Horas antes de la muerte de Alek...
—Son unos malditos estúpidos, nunca les diré nada —Alek estaba bastante golpeado, ya su rostro era casi irreconocible—. Pueden matarme si quieren, no le temo a la muerte.
Dimitri miró con pena a Alek, recordó todo el tiempo que lo cuidó y lo educó, pero él prefirió ser como su padre, como Mijaíl.
—Sabes Alek, te quise como un hijo, te enseñé a ser fuerte, decidido y de buen corazón, pero en ti estaba sembrada la semilla del mal, el odio te consumió y la ambición te cegó.
—No sé de qué hablas.
—Hablo de Annia —él levantó la vista y lo miró.
—Qué tiene que ver ella en esto, está muerta.
—Así es, tú la mataste, te encargaste de eso, pero no sabes toda la verdad.
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30 años atrás...—Dimitri, llegó el momento, necesito agua, toallas y unas tijeras— dijo Petra mirando a su esposo parado en el umbral de la puerta mirando la escena con angustia.—Enseguida— dijo él y salió en busca del pedido.Eran casi las dos de la madrugada cuando Annia inició los dolores de parto. A la joven madre solo le faltaba una semana para salir de cuentas, pero el parto se había adelantado.Dimitri entró en la habitación trayendo consigo lo solicitado por su esposa. Petra acomodaba a la joven madre en la cama mientras otra chica del servicio ayudaba a la mujer mayor con todo lo del parto.—Annia, sé que esto es difícil para ti siendo tan joven— dijo Petra. —Pero necesito que hagas lo que te digo para que todo salga bien—.Annia asintió con la cabeza conteniendo los dolores que la agobiaban
22 años después de su nacimiento...—¡Cris! ¡Cristopher, espera! — gritaba Boris a su amigo para que se detuviera.—¡Perro! ¿Dónde estabas? No te puedo quitar la cadena porque te me escapas ¿Qué pasó? — preguntó Cris dándose vuelta para ver a su amigo correr hacia él cerca a la salida de la universidad.—Nada, ya sabes cómo es mi padre, solo estaba recibiendo algunas indicaciones de un trabajo que debo supervisar— dijo el joven Vólkov a su amigo mientras se dirigían juntos en las puertas de la universidad para ir al estacionamiento. —¿Podrías prestarme los apuntes de hoy? Gracias a Dios esa materia la cursamos juntos, sino, no sabría qué hacer—.Boris Vólkov era un joven como todos lo demás, alegre, carismático, inteligente, atractivo entre otr
Era un día soleado, de esos que muy poco hay en Nueva York. Los chicos del colegio se agrupaban en la cafetería durante la hora de receso para tomar su merienda, otros buscaban chicas para molestar y ellas en grupos de amigas para defenderse, pero en el caso de Angeline ella se mantenía con Josephine, su mejor y única amiga.Angeline y Josephine se conocieron desde el jardín. Sus padres trabajaban juntos. Ambos eran agentes en la DEAmantenía casos similares y algunas veces juntos.En los últimos dos años el padre de Angeline, Liam Evans, trabajaba encubierto en la organización de Alek Vólkov, mientras que el padre de Josephine, Andrew Hopper, fue reasignado a un escritorio por un pequeño problemita callejero con otros compañeros.Liam, se desempeñaba como guardaespaldas de Alek Vólkov y también era el encargado de gestionar y verificar la droga que se t
Londres.Boris bajó hasta el lobby del hotel y se dirigió hasta el bar. Este no estaba tan lleno pues no era temporada de turistas. Se sentó en la barra y pidió un trago de vodka al bartender del hotel. Mientras esperaba una hermosa morena de ojos verdes y cuerpo curvilíneo se le acercó. La hermosa mujer llevaba un llamativo vestido muy insinuante que no dejaba mucho a la imaginación.—Hola ¿Estás aquí para olvidar o para conquistar?— preguntó la mujer llevándose una copa de vino a los labios mientras miraba a Boris con coquetería.El joven la miró y repasó su cuerpo con la vista deteniéndose en sus pechos los cuales estaban bastante expuestos a causa del vestido.Sonrió de lado y la miró degustando su cuerpo con la vista. —Ni lo uno, ni lo otro, solo son negocios— dijo desviando su vista hacia el vaso que l
Después de presenciar el encuentro entre Danna y Luke, Boris se levantó sigilosamente y se dirigió al hotel, entró a su habitación, y se tumbó en el sofá. Se sentía cansado, agotado, tenía varios días sin poder dormir bien, en su rostro se reflejaba su condición.Escuchó el golpe en la puerta y se levantó a abrir. Frente a él se encontraba Dimitri, su mano derecha.—Sigue— dijo con voz seca y fría, sin mostrar algún gesto en su rostro.El hombre entró seguido de dos hombres que le ayudaban con el equipaje. Dejaron todo en la entrada y se retiraron cerrando la puerta. Apenas esta fue cerrada y quedaron los dos hombres a solas, Boris se tiró en los brazos de Dimitri y exhaló fuerte dejando en claro el peso que lo consumía.—Hijo mío— dijo el mayor abrazando fuertemente al joven. —Por
Ala mañana siguiente el despertador sonó a las 5:30, Angeline se levantó de un salto, estaba feliz, había conseguido un trabajo, bueno, no era un hecho aún, pero no dejó que pensamientos negativos la abrumaran y la hicieran flaquear.Se vistió decentemente para asistir a la entrevista. Un vestido ejecutivo de corte recto en color negro de mangas pequeñas, acompañado con una chaqueta de listas negras y blancas haciendo juego, unos estiletos altos color negro y una elegante bolsa que le había prestado Josephine. Un sutil maquillaje y su cabello color cobre recogido en una hermosa coleta que su amiga le había hecho. Sus documentos estaban más que listos.El contraste de su atuendo con su cabello color cobre y sus hermosos ojos azules la hacían ver hermosa. Se veía diferente a la chiquilla que siempre representaba. Pensé a sus 28 años, Angeline se ve&
Una semana había pasado y aún Boris no conseguía secretaria. Tres mujeres habían llegado y tres habían sido despedidas. La última que llegó ese día salió de allí llorando y pidiendo que jamás la volvieran a llamar.La oficina de recursos humanos estaba hasta el tope de trabajo y Cristopher no paraba de entrevistar mujeres y hombres para el puesto. Había que poner un alto al berrinche del millonario.—Boris, ya decídete. No podemos seguir así todos tienen asuntos que atender, el hotel no se maneja solo y aquí hay bastante personal— le reclamaba Cris. Debía persuadir a su amigo a que parara su capricho por una excelente secretaria y se amoldara a la que llegara.—Solo necesito una maldita secretaria, sino puedes conseguirme una entonces llama nuevamente a Yamile. Pídele que vuelva. La necesito— la suplicante voz de Boris le
La tomó del brazo y la haló hacia él. El cuerpo de Angeline chocó con su torso y ella se quejó apenas lo vio.—Veo que se está divirtiendo mucho— fue lo único que se lo ocurrió decirle. No entendía por qué cada vez que estaba junto a ella las palabras lo abandonaban.—Eres el imbécil. ¿A caso me estás siguiendo? ¿Te faltó decirme algún otro insulto? A no me digas, vienes por otra cachetada— dijo ella intentando mantener el equilibrio, pues ella no estaba a costumbrada a tomar demasiado.Boris la miraba curioso. Esa mujer lo descolocaba. Un extraño instinto le hacía querer mirarla, tocarla y hasta desearla. No entendía el por qué, pero desde aquel caótico encuentro su cuerpo y su mente la anhelaban.—Tiene una boca muy sucia— dijo con una seductora mirada que ella no asimil&oa