Christopher regreso a la oficina, Boris permanecía en ella encerrado nuevamente en su soledad. Entró en silencio y llegó hasta el escritorio mirándolo molesto por lo sucedido.
—Aquí está la causa de su ruptura. Espero hagas algo bueno y valga el que ella se haya ido— dijo colocando la unidad frente a sus manos y dando la vuelta para salir de su presencia.
—¿Eso es todo? ¿Vienes y me entregas esto y dices que "esperas que haga algo bueno"?
—Y que quieres que te diga, que ella está esperándote en tu pent-house con un seductor atuendo para que llegues y le tires nuevamente a la cara toda la mierda que le echaste.
—Ella me mintió, debió ser sincera conmigo, decirme la verdad.
—Cual verdad Boris, tú también le mentiste, tu la engañaste primero.
—No lo hice...
—Sí lo hiciste, no le c
Boris no tuvo paz en su corazón, viajaba en el auto con Angeline en sus brazos, Mijaíl conducía y Dimitri iba en el asiento delantero. Boris hizo una señal a Dimitri para que se hiciera cargo de todo.El angustiado hombre, la abrazaba y besaba con cuidado de no maltratar más sus heridas.—Mi pequeño demonio, trata de resistir ya vamos a llegar. Por favor perdóname, por favor...Dimitri llamó a Petra para que tuviera lista la habitación del señor y llamara al médico para que atendiera a la mujer en sus brazos.En cuanto llegaron Boris sintió el ascenso del elevador como un trayecto largo y eterno, temía que la mujer que amaba no estuviera más con él, pero su mayor temor era que su pequeño no siguiera con vida.El hombre parecía una sombra deambulando de un lugar a otro en completo silencio, no quería hablar con na
Todos miraron a una débil Angeline siendo sujetada por Petra en el umbral de la puerta del despacho. Christopher, quien estaba más cerca de ellas le ayudó a entrar y a sentarse en uno de los sofás de la biblioteca. —¿Cómo es eso de qué tú eres el archivo? A la pregunta de Boris, Angeline buscó con la mirada el rostro de Eliot, quien le dio una suave y paternal sonrisa, confirmándole que ya todos sabían la verdad. —Cuando era niña mi padre siempre me hablaba con la verdad acerca de su trabajo, nunca me ocultó nada, pero era muy sobreprotector tanto que me hacía entrenar fuertemente, decía que algún día lo necesitaría —Angeline sonrió a la nada al recordar su pasado—. —Nunca entendí el por qué. —Hubo un tiempo en el que él me colocó un apodo, me llamaba chiquitita, odiaba ese apodo, así que antes de su última partida me dijo que, si algún día le sucedía algo, yo sabría qué hacer, me dijo que estaba lista y preparada para lo que aconteciera. Sin
Los días pasaron sin problema alguno, la preparación de la boda iba viento en popa, el evento no se había anunciado a los medios no querían la presencia de Raisa y la familia Romanov. Quienes, por cierto, se habían ocultado bien, nadie sabía de ellos y los peces pequeños estaban pagando por sus culpas, los gordos tenían como pagar una buena defensa, razón por la que aún los medios seguían zumbando en el tema como avispas.La boda se celebraría en el hotel, todos los empleados estaban bien atareados con los preparativos, los invitados eran pocos solo los conocidos de Boris, o porque no decirlo de Ángel Wood, pues a partir de ese momento Boris Vólkov desaparecería.Todos sus bienes habían pasado a nombre de Ángel Wood, sus clubes habían dejado de ser el lugar de encuentro para los negocios oscuros de Alek y se habían convertido en lugares d
—Déjame tocarte.Angeline forcejeaba para zafarse los amarres en sus muñecas, pero le era imposible. Sintió como sus pezones se colocaron duros por la fresca brisa que entraba por las ventanas de la cabaña, un nuevo azote cayó sobre su pecho y jadeó en respuesta.—Por favor... quiero tocarte.Boris la miraba con lujuria y una sonrisa perversa se dibujó en su boca. Bajó su vista a su entrepierna y notó la humedad que traspasaba la tela de su bikini, se saboreó los labios y la miró con hambre y deseo.—No mi querida esposa, estás castigada... y mira que voy a disfrutar mucho tu castigo.El pecho de Angeline subía y bajaba por su agitada respiración, su entrepierna palpitaba de deseo por sentir la tibia carne de su miembro penetrarla, el deseo en su cuerpo se estaba evidenciando, haciéndole erizar la piel con tan solo imaginarlo e
Boris despertó temprano, pero no salió de la cama, el tibio y suave cuerpo de su esposa lo mantuvo preso entre las sábanas. La contempló desde su lugar, observó cada parte de su hermosa anatomía recorriéndola con la mirada.Se acomodó de lado en la cama apoyando el codo en el colchón y su cabeza reposaba en su mano, quería tener la mejor vista. Retiró de su rostro los mechones de cabello que la cubrían y se detuvo en sus labios, sonrió al revivir todo lo que esa rosada y deliciosa boca le hizo, sintió como su corazón saltó al recordarla tan desinhibida y su miembro volvió a ponerse duro entre las sábanas.—Ahora eres mía y mi cuerpo lo sabe muy bien —pensó.Su mano bajó a su rostro y delineó su delicada nariz descendiendo hasta sus labios, los recorrió suavemente con su dedo, temía que
Antes de la Boda...—Maldición... esos estúpidos oficiales. ¡Vladimir! ¿Dónde se habrá metido ese maldito viejo?Alek gritaba enfurecido tratando de buscar a Vladimir Romanov, el padre de Raisa. Todos estaban en la mansión Vólkov tratando asuntos de negocios cuando una llamada lo alertó de que los oficiales de la DEA estaban allanando las bodegas usadas para el tráfico de drogas y armas, entre ellas también fueron encontradas las de tratas de blancas.—¿Qué sucede, por qué tanto alboroto?—¿Cómo que qué sucede, es que acaso tú sabes algo? —Indagó Alek tratando de descifrar algo en la mirada del viejo ruso.—Algo como qué, habla claro.—Nuestras bodegas han sido interceptadas por los oficiales de la DEA y el FBI, han capturado a muchos de los nuestros y...<
Boris se llevó una mano a la nuca intentando calmar el dolor del golpe recibido, sintió la tibieza del viscoso líquido que emanaba del golpe.—¡Ay! Maldito Alek, me rompió la cabeza.—Señor déjeme ayudarlo.—No es necesario, ayuda a Mijaíl, hay que llevarlo a una clínica cuanto antes.Boris permanecía arrodillado en el suelo intentando calmar el dolor y el leve mareo que sintió a causa del golpe.—Tiene una grave herida de puñal en el abdomen, debemos trasladarlo a una clínica.—Permítame señor...—Déjame, ayúdalo a él. Llévalo al aeropuerto y trasládalo a la clínica de la familia.—Señor... su... su padre se ha llevado el jet.—Maldición... Llama a Dimitri, dile que necesitamos salir de aquí que busque un bue
Una negra oscuridad, minúsculos girones de colores bailaban frente a sus ojos, los cuales le pesaban para abrir. Angelina se dio la vuelta en el duro y tibio colchón bajo su cuerpo, tomó la manta por la punta para cubrirse el rostro de la tenue luz del sol que se filtraba por la única ventana del lugar y la cual le empezó a incomodar la vista, un asqueroso, pero leve olor a humedad y moho le golpeó en la nariz. Domingo. No era necesario despertar temprano. Podía permanecer todo el día tumbada en la cama disfrutando de su esposo, de sus besos, sus caricias, de todo lo que representaba ese hombre para ella. Hoy podrían seguir en su delirio de amor, marcándose, mimándose, entregándose a esa pasión que solo él le despertaba. Quiso tocarlo, por lo que extendió su brazo hacia su lado para sentir su musculoso y sensual cuerpo, pero solo palpó los nudos del duro y áspero colchón a su lado. Intentó incorporarse, pero su cuerpo se quejó de dolor, no quiso abrir