CORALINE

—¡Dios mío no se que hacer!, mi amor por favor cálmate.

—Ben

—Te debes calmar, por favor tienes que respirar, mi amor.

—¡Bennett cállate!.

Me parto no solo de dolor si no también de risa porque claro que duele pero quién sufre más es Bennett a quien su papá ha mandado a callar por histérico.

Estoy siendo ingresada por fin a la sala de parto, después de casi 6 horas de dilatación, finalmente he escuchado que estoy en el porcentaje para dar a luz y traer al mundo a mi niño que tanto me ha hecho sufrir pero no podría ser más feliz.

Después de la luna de miel en Grecia, descubrimos que ya tenía dos meses de embarazo y no estaba enterada, solo empezamos a sospechar cuando la necesidad de moras se me hizo una obsesión y no se que pasa con mis hijos y las frutas que los vuelven locos.

Finalmente podemos tener un embarazo y un matrimonio normal, uno donde los latidos del corazón de mi bebé sé que es solo uno, disfrutando la etapa de sus movimientos hasta las náuseas que fueron u