Erik
"¿Hombres lobo?"
Su pensamiento atraviesa mi mente como un susurro frágil, tan débil que me irrita. La sola idea de su incredulidad es una ofensa. Siento las garras extendiéndose en mis palmas mientras lucho contra el impulso de destrozar la absurda ingenuidad que refleja.
Miro su figura temblorosa. Tan frágil. Tan… ordinaria.
—¿Un… qué? —tartamudea con la voz quebrada por el miedo—. Eso… eso no existe.
Me río, un sonido bajo y grave que llena el espacio entre nosotros. Es una risa cargada de burla, de exasperación.
—No juegues conmigo, por favor —añade suplicante, como si pudiera conmoverme.
Pobrecilla. Su mente es tan limitada. Ingenua. ¿Cómo puede ser esta mujer la elegida? ¿Cómo es posible que de todas las humanas sea ella la que haya sobrevivido al proceso?
La observo con detenimiento, mis ojos recorren cada línea de su rostro. Es pálida como la porcelana, sus ojos marrones son comunes, pero unas enormes pestañas afinan su mirada. Tiene unos labios rosados y carnosos, pero quebradizos por la falta de líquido. Es demasiado enclenque; le falta incluso vitalidad. Sus manos tiemblan, y su respiración se acelera. La debilidad emana de ella y es tanto física como emocional. Podría aplastarla con un solo movimiento, romper su delicado cuerpo como si no fuera nada.
Y aun así, hay algo que me detiene.
No tiene sentido. No hay nada especial en ella. Es pequeña, frágil, una criatura destinada a ser parte del rebaño, no la portadora del linaje de un Alfa. Y, sin embargo, aquí está. De pie ante mí, desafiándome con esa vulnerabilidad que debería despreciar.
—No estoy jugando, humana —digo al fin. Mi voz es baja y afilada, como un cuchillo—. Pero me da igual si me crees o no. Es irrelevante.
Mis palabras la hieren como esperaba. Veo el pánico en sus ojos, la forma en que su pecho sube y baja con rapidez. Me deleito en su confusión, en el miedo que la consume, aunque no lo admito ni ante mí mismo.
—Siempre y cuando puedas cargar a mi cachorro hasta el final —añado dando un paso hacia ella.
—¿C-cachorro? —balbucea, retrocediendo con torpeza. Su espalda golpea la pared, y me detengo justo frente a ella invadiendo su espacio sin remordimiento.
Sus ojos buscan los míos, pero apenas logra sostener mi mirada.
—¡Yo no tengo nada tuyo! —grita desesperada.
La inclino hacia adelante, acorralándola. Mi sombra cubre su cuerpo mientras me inclino lo suficiente para que nuestras respiraciones se mezclen.
—¿Nada… mío? —repito lentamente—. ¿Estás segura de eso?
Coloco una mano firme sobre su vientre, y su reacción es instantánea. Un jadeo entrecortado. Su piel tiembla bajo mi toque, y el aroma embriagador de su miedo llena mis sentidos.
—No lo entiendes todavía, pero lo harás. —Mis dedos se quedan inmóviles sobre ella, y mi voz baja al nivel de un susurro—. Mi cachorro está creciendo dentro de ti, humana. Eso ya te hace mía.
Su mirada se abre de par en par reflejando la incredulidad y el terror.
La observo con detenimiento. Podría odiarla. Debería hacerlo. Pero hay algo en ella, en su vulnerabilidad, en su resistencia por mantenerse en pie pese al miedo, que me fascina tanto como me exaspera.
La dejo asimilarlo. Me quedo quieto, observando, esperando. Esta humana. Tan insignificante, y, sin embargo, tan crucial. Es mía, lo quiera o no. Y pronto, lo entenderá.
—¡Eso no es posible! —exclama llena de pánico. Su cuerpo se estremece bajo la presión de mi mirada, y puedo ver la lucha interna en su expresión.
—¿No es posible? —repito desafiándola con mis palabras mientras mi ceño se frunce.
Hazel se esfuerza por hablar, pero su lengua parece trabarse. Finalmente, deja escapar un susurro que apenas escucho:
—Yo… soy… virgen.
Su voz se rompe en la última palabra, y un destello de calor colorea sus mejillas. Se detiene abruptamente, incapaz de completar la frase, pero no necesito que lo haga. Sus pensamientos están escritos en su rostro.
La intensidad de su rubor es casi palpable, pero lo que realmente me golpea como un relámpago es el olor. Es débil, casi imperceptible, pero ahí está: un rastro de 3xcitación mezclado con su miedo.
Mi lobo ruge con fuerza, exigiendo que tome lo que es mío, que reclame lo que ya le pertenece. La bestia dentro de mí no tolera que la provoquen de esta manera, y su necesidad primitiva se estrella contra mis sentidos. Mis manos se aprietan en puños, las uñas rozan la carne mientras lucho por contenerme.
No. No voy a ceder.
La ira comienza a reemplazar ese deseo insoportable. ¿Cómo se atreve? ¿Cómo puede una criatura tan frágil hacerme tambalear de esta manera?
—¿Crees que esto es un juego? —mi voz es un gruñido, profundo y cargado de amenaza.
Antes de que pueda responder, la tomo del brazo con un agarre brusco. Es pequeña, y su cuerpo apenas ofrece resistencia cuando la arrastro fuera de la habitación.
—¿Qué… qué estás haciendo? —pregunta forcejeando débilmente.
—¿Sabes qué, Hazel? —Mi tono es frío y afilado, cargado de desprecio—. Cambié de opinión.
Ella no comprende, y eso solo hace que mi irritación crezca. Mi agarre se afianza mientras la llevo por los pasillos de la mansión. Sus intentos de resistirse son inútiles, pero aun así lucha, lo que arranca una chispa de respeto de mi parte. Al menos tiene un poco de fuego en su interior.
Empujo la gran puerta trasera, y el aire fresco de la noche nos envuelve. La luz de una luna creciente ilumina la amplia extensión de terreno detrás de la mansión, donde varios miembros de mi manada están reunidos.
Hazel se queda inmóvil cuando los ve.
—No… no puede ser… —susurra.
Los lobos están en su forma verdadera, imponentes, majestuosos, pero también aterradores para una humana que jamás ha visto algo semejante. Sus colmillos relucen a la luz de la luna, y sus ojos brillan con una intensidad sobrenatural.
Hazel grita, un sonido agudo y desgarrador que resuena en el aire nocturno.
Su miedo es palpable, y por un momento, me deleito con ello. Su vulnerabilidad, su horror, su impotencia. Todo alimenta una parte oscura de mí que he mantenido bajo control durante demasiado tiempo.
—Míralos —ordeno con firmeza y un tono frío mientras la obligo a mantenerse de pie frente a ellos—. Esto es lo que soy, Hazel. Esto es lo que somos.
Ella tiembla, su cuerpo se sacude por los sollozos mientras intenta apartar la mirada, pero no se lo permito.
—¿Lo entiendes ahora? —me inclino hacia ella, mi aliento cálido choca con su piel fría—. Esto no es un sueño. No es una pesadilla. Es tu realidad. Y no tienes escapatoria.
Hazel cierra los ojos con fuerza, como si pudiera borrar todo lo que está ocurriendo. Pero no lo hará. Yo me encargaré de que no lo haga.
CAPÍTULO 4: ESTE ES MI NUEVO MUNDOHazelLas ganas de huir en este mismo instante son casi tan poderosas como el terror que me recorre el cuerpo… casi. Pero aunque cada fibra de mis músculos lucha por moverse, simplemente no soy capaz de hacerlo. Siento un estremecimiento mientras veo los ojos de Erik, se nota en su mirada que disfruta ver mi cara de desconcierto y pánico.Los lobos que tengo frente a mí parecen sacados de una película de miedo. Son altos, caminan en dos patas y parecen una extraña mezcla entre humanos y bestias. Sus ojos son amarillos o azules, pero todos coinciden en mirarme con ganas de devorarme ahí mismo. Algunos parecen reírse y otros están más preocupados por el siguiente movimiento de Erik.Mi corazón palpita a toda velocidad cuando uno de ellos se ve lo suficientemente interesado como para acercarse. Pronto me doy cuenta de que no es un él, es una mujer. Su cuerpo es más esbelto y aunque su pecho está lleno de un pelaje marrón, se le nota un bulto que sobresa
CAPÍTULO 5: EL FESTIVALHazelLas horas en este lugar pasan tan lento, que desde que me probé el vestido hasta ahora que ha salido la luna llena, siento que han transcurrido años. Por suerte no lo he visto en todo el día. Su hermana ha estado explicándome cómo funciona este mundo sobrenatural.Hay tipos de lobos, los Alfas son los más poderosos; con ojos rojos carmesí, después están los Betas de ojos amarillos como ella, y por último los Omegas de ojos azules.Esta noche voy a verlos a todos, pero me advirtió que debía tener mucho cuidado con los Alfas, porque son los más impredecibles y peligrosos.Yo apenas estoy asimilando que vivo en una mansión llena de criaturas y que en mi vientre crece algo que ni siquiera puedo explicar. Pero aun así me pongo el vestido plateado con brillos y ceñido a mi cuerpo y me preparo para el festival de Luna.Cuando acabo de arreglarme me miro al espejo y no me reconozco. Parece que mi vida de humillación y maltratos en el orfanato no eran nada en comp
CAPÍTULO 6: NOCHE DE LUNAErikNo sé cómo demonios he llegado a este punto. Toda mi vida he controlado cada aspecto de mi existencia, pero ahora estoy al borde del colapso, atrapado entre mi responsabilidad como Alfa y el insaciable deseo que esta humana despierta en mí…. Hazel.Mi lobo ruge dentro de mí, reclamándola, exigiéndome que la tome, que marque lo que nos pertenece. El poder de la luna llena intensifica cada emoción, cada instinto, y aunque he pasado años perfeccionando mi autocontrol, ella lo está desmoronando todo con su mera presencia y esos maldit0s movimientos en la pista de baile que provocaron una erecci0n entre mis pantalones. A pesar de todo, ella no puede ser mi Luna, ella solo es una pequeña humana.Mis manos envuelven su figura, tan pequeña, tan delicada, y por un instante me detengo. Si no fuera por el cachorro que crece en su vientre, podría romperla sin siquiera intentarlo. Esa única verdad me mantiene lo suficientemente cuerdo para no perderme por completo.P
CAPÍTULO 7: PRIMERA VEZHazelEstoy completamente perdida. Mi mente es un caos, pero mi cuerpo parece tener ideas propias. Todo lo que siento es la boca del Alfa, sus manos, su calor envolvente entre mis piernas. No sé cómo llegamos a esto, pero cada fibra de mi ser se enciende bajo su toque.Cuando me empujó contra la pared con tanta fuerza, pensé que mi vida terminaría en ese instante. Pero no. Esto… esto es otra cosa. Es un fuego que nunca supe que podía arder en mí. Mis piernas temblaron al principio, pero ahora lo único que siento es un plac3r que roza lo insoportable.Mis ojos buscan los suyos, y lo que veo me deja sin aliento. Hay una intensidad en él, una mezcla de deseo salvaje y algo más oscuro, algo que debería asustarme, pero en lugar de eso me atrae como una polilla a la llama. Pensé que me odiaba, que me despreciaba. Pero la forma en que me mira ahora… esto no puede ser odio.Cuando Erik se aparta, el aire frío golpea mi piel, arrancándome un jadeo involuntario.—Erik —s
CAPÍTULO 8: SE DESVANECE EL EFECTOHazelPasé la noche en su habitación. Mientras mi mente repasaba lo que había ocurrido, la fatiga terminó por vencerme. Pero al abrir los ojos por la mañana, me encuentro en un lugar diferente. Ya no estoy en el refugio cálido de su cama; ahora estoy de vuelta en la habitación donde Rosie me había llevado inicialmente.Una bata ligera envuelve mi cuerpo, apenas me cubre. Al intentar ponerme de pie, un dolor profundo y punzante atraviesa mis caderas, muslos, pecho y vientre. Cada movimiento es un recordatorio fresco de la intensidad de la noche anterior. Me acerco al espejo, temerosa y curiosa, solo para confirmar lo que imaginé mientras conciliaba el sueño.Moretones. Marcas. Su rastro.Las huellas de sus dedos están grabadas en mi piel como un testamento de lo que hicimos. En lugar de sentir dolor, son un recordatorio que enciende un calor inesperado en mi interior. Mi reflejo me devuelve una mirada que no reconozco del todo: mis labios hinchados, m
CAPÍTULO 9: LA CEREMONIA DE ACEPTACIÓNHazelMe siento como una completa tonta. No puedo creer que, por un momento, me permitiera pensar que Erik podría sentir algo por mí. Qué ingenua. Por supuesto que lo de anoche no fue más que un capricho suyo, una necesidad carnal satisfecha con la presa más fácil y accesible. Mi dignidad quedó aplastada junto a la pared donde me tuvo.Aprieto la mandíbula con fuerza, tratando de fingir que sus palabras no me han lastimado hasta lo más profundo de mi corazón.—Yo… no iba a decir nada —murmuro con la voz más firme que consigo reunir, intentando aparentar una seguridad que no siento.—Bien. Más te vale —contesta con una frialdad que me hiela la sangre. Luego suelta, sin siquiera mirarme—: Y espero que te hayas duchado bien. No quiero habladurías en la manada.Parpadeo, desconcertada, hasta que sus palabras se hunden completamente en mi mente. Mi rostro arde al comprender lo que quiere decir. Los lobos pueden oler… eso.Mis ojos se abren como platos
CAPÍTULO 10: ESPEJOErikUna transgresión en menos de veinticuatro horas. Es lo único que estoy dispuesto a tolerar. Después de lo que hice anoche con Hazel necesito recuperar el control, no solo sobre mí mismo, sino sobre toda mi manada. La luna llena se desvaneció llevándose consigo cualquier rastro de ese instinto animal que me dominaba, pero cuando regresó la razón, ya era demasiado tarde.Pero no cometeré otro error. No voy a permitir que Rosie Stone, mi hermana, una de las Betas más fuertes y estratégicas que tenemos, se enlace con un convertido. Un lobo de segunda categoría que apenas y sobrevivió a la mordida y pertenece a una manada insignificante.Me alejo del comedor, dejando tras de mí un silencio tenso y cargado. Puedo sentir las emociones de mi manada, sus pensamientos revolotean como chispas en el aire. Por suerte, no están transformados; si lo estuvieran, el bullicio mental sería insoportable. No me importa. Mi decisión está tomada.Nunca había negado un vínculo lunar.
CAPÍTULO 11: PROMETIDAHazelEl shock de haber vomitado frente a un montón de lobos que seguramente pueden percibir el asqueroso olor a kilómetros, no se compara con lo que acaba de decir Rosie. ¿Acaso Erik también lo sintió? No, peor aún, no solo lo sintió sino que vomitó también.Sé que soy nueva en este mundo sobrenatural, pero algo me dice que no es nada normal.Después de limpiar muy bien mi boca, Rosie entra en la habitación con una pastilla para las náuseas.—Toma, bebe esto, te hará sentir mejor —dice con desánimo. Dista mucho de ser la misma Rosie de esta mañana o la de ayer.—¿Estás bien? —le pegunto. Ella suspira y cambia la cara.—¡Claro! Debo cuidarte y a mi sobrino —dice poniendo una mano sobre mi vientre.—No necesitas fingir conmigo, sé que la negativa de tu hermano debió ser devastadora para ti.Rosie no dice nada de inmediato. Se pone de pie y suspira con pesadez evitando mirarme.—Erik cree que puede decidir mi futuro, pero no lo permitiré. Me iré de la manada si es