Estimadas lectoras y lectores Dominik no pudo soportar el conocer un poco del pasado de Ana, si realmente se entiende, Ana nunca le conto toda su vida como si lo había hecho antes con Alexis.
--- Alexander Müller ---Al mismo tiempo, Elena comenzó a estar más presente. No puedo delegar toda la responsabilidad a Ana, más bien, yo sé que fui quien falló, yo fui quien hizo que todo se fuera a la m****a.No sé si fueron las circunstancias, no sé si todo se alineó para que sucediera, pero, la primera vez que estuve con Elena, sentí cosas que no había sentido con Ana. Tú mismo lo has dicho, Ana es joven y Elena tenía experiencia, tú sabes a qué me refiero…En mi cabeza solo me pasaban imágenes de ella acostándose con Alexis, yo mismo me justificaba diciendo que si Ana podía hacerlo, yo también podría.Definitivamente, no estaba pensando con claridad, yo creía que Ana me engañaba con Alexis, así que mentalmente me estaba justificando con el hecho de que yo imaginaba que Ana hacía lo mismo, sé que soy un idiota, ¿Cómo demonios podría hacerlo? Yo la tenía vigilada, ella tenía a Trevor cuidándola todo el maldito tiempo.Yo mismo le había pedido a Mauro que me consiguiera a alguien de
--- Héctor Plourde ---Tal como Betancourt dijo, llegamos a urgencias del Hospital Ángeles, dije que iba por parte de él e inmediatamente atendieron a Ana. No hicieron preguntas, solo se enfocaron en hacerle los estudios que requerían para descartar contusiones o golpes que no eran visibles y pudieran ocasionar problemas graves a futuro.No me he despegado ni un momento de ella. Ernesto dejó estacionada mi camioneta en el lugar que nos asignaron y finalmente se marchó.Al final, el que se quedara no iba a ser muy útil, prefirió ir a casa a prepararnos una muda para ella y para mí, ya que es seguro que ella se quedará a pasar la noche aquí.- ¿Señor Plourde? – dice el médico que está atendiendo a Ana.- ¿Sí? Dígame… respondo mientras veo que llevan a Ana en camilla hacia una habitación.- Llevamos a la señora Plourde a su habitación, salvo el labio partido y el golpe en la nariz. Los golpes que se llevó con la caída no son severos, ya le hemos puesto medicamento para el dolor e inflamac
--- Ana Teyssier ---Siento una gran opresión en el pecho, despierto de golpe, estoy bañada en sudor, me muevo y todo mi cuerpo me duele. Giro mi cabeza y ahí está Héctor, la habitación tiene un área con sofá cama que, podría usar, pero él prefirió quedarse a dormir en el sofá que está aquí a mi lado.Al verlo, siento cómo mi tranquilidad regresa. En definitiva, estoy a salvo y esto, esto no es un sueño, suelto, un suspiro de tranquilidad.Me llevo los dedos a mi boca, me toco el labio y puedo sentir la herida. No fue necesario suturar, pero sí está un poco inflamado y creo que me quedará una pequeña cicatriz.La nariz me duele, aunque ya no tanto como hace unas horas. Ya que, el dolor en la nariz me estaba ocasionando intenso dolor de cabeza.Afortunadamente, tal como dijo Héctor, los medicamentos hicieron efecto y pude dormir, aunque sea unas cuantas horas.Con sumo cuidado me levanto de la camilla y me acerco a la ventana; las luces de la ciudad, me llaman a mirar por esta. Hace 4
--- Ana Teyssier ---Veo que Héctor se mueve, creo que está teniendo una pesadilla. Me acerco a él y pongo mi frente sobre la suya. Él poco a poco se va tranquilizando, intento alejarme, pero me sostiene las muñecas para que no lo suelte.- ¡Quédate así! Déjame que me convenza de que estás aquí… - dice e inmediatamente abre sus ojos.- ¡Aquí estoy…! ¡Tranquilo, ya estamos bien! Ahora tienes que descansar… Sé que fue un largo día… - digo y sonrío al verlo cómo me mira de una forma en que no sé cómo describir.- Ven… - dice y me jala para que me siente en su regazo. – Solo quiero asegurarme que no te volverán a alejar de mí… De verdad no sé qué hubiera hecho si él te hubiera apartado de nosotros, o peor aún, si él te hubiera hecho algo.Vuelvo a acercar mi frente a la suya, pongo mis manos sobre sus mejillas y le digo en voz muy baja…- ¡Aquí estoy y, no voy a ir a ningún lado! Tú y nuestras hijas son mi única familia, así que no tengo por qué ir a ningún otro lado, más que con ustedes.
--- Ana Teyssier ---Ahora que lo pienso, Héctor ha estado conmigo por años, pero él y yo nunca hemos tocado el tema de una relación.El casi no habló de Ella, él siempre me decía que venía a Puebla sin dar mayor explicación, poco a poco me fui dando cuenta de que lo hacía cuando, Ella venia.Al reaccionar y ver lo que estoy haciendo, me alejo, pero Héctor me detiene y no me deja bajarme de su regazo.- Ana… Por favor… - dice en un tono suplicante.- ¡No! ¡No, Héctor! ¡Por favor! No es correcto lo que acabo de hacer, tu y yo somos amigos, tu y yo vivimos juntos por las niñas… - digo tratando de corregir mi error.- Ana… ¿Realmente estás segura de lo que estás diciendo? – me pregunta mientras me mira con la misma mirada que me regalo cuando yo tenía 18 o 19 años, esa mirada que me dio cuando nos conocimos.- ¡No…! ¡No sé! ¡Ya no sé…! Héctor, no quiero arrastrarte conmigo a una vida que no mereces. Tú y Jude han sido mi mayor pilar para salir adelante con Paz, pero no quiero aprovecharme
--- Mauro Jiménez ---- ¿Cuándo, carajos, vas a enviar mi boleto para largarme de aquí, Mauro? Te he estado ayudando todos estos malditos años y no he visto el fruto de mi ayuda, ni de mi esfuerzo. – gritaba la mujer que me llamó.Tratando de que nadie escuche los gritos de la idiota, salgo al patio trasero de la casa de Annalena Müller. Definitivamente, tener a Alexander Müller casi respirándome en la nuca me ha orillado a hacerla de hijo abnegado, cuidando de August Müller, tratando de ganarme un cachito de cielo.- Te dije que no me llames, yo soy quien te va a llamar… - respondo molesto.- Mira, Mauro, no me vayas a salir con tus estupideces, te he ayudado mucho, incluso he traicionado mis principios por una vida más cómoda. Ya no soporto seguir trabajando aquí, tengo a Diego Sánchez soplándome la nuca. Si él descubre todo, voy a caer y tú caerás conmigo. – dice y sé que esa maldita estúpida es capaz de hacerlo.- ¿Quién es ese tal Diego Sánchez? – preguntó desconcertado.Tal vez e
--- Ana Teyssier ---Miro al hombre que recibe instrucciones por parte del médico; son cosas básicas y muy normales. Puedo ver cómo él pone toda la atención en aquello, tal como si mi vida dependiera de aquello.Héctor de momentos voltea y me mira, aún no puedo creer lo que ha estado ocurriendo desde hace unas horas.Héctor y yo nos hemos besado en varias ocasiones y aunque debo confesar que me duele, aquellos besos han ido calmando mi alma. Tengo miedo de decir que eso es lo único que me hacía falta.Digo que temo, no porque no quiera, más bien, temo porque me da miedo pensar que, aquello solo sea por el momento, me da miedo pensar que Héctor solo esté reaccionando así debido a todo lo que sucedió.- Bien… Señora Plourde, los dejo para que terminen de alistarse. Tal como lo dije antes, usted se puede retirar y si tuviese algún malestar, solo es cuestión de venir y la revisamos, aunque claramente, ya se han destacado otras contusiones.- ¡Gracias, doctor! – digo y trato de sonreír, per
--- Ana Teyssier ---– ¡Oye! Ya mandé a varios guardaespaldas para cuidar a las niñas, también hablé con el presidente de Mochitlán, ellos estarán muy al pendiente de cualquier actividad o llegada de algún desconocido que se note sospechoso.Me comento que pudieron dar con el policía que dejó pasar a Dominik y su guardaespaldas, de nombre Trevor Brown.- ¿Él fue quien me secuestro? - preguntó sorprendida, ya que nunca he sido del agrado de Trevor, pero no creo que se prestaría a secuestrarme, ya que claramente sé que él estaba a favor de Elena.- Según los videos de tu secuestro… Sí, fue el quien te puso un paño con algo que suponemos es cloroformo. De hecho, Dominik le acompañó, pero el que hizo el trabajo fue Trevor. Ya lo están buscando aquí y en EE.UU, no te preocupes. – dice y suena convencido de que darán con él.- Seguramente ya se escondió… Conozco a ese hombre y créeme, me odia hasta lo más profundo de su ser… - digo sin dudar.- ¿Por qué piensas aquello? – me pregunta Héctor