—¿¡Pueden callar esa cosa?! —gritó Coraline en medio de un quejido. Su cabeza dolía con fuerza debido a la resaca.— Jamás dejen que vuelva a beber de esa manera.Luego de rodar los ojos, Marcus terminó bajando el volumen a la televisión. Tenía curiosidad acerca de lo que dirían las autoridades o los reporteros; más no había preocupaciones, supieron callar.—Funcionó la gran tajada que les diste, Marcus —felicitó un Saddam completamente ebrio, dándole una fuerte palmada en la espalda, una que casi le sacaba los pulmones por la boca.—Por supuesto que funcionó, no podía permitir que el nombre de mi chica apareciera en los encabezados —soltó con un poco de jocosidad mientras Astoria levantaba de repente su cabeza con el ceño fruncido.—¿De qué chica hablan? —cuestionó con molestia.Estaba claro que el alcohol la afectó más de lo que imaginó.Una gran carcajada salió de Saddam, entretanto Marcus sacudía su cabeza de un lado a otro, era toda una escena frente a sus ojos. No imaginó que el
Los chicos se apresuraron a llegar al punto señalado por Hassam. Ahí tendrían que encontrarse con Dimitri y Erin; sin embargo, al acercarse, notaron que solo estaba Dimitri junto con Hassam.—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Saddam un poco molesto.Todos estaban mucho más confundidos por la escena. En caso de que Dimitri los hubiera traicionado, no los habrían encontrado, a ninguno. ¿Qué estaba sucediendo?—Ambos llegaron. Erin se dio cuenta de que le tendimos una trampa —comenzó a explicar Hassam.—No me digas que se escapó —gruñó Coraline con ganas de hacerlo papilla. Estaba esperando ese momento con ansias, el poder arrancarle el cabello a esa víbora calva, y ¡la dejaban escapar!—Pues no te digo nada, cuñada —vaciló un tanto, luego elevó los hombros —intentó escaparse, pero al verse acorralada, decidió que lo mejor era saltar por la borda… en un lugar que extrañamente estaba infestado de cocodrilos.—¡¿Qué?! ¡¿Esos estúpidos cocodrilos acabaron con toda la diversión?! —se quejó Co
Casarte con la persona que amas, es un castigo cuando ella no te ama de regreso.Esa fue la realidad de Astoria durante un largo tiempo.Desde que se conocieron, los ojos de Astoria se fijaron en Marcus, ese chico que se convirtió en su primer amor, ese que le permitía amarlo sin darle nada más que indiferencia a cambio. Enterarse de que sus padres arreglaron su matrimonio años después, fue un golpe demasiado bajo para él.No la amaba.Estaba harto de sus intentos de complacerlo.Todas sus ideas, todo su desprecio, cambiaron cuando supo que podía perderla. El desprecio que sentía por ella cambió al intentar conocerla.Pero la vida no es un cuento de hadas, la mujer que comenzó a amar dejó de existir, teniendo a cambio la encarnación misma de la indiferencia. Los papeles se invirtieron y ella parecía haberle arrebatado lo más importante de su vida.—¿Dónde estuviste todo este tiempo? No te imaginas lo mucho que Erika y yo nos preocupamos por ti, te buscamos por cielo y tierra, no había
Sus manos estaban entrelazadas mientras se adentraban al auto que los llevaría a su nueva casa. Eran oficialmente marido y mujer, era su sueño hecho realidad. Desde que se conocieron, Astoria sabía que sería su esposo y padre de sus hijos.Con cada segundo que pasaba, se sentía la mujer más afortunada del universo, su corazón latía con fuerza al sentir la emoción de su noche de bodas. La mirada que Marcus tenía podría asustar a cualquiera, menos a su esposa, a la mujer que podía ver bondad a través de ese caparazón de hielo.Sabía que se comportaba así por todo el daño que recibió cuando era un niño.Llegaron a casa, sus ojos se posaron sobre él, le dedicó una nueva sonrisa al ser llevada de la mano a la segunda planta de la casa. Una parte de ella sentía que todo estaba yendo de maravilla, como si fuera un cuento de hadas.—Esta será tu habitación a partir de ahora, Astoria —afirmó al dejar la maleta de su esposa justo al frente de la puerta.La sonrisa que llevaba se esfumó por comp
—¡¿Estás loco?! ¡Bájame! —Siguió pataleando con fuerza.Finalmente, Marcus logró controlarla un poco, le puso el cinturón de seguridad. Se encontraba sorprendido por la actitud de su esposa, pensó que el responsable de ese comportamiento fue el alcohol; sin embargo, no bebió demasiado para terminar de esa manera.—¡Tú eres la que enloqueció! ¿Por qué razón MI esposa está en un bar junto con extraños? —Estaba enfurecido, no solo porque ella estuviera en un lugar de esa clase, sino porque lo había estado ignorando las últimas semanas.No lograba soportar que la mujer que estuvo detrás de él desde siempre, de la noche a la mañana, lo tratara como si fuera un completo extraño. No se podía explicar a sí mismo la razón de su molestia, se suponía que solo era su esposa en el papel.¿Y ahora se encontraba haciendo una escena de celos?—No soy tu esposa, Marcus. No soy nada para ti, así que encárgate de tus asuntos, yo me encargaré de los míos. —Su voz era firme, no daría el brazo a torcer.—¿
Los días pasaron sin que Marcus obtuviera alguna señal de Astoria, no sabía si se encontraba bien o si decidió regresar al lado de sus padres. La casa se sentía completamente vacía sin ella dentro; regresar era una verdadera pesadilla al saber que su esposa no estaría cuando volviera, con esa sonrisa de la que se enamoró.Se armó de valor, hizo lo que tanto deseó hacer durante todos esos días: llamar a sus suegros.La idea de hacerlo le revolvía el estómago a causa de los nervios. Ellos amaban a su hija, harían lo que fuera por ella, incluso, forzarlo a firmar un divorcio que la haría finalmente libre de él. Pero no quería eso, quería a Astoria a su lado.Mientras hablaba con ellos se percató de que no sabían nada de ella que le fuera útil, ni siquiera que pasó casi una semana desde que no regresó a casa. Su mayor miedo comenzó a hacerse palpable. ¿Le sucedió algo?—¿Tienes noticias de Astoria? —indagó Erika en un susurro, sentándose en el sofá.—No hay nada de ella —se giró para tene
La sonrisa se esfumó de su rostro, su corazón se detuvo por unos instantes. ¿Escuchó bien? ¿Su bebé ya no estaba? Podría oírse a la perfección el sonido de su corazón rompiéndose, dividiéndose en miles de pedacitos, pulverizándose.—¿A qué te refieres, Astoria? —Se atrevió a preguntar luego de unos segundos.Se mantenía aún tan distante, tan fría que no parecía ser ella misma, sino una copia barata sin ningún tipo de emociones. El desespero comenzó a crecer en el interior de Marcus. Su esposa no le estaba dando ninguna respuesta, no parecía siquiera que todo eso le importara o le hubiera afectado.»Por favor, respóndeme, necesito saberlo. Merezco saber qué pasó con mi hijo —habló con desespero.Sus palabras eran más una súplica que cualquier otra cosa.—Ya no existe —murmuró con una aparente indiferencia.—Astoria… ¿Qué hiciste? ¿Qué hiciste con nuestro hijo? —Ella enmudeció—. Dime que es una broma, hazlo, por favor. Dime que fue simplemente un error, una broma de mal gusto, y que vam
Seis años despuésLos flashes de las cámaras enceguecían a Marcus, tanto que le impedían observar el camino que tomaba.A su lado y como una especie de garrapata, estaba su asistente, aquella chica que no desaprovecharía en lo más mínimo la oportunidad de acercarse a este aclamado empresario. Le daba curiosidad su pasado, ese que lo transformó en ese sujeto frío y calculador.Los medios deseaban conocer la clave del éxito detrás de Marcus; su respuesta era simple: Trabajo duro. Él no permitía fallas y deseaba que todo saliera cada vez mejor. El último mes había despedido a quince de sus empleados y llegar tarde no era una opción.«Detrás de cada persona exitosa, se encuentra alguien que lo impulsa hacia delante», era aquello que siempre y sin excepción escuchaba en las entrevistas.¿Cómo podría decirles que la única razón que tenía era querer mantener su mente ocupada? Por supuesto, no lo haría, porque ni él mismo conocía su condición.•••En un lugar distante, los gritos llenos de fu