DIEGOA las gemelas les parece de lo más divertido ir y venir, salpicarme con agua intentando que me una en la piscina. Las miro con fastidio, y me paso una mano por el pelo, intentando quitarme la sensación de humedad. No tengo ganas de estar aquí, pero de alguna manera, no sé cómo, me he acostumbrado tanto a esta mierda que es adictivo sentarme aquí a fumar con la misma panda de siempre.—Y... ¿estás bien con ella?—Brianna, deja de joderme.—Sólo pregunto, es curiosidad. Su curiosidad es irritante, como ella. Ahora no puedo ni pensar qué se me cruzó por la cabeza para querer intentar algo con ella. Ni siquiera se parece tanto a Margaret.—Pues no curiosees en mi vida que no te importa.Veo a Nate, enganchado con la amiga de Maggie metiéndole la lengua hasta la campanilla, ¿y ella? Me empujo de la tumbona para levantarme y Brianna me sujeta de la muñeca, creo que me pregunta algo que apenas escucho antes de irme.Cuando por fin la encuentro, el aire me golpea como un puñetazo en el
DIEGOSigo sin saber por qué estamos aquí todavía. Las amigas de Maggie están perdidas a saber dónde, ni me interesa, el porro ha dado ya veinte vueltas a la mesa y no puedo deja de vigilar por encima del hombro como Maggie se ríe con una desconocida.—Me cae bien —me dice Tina, la miro de reojo—. No hablé mucho con ella aquel día en el bar, me encerré con Travis en el baño. —Es buena chica.—Dan dijo que no es muy habladora.—Es que el puto de Dan no tiene nada que hablar con mi chica.Se ríe, durante un segundo me parece insufrible, pero llevo un rato en el que todo me causa jaqueca.—Estás mono en plan celoso. Pero está bien, es Dan, te la tiene jurada así que cuidado con él. Ya sabes cómo se pone cuando algo le entra en la cabeza.Sí, lo sé, y espero que no llegue al límite en el que me haga tener que sacarle literalmente el cerebro por la nariz a base de puñetazos. —Lo sé, lo tengo controlado.Veo cómo me señala, está demasiado sonriente y feliz, por eso sigo teniendo el culo p
MAGGIEPor la mañana me despierto con mil mensajes. Vera se perdió con Nate en algún punto de la noche. Patty lo hizo con otro chico, y yo conocí a Ava. Me lo pasé bien —dentro de lo que cabe—, sobre todo porque el alcohol me hizo olvidarme un poco de la capullada de Dan. ¿Por qué iba a dejar que me afectara algo que él pudiera decir? Está claro que no es un buen amigo, que Diego le importa una mierda y nuestra relación también. Sin embargo, lo hizo, me afectó más de lo que quiero admitir.Giro el cuello para ver a Diego dormido, con la cara aplastada contra las almohadas y el pelo revuelto. Está aquí conmigo. Y es Diego, ¡por favor!Anoche vi cómo me miraba... ¿lo ha hecho así todos estos años y no me he dado ni cuenta? De no ser porque estaba rodeado de esos amigos suyos, le habría saltado encima. > Es un pensamiento que no puedo sacarme de encima. No entiendo todavía qué hace con ellos.Sigo con el móvil hasta que las manos de Diego serpentean por mi
DIEGOEl silencio de la casa es raro. Mientra cocino, empiezo a arrepentirme de no haber traído a Maggie conmigo. Joder. He sido un imbécil, para variar. No tengo de lo que quejarme si por sus atques de celos va a tener arrebatos sexuales como anoche.Ya lo tengo todo listo para cuando llegan: la cena recién terminada y la mesa puesta. Parece una noche cualquiera de las de antes, una de esas en las que a mi abuela le costaba horrores que yo pusiera la mesa y al final lo hacía para que ella no se esforzara de más. Después llegaba Maggie con su familia, como lo hacen hoy, sonriéndo y llenando la casa de vida, y parece que nada ha cambiado... Salvo que falta una silla, y que he hecho cena de más, y que de alguna forma u otra soy yo el que necesita volver a sentirse como en casa.—Uno del trabajo me ha conseguido dos entradas para el partido de baloncesto del fin de semana. ¿Quieres venir? —Sé que me habla a mi, pero mi mente no está en la mesa.—Claro —le respondo sin más.El padre de Ma
MAGGIEPara cuando Diego empieza las vacaciones la habitación de invitados ya está practicamente como solía estarlo antes de él. Vacía, sin vida. Casi me echo a llorar cuando me asomo.—¡Margaret! Vamos, no me jodas, ¡no tenemos todo el día!He empezado a sentirme muy sola en casa. Mis padres casi ni se hablan, discuten más ahora que Diego no está cerca; así que yo me veo refugiada bastante amenudo cogiendo el autobús para ir a su casa con él. Dice que no le molesta, que le gusta verme por allí, pero de alguna forma siento que no puedo ocuparle todo el espacio. Cuando Patty se marchó un par de semanas atrás a empezar a vivir por su nueva ciudad, Vera y yo nos tiramos una noche entera hablando y comiendo helado en su casa. Cuando Vera se marche el mes que viene... No quiero ni imaginármelo.—¡Voy! ¡Un segundo! —grito.Aplasto el cargador de mi teléfono en la maleta y me tropiezo por el pasillo, la maleta casi me resbala de las manos al principio de las escaleras, pero llego sana y sal
DIEGONo sé en qué me estoy convirtiendo, o en quién, pero me gusta. No es que haya dejado de ser un impulsivo de mierda, ni que el peso del mundo haya desaparecido de mis hombros. Pero cuando estoy con Maggie, las dudas que suelo arrastrar parecen menos importantes. Más simples de superar.—Se os ve felices —dice Shannon.Hemos llegado de la playa hace un par de horas, a tiempo para cenar aquí en su casa, y de no ser porque Maggie se ha pasado toda la velada hablando, el silencio habría sido incómodo de cojones. Era palpable, se nota que algo ha pasado. No es algo de lo que hable con Shannon; ella no se mete en mi relación y yo no lo hago en la suya. Pero me importa demasiado, toda esta familia me importa lo suficiente.—¿Y qué hay de ti? —Suelto el humo del cigarro.—Nos vamos a divorciar.Lo más sensato. Pensaba que me jodería más escucharlo, a fin de cuentas ellos han sido unos padres para mi.—¿Cuándo se lo váis a contar a Maggie? Le vendrá bien saberlo cuanto antes.Y será un pe
MAGGIECuando Vera se marcha, yo me paso toda la noche llorando. Soy una dramática. He hecho que Diego abandone su noche de tíos para traerme helado y hacerme compañía. Estaba sólo con Nate en su apartamento, así que entre medio de mis dramas he lloriqueado por desperdiciarle su noche con el único amigo bueno que tiene.—De haberlo sabido te habría permitido vivir aquí conmigo cuando se te pasase la llorera —me dice, sin dejar de acurrucarme contra su pecho—. Los amigos de instituto no suelen ser los definitivos, conocerás gente nueva.Lo conozco a él, y a su panda de amigos con la que espero no juntarme en los próximos años. Sé que han empezado a reclamarle a Diego que lleve casi todo el verano sin aparecer por el campus. Hemos estado liados, supongo. Mis cosas llevan un par de semanas en esta casa, tengo muchas más que no quiero traer porque sigo sintiendo en cireta medida que estoy invadiendo su espacio. Se nos da bien, creo, esto de estar juntos. Quiero buscar un trabajo para no t
MAGGIEPara cuando salgo de mi última clase, Diego está apoyado al final de la escalinata de mi facultad, fumando y esperándome tal y como me ha prometido esta mañana. Un par de chicas de mi clase pasan cerca suya, veo como cuchichean y lo miran, y las entiendo.—¿Qué tal el primer día, novata? —Me engancha el brazo a los hombros y me besa—. ¿A que era mejor quedarnos en la cama?Lo empujo un poco, pero sólo sonríe.—Ha estado guay.—No sé si llamaría "guay" a tener que seguir estudiando otros tantos años. —Tira el cigarro al suelo, yo lo pisoteo con mi zapatilla—. Voy a ir al bar un rato con Nate y el resto, ¿te importa coger el autobús para ir a casa de tu padre y te recojo después?Me alegra que no me invite. Lo último que quiero es que sus amigos me acojan en el grupo y tener que aguantarlos más de lo que me gustaría que es entre cero y nada.—Vale... Además, así aprovecho el viaje para llamar a mi madre.Asiente, como si mi respuesta le pareciera más que lógica, y me da un beso r