Estimadas lectoras y lectores En ocasiones, no todas las amistades que se encuentran a lado son verdaderas. Esa será una cosa que Ana tendrá que aprender y enfrentar en algún momento de su actual vida.
--- Ana Teyssier ---Miro al hombre que recibe instrucciones por parte del médico; son cosas básicas y muy normales. Puedo ver cómo él pone toda la atención en aquello, tal como si mi vida dependiera de aquello.Héctor de momentos voltea y me mira, aún no puedo creer lo que ha estado ocurriendo desde hace unas horas.Héctor y yo nos hemos besado en varias ocasiones y aunque debo confesar que me duele, aquellos besos han ido calmando mi alma. Tengo miedo de decir que eso es lo único que me hacía falta.Digo que temo, no porque no quiera, más bien, temo porque me da miedo pensar que, aquello solo sea por el momento, me da miedo pensar que Héctor solo esté reaccionando así debido a todo lo que sucedió.- Bien… Señora Plourde, los dejo para que terminen de alistarse. Tal como lo dije antes, usted se puede retirar y si tuviese algún malestar, solo es cuestión de venir y la revisamos, aunque claramente, ya se han destacado otras contusiones.- ¡Gracias, doctor! – digo y trato de sonreír, per
--- Ana Teyssier ---– ¡Oye! Ya mandé a varios guardaespaldas para cuidar a las niñas, también hablé con el presidente de Mochitlán, ellos estarán muy al pendiente de cualquier actividad o llegada de algún desconocido que se note sospechoso.Me comento que pudieron dar con el policía que dejó pasar a Dominik y su guardaespaldas, de nombre Trevor Brown.- ¿Él fue quien me secuestro? - preguntó sorprendida, ya que nunca he sido del agrado de Trevor, pero no creo que se prestaría a secuestrarme, ya que claramente sé que él estaba a favor de Elena.- Según los videos de tu secuestro… Sí, fue el quien te puso un paño con algo que suponemos es cloroformo. De hecho, Dominik le acompañó, pero el que hizo el trabajo fue Trevor. Ya lo están buscando aquí y en EE.UU, no te preocupes. – dice y suena convencido de que darán con él.- Seguramente ya se escondió… Conozco a ese hombre y créeme, me odia hasta lo más profundo de su ser… - digo sin dudar.- ¿Por qué piensas aquello? – me pregunta Héctor
--- Héctor Plourde ---Miro cómo Ana me observa, esto lo lleva haciendo desde la mañana, ella me mira, pero no dice nada de lo que piensa. Llevo poco más de 5 años conviviendo con ella, es obvio que he aprendido a leer sus movimientos y entre líneas lo que piensa y dice.Sé que hay algo que le está incomodando, pero no me lo dice, entramos a lo que en su momento pudo haber sido nuestra casa.Acabo de recordarle cómo fue que nunca habitamos este lugar. No puedo negar que jamás cambiaría la casa en Mochitlán por esta, pero, creo que las cosas hubieran sido diferentes si ella hubiera decidido vivir aquí.Al menos para mí, sí, ya que, en aquella ocasión, cuando Paz nació, casi pierdo a Ana. Por mi mente pasaron escenas de aquel terrible día y solo puedo sentir cómo un escalofrío me recorre el cuerpo.Afortunadamente, aquello pasó y solo quedan terribles recuerdos. Lo importante es eso, que son recuerdos únicamente.Mi vida no sé cómo hubiera sido sin ella; de solo pensar que mis hijas se h
--- Ana Teyssier --- Miro al hombre que acaba de decir todas aquellas hermosas palabras y no puedo creerlo. Él ha estado conmigo por años, él ha estado siempre conmigo, ¿cómo pude ser tan idiota? ¿Cómo pude ser tan ciega? ¿Cómo permití tantos años lejos de él? - Ana… ¿Has escuchado todo lo que te dije? – me pregunta esperando a que yo le dé una respuesta. ¿Cuál es la mejor respuesta a todo lo que acaba de decirme? Lo único que hago es levantarme de la silla e ir hacia él y besarlo, sí, besarlo. Lo beso como si fuera una chiquilla, la misma adolescente de hace 14 años, me duele, claro que me duele, pero no importa. Estoy frente al único hombre del que nunca debí separarme. Montones de imágenes cruzan mi mente, montones de recuerdos llegan en forma de cascada. Recuerdos desde cómo fue que nos conocimos, recuerdos de cómo fue mi primer beso con él, lo que sucedió ese día, recuerdos de cómo fue que tome ese maldito avión y lo deje aquí. - ¡Oye…! ¡Oye! ¡Tranquila! Te me vas a abrir
--- Héctor Plourde --- Luego de una rica comida al lado de Ana, ella luce un poco más relajada, al final terminamos comiendo a la orilla de la alberca. Ella mantuvo todo el tiempo sus pies colgados de la orilla. La miro y puedo ver que ella está más tranquila con relación a lo que sucedió ayer, es más, podría decir que no lo quiere ni mencionar. Estas son las cosas que no me agradan de ella. Normalmente, lo que le pasa se lo guarda y luego, aquello termina saliendo y afectándola más de lo que debería. Aunque solo por hoy, quiero fingir que no pasó nada, quiero fingir que Dominik no está presente y que no hay un montón de cosas que resolver. Tras una larga sobremesa, recogemos la basura, ella la lleva a la cocina y yo me recuesto en el camastro. El sol está por ocultarse y, a Dios, doy gracias por otro día más, doy gracias por tenerla cerca, porque no permitió que le pasara nada a lado de Dominik. - ¿En qué piensas? – dice ella mientras se acerca con una copa de vino tinto. - Tú
- Ana… Esta vez quiero que hagamos las cosas de otra manera, tu y yo, ya vivimos juntos, ¿No? - Sí… Pero… ¿Qué sucede? - dice ella intrigada. - Bien, Ana Isabela Teyssier Martínez, ¿Te casarías conmigo? – hago la pregunta que debí haber hecho desde que ella tenía 19 años. Hago la pregunta que tuvo que esperar 14 años para ser pronunciada. Solo puedo ver cómo Ana se me queda viendo y pone ojos llenos de sorpresa. - ¿Perdón…? ¡Creo que no escuché bien…! - dice ella, aun incrédula de mis palabras. - Sí, Ana. ¿Te quieres casar conmigo? Llevamos 5 años siendo unos excelentes padres y antes de que algo más suceda, quiero que me digas lo que piensas. – digo aquello y es claro que las circunstancias no son perfectas. Luego de 14 años, ahora que lo analizo, esta es la mejor manera de pedirle matrimonio a la mujer de mi vida. - Héctor… - dice y toma mi mano. Es evidente que sus ojos están llenos de lágrimas, creo que no esperaba que hiciera esto, digo, le estoy proponiendo matrimonio a l
--- Héctor Plourde --- Luego, en un rápido movimiento, me retiré la ropa y zapatos que llevo puestos, me costó un poco, porque obviamente no piensas en que vas a terminar teniendo intimidad con el amor de tu vida cuando te cambias de ropa. Ana sigue recostada, mira hacia arriba y luego se incorpora al sentir que no continúo besándole el cuerpo. - Espera… Unos problemas técnicos… - digo cuando ella me mira y ve cómo intento quitarme los zapatos con agujetas. - ¡Oh! – dice y vuelve a dejar caer su cuerpo en el suave colchón. Ahora que estoy libre de mi ropa, es evidente mi erección, aun así, me tomo el tiempo necesario, así que, tomo sus pies y la jalo hacia la orilla de la cama. Ella solo emite un gritito ante la sorpresa. Beso, sus dedos, me detengo en aquel tobillo que tiene, como dice ella, “una bella cicatriz”, la miro y sé que conozco su historia. Continuó trazando un camino de besos y caricias hasta llegar a aquella zona que solo le pertenece a ella. Acaricio sus muslos y
--- Ana Teyssier --- Despierto con los primeros rayos de sol, me muevo y siento un extraño dolor por todo mi cuerpo. Intento moverme para acomodarme, ya que me doy cuenta de que estoy boca abajo y es aquí cuando siento como un brazo rodea mi cintura, me aprieta al sentir mi movimiento. Caigo en la cuenta de lo que ocurrió hace apenas unas horas, de solo recordarlo, siento como mis mejillas se sonrojan y se calientan. No puedo mentir, llevaba más de 5 años sin tener intimidad con alguien y esta, sí, esta vez, es la primera vez en la que, debo reconocer que me he dejado llevar por el universo de emociones y sensaciones que sentía. Giro mi cabeza y lo miro, él está ahí, todo parece como un sueño, uno del que no quiero despertar. Tal como si sintiera mi mirada, Héctor abre los ojos, al verme sonríe, se acerca un poco más a mí y besa mi espalda desnuda. Al acercarse, lo puedo oler, todo mi cuerpo huele a él y eso, de cierto modo, me prende, pero a la vez, me hace sentir tranquila. D