Hablar

Lucrecia regresó al piso en el que estaba su hija y los Pieth le agradecieron por semejante cena, Sebastian había encargado ya su sushi apropiado para él ella se sentó a su lado y le dio un abrazo.

—¿Por qué es esto?

—Eres tan snob como Priscila.

—Sabía que tenía que tener un hijo perdido en nuestro grupo.

Los dos rieron.

—Gracias.

—Lu, somos familia.,

—¿De qué hablan ustedes dos? —dijo Carrick mientras le entregaba el sushi a Sebastian. Alonso se acercó y se sentó al alado de su amigo. —¿Recuerda a Silvia? Tiene un arquitecto de jardines que está enamorado de Lucrecia, la vio pasar y dice Silvi que casi se desmaya.

—Bueno, no es muy hombre si casi se desmaya —Agregó Alonso.

—Yo veo a Julianne. Y tengo micro desmayos, pero no le digan. —Sebastian rio y Lucrecia le acarició la mejilla a Carrick mientras le veía divertida.

—No le creas.

—Que sí, que sí. —Los dos rieron

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