le pesaban para abrir. Angelina se dio la vuelta en el duro y tibio colchón bajo su cuerpo, tomó la manta por la punta para cubrirse el rostro de la tenue luz del sol que se filtraba por la única ventana del lugar y la cual le empezó a incomodar la vista, un asqueroso, pero leve olor a humedad y moho le golpeó en la nariz. Domingo. No era necesario despertar temprano. Podía permanecer todo el día tumbada en la cama disfrutando de su esposo, de sus besos, sus caricias, de todo lo que representaba ese hombre para ella. Hoy podrían seguir en su delirio de amor, marcándose, mimándose, entregándose a esa pasión que solo él le despertaba. Quiso tocarlo, por lo que extendió su brazo hacia su lado para sentir su musculoso y sensual cuerpo, pero solo palpó los nudos del duro y áspero colchón a su lado. Intentó incorporarse, pero su cuerpo se quejó de dolor, no quiso abrir
Alek subía las por las escaleras hacia las habitaciones, iba acompañado de dos exuberantes mujeres que llevaban diminuta ropa. Ese era su día a día, descargar sus ganas y sus deseos con prostitutas de sus clubes. Todas sabían a que se exponía, él era un hombre que practicaba el masoquismo, le encantaba ver sufrir a las mujeres con las que estaba, eso lo excitaba más de lo normal.Mientras avanzaba por el pasillo del segundo piso fue interceptado por Iván.—Señor, la cena está preparada en su alcoba.Alek entendió el sentido del mensaje y se separó de las mujeres que lo acompañaban, para hablar con más privacidad.—¿Hace cuanto está lista?—Acabamos de llevarla a su habitación, no quiso... no usa nada.—Mucho mejor —dijo levantando una ceja—. ¿Cuánto le dieron?&
—Final— Día actual... Josephine estaba más que feliz de que su amiga por fin saldría de la clínica, ya tenía una semana de estar bajo observación médica a causa de la sustancia que usaron en su organismo, querían sabes que tanto daño le había causado al bebé. —Hay Ageli, estoy tan feliz de que estés con nosotros y más por hacerme tía. —Gracias, pero no entiendo por que Boris no ha venido. Ni siquiera ha llamado. Josephine la miraba con pena, pero le sonreía en respuesta, no quería que su amiga se enterara de la verdad que le esperaba. —Vamos hija, te llevaremos a casa. —Gracias Dimitri. Ya quiero verlo y saber qué sucede. Dimitri y Josephine se dieron una mirada antes de ayudar a Angeline a sentarse en la silla de ruedas que la sacaría del lugar. —Te entiendo vamos —respondió el hombre. No tardaron mucho de camino cuando ya estaban en la mansión. Los guardas revisaron el vehículo antes
Horas antes de la muerte de Alek...—Son unos malditos estúpidos, nunca les diré nada —Alek estaba bastante golpeado, ya su rostro era casi irreconocible—. Pueden matarme si quieren, no le temo a la muerte.Dimitri miró con pena a Alek, recordó todo el tiempo que lo cuidó y lo educó, pero él prefirió ser como su padre, como Mijaíl.—Sabes Alek, te quise como un hijo, te enseñé a ser fuerte, decidido y de buen corazón, pero en ti estaba sembrada la semilla del mal, el odio te consumió y la ambición te cegó.—No sé de qué hablas.—Hablo de Annia —él levantó la vista y lo miró.—Qué tiene que ver ella en esto, está muerta.—Así es, tú la mataste, te encargaste de eso, pero no sabes toda la verdad.&mdash
30 años atrás...—Dimitri, llegó el momento, necesito agua, toallas y unas tijeras— dijo Petra mirando a su esposo parado en el umbral de la puerta mirando la escena con angustia.—Enseguida— dijo él y salió en busca del pedido.Eran casi las dos de la madrugada cuando Annia inició los dolores de parto. A la joven madre solo le faltaba una semana para salir de cuentas, pero el parto se había adelantado.Dimitri entró en la habitación trayendo consigo lo solicitado por su esposa. Petra acomodaba a la joven madre en la cama mientras otra chica del servicio ayudaba a la mujer mayor con todo lo del parto.—Annia, sé que esto es difícil para ti siendo tan joven— dijo Petra. —Pero necesito que hagas lo que te digo para que todo salga bien—.Annia asintió con la cabeza conteniendo los dolores que la agobiaban