Soluciones

Después de enterarme que Nilvia y papá se querían, algo en mí cambió por completo. Emanuel siempre quiso que eso fuese así, de niño empujaba a papá a que la notara y veía en ella a la mamá que habíamos perdido. Yo siempre estuve más renuente, al principio porque pensaba que ella le robaría el amor a mamá pero con el tiempo vi que eso nunca ocurriría, papá adoraba a mi madre y su recuerdo, pero Nilvia estaba viva y ella no. Por las mañanas arreglaba el jardín, estaba un poco descuidado, de hecho busqué a alguien que lo mantuviera cuando yo no estuviese. Me iba a la playa y caminaba por largo rato, a veces sola, pero la mayoría de las veces con Emanuel, juntos hacíamos ejercicio, el doctor Caster nos había recomendado algunos, aunque mi hermano estaba totalmente restablecido, a veces se despertaba entumecido, en mi caso era el hombro, una marca imborrable de Gary. Las tardes las pasaba preparando postres y comidas calientes que nos reunían en la mesa, poco a poco fui recobrando lo que tenía y lo que quería, en la mesa de nuestra casa, papá, Nilvia, Emanuel, el doctor Caster y su esposa y una noche Silvana, tenía planes para ella.

Teníamos tantos temas de qué hablar, se pasaban las horas entre risas y las preocupaciones que rodeaban el país, a mis 20 años eso no era de gran interés, mi vida era más simple pero al mismo tiempo más complicada. Una noche en la que el sueño había huido vi las cosas desde otro punto de vista, comencé a ver a Gary como una víctima, él vino a mí como siempre y yo me aferré a él llena de curiosidad, de deseo por otro hombre, con la mente y el corazón en otro lado, en otro hombre. Ahora no podía borrar el pasado, no tenía reparación y aunque eran mis propias experiencias me hubiese gustado no haberme casado con él y vivir lo que viví a su lado.

Habían noches silenciosas en las que el ruido de la olas traía a mí el sonido de la piscina cuando Aníbal se lanzaba y a continuación lo evocaba, me fascinaba evocarlo, me suspendía en mi ensueño, flotaba su hermosura desnuda con su piel tostada, sus labios, ¡oh, su boca! Me encantaba mirar su boca, sus labios carnosos y el recuerdo de su interior hacía que mi ojos giraran en sus orbitas, me gustaba decir su nombre a solas, él me gustaba, su voz, el aroma de siempre, su mirada, las señales de amor que me daba y que se negaba a aceptar. Pero estaba casado, como yo, sólo que yo llevé 10 meses y el 8 años, quizás sí la quería, era hermosa, educada, inteligente, no eso no lo era, pero era su esposa, la dejó una vez eso quiere decir que no deseaba estar con ella,¿qué lo hizo volver? ¿sólo ayudarme o la extrañó a ella? No, no, sacudía la cabeza sólo de tener esa idea, imaginar que la besaba era una tortura, y hacerle el amor era un infierno.

Papá hizo el desayuno y aprovechó para anunciarme.

-El doctor Caster pasó temprano por aquí, el doctor Aníbal llamó anoche informando que el día de mañana vendrá el abogado.

-¿Dijo cómo se llamaba?

-Si, Hernán Bellorín, es del mismo bufete donde trabaja tu esposo.

-Está bien, eso quiere decir que lo conoce.

-Pareces muy relajada.-Emanuel comía en silencio a mi lado.

-Lo estoy papá. Dime ¿Cuánto dinero crees que tengo disponible de aqui en adelante respecto a la clínica?

-Creo que tienes mucho.-Respondió Emanuel. Papá lo miró severo.-Dile papá.

-No estoy evitando decirle.-Papá tomó café y enfrentó mi mirada.-Mi padre dejó un testamento y varios documentos firmados, tienes mucho dinero abonado a tu cuenta.

-¿Lo suficiente para comprar un local y tener un pequeño restaurante?-Me alegre.

-Creo que más que pequeño hermana.

-Mejor aún.

-La cosa es María Victoria, que cuando tu esposo me mostró el documento le prohibí que te dijera a cuanto ascendían tus responsabilidades, ahora papá sólo me dejó como heredero de una parte de sus bienes, igual que a mamá y a Joel, pero a ti te dejó el 80% de las acciones de la clínica, el laboratorio, los condominios de la playa y una buena cantidad de dinero en dólares.-Mis oídos no lo podían creer.-Mamá no está a gusto y contrató un abogado, todo está en un proceso entre ellos, me refiero a tu esposo que era tu abogado y el abogado de mamá, aunque por lo que se ella no podrá hacer nada, el testamento es legal, tú eres su nieta. Si no quise que ese documento se ventilara, por así decirlo, fue para evitar un enfrentamiento, algo terrible puede desatarse con mi hermano y mi madre y temo por ti.

Lo entendía. Mis ojos estaban como de muñeca, bien abiertos y mi boca también.

-Papá tenía eso listo desde hace mucho tiempo, sólo afinó detalles cuando apareció Gary, que por cierto es muy competente.

-Y él lo sabía todo.

-El lo hizo todo junto con el señor Alex, que es un hombre decidido y te aprecia.

-¿Y el señor…Aníbal?

-El solamente sabe que debe depositarte cierta cantidad de dinero mensual, el señor Alex no le dio grandes explicaciones, me dijo que era mejor ser reservado a pesar de que confía mucho en él, después de todo es su yerno. Papá también lo dejó a cargo por escrito, Gary recomendó que el señor Aníbal no se enterara del asunto de los porcentajes de tu herencia.

-¿Y dónde está ese documento ahora?

-Pues ahora está en manos del abogado que vendrá mañana.

-Pero si lo ha enviado el señor Aníbal.

-El señor Alex lo puso al tanto una vez que el señor Aníbal lo eligió como tu abogado, entendí el asunto hasta donde me interesa María Victoria, y espero que tú hagas lo mismo.

Todo era muy confuso, no sé cómo papá no lo veía, Emanuel tenía mi misma mirada.

-Papá opina que debes ignorar ese testamento María, y vivir sólo con lo que te da la clínica.

Los tres habíamos dejado de comer.

-No sé si sea lo mejor papá.

-Yo tampoco, pero le temó a Joel, ya sabes de lo que es capaz y al verse privado de sus derechos cualquier cosa puede pasar.

-Eso si.-Yo afirmé boquiabierta.

-Yo opino que esperemos hablar con el abogado mañana, él sabrá que hacer.

-Emanuel tiene razón papá, esperemos a mañana y por favor no perdamos el norte de los preparativos de la boda.-Papá sonrió, estaba feliz, como a Emanuel y a mi le daba mucha ilusión la fecha.-Lo que sí quiero de ahora en adelante papá, es que no me ocultes nada más, ya no soy una niña y no quiero depender de secretos.

-Mi intención era protegerte.

El resto del día lo pasé asombrada, no estaba hablando de cualquier suma de dinero, ni de cualquier responsabilidad, era un gran compromiso y gran problema familiar.

Luego como le dije a papá nos concentramos en la organización de su boda. Nilvia y yo decidimos que debían casarse ya puesto que llevaban  mucho tiempo conociéndose y entendía además que clase de sentimiento podía tener ella. Telefoneamos  discretamente a Mira y le pedimos que viniera días antes del evento. Esa tarde fuimos a buscar las tarjetas con Antonio y en la sala de la casa comenzamos a escribirlas, sólo hicimos 15, queríamos algo íntimo y entre aquellas me tocó a mí escribir la de Aníbal y su esposa y no me hizo sentir muy bien, lo vería, él vendría con ella pero vendría, no encontraría ahora a una temerosa muchacha, ahora me sentía segura y dispuesta a dejar atrás todo lo que me impidiera estar con él, era mi prueba de fuego, ese día, mirando sus ojos, sus hermosos, redondos y brillantes ojos sabría si su corazón en verdad me pertenecía.

La boda civil se realizaría el viernes en la casa, para eso con la ayuda de Antonio encargué unas clases de orquídeas en su tierra blancas que tardarían en marchitarse con la ayuda del riego, también mudé la decoración y compré nuevos manteles, no quería que el estilo de mamá estuviese presente, coloqué velas altas color rosa y busqué en la casa del doctor Caster su picó musical. La boda por la eclesiástica sería en la iglesia del pueblo y después  iríamos  a un salón improvisado cerca de la playa, con ambiente musical y decoración completamente  blanca. Nilvia y yo visitamos a una costurera y conseguimos vestidos hermosos de la región costera, el de ella completamente blanco, con bordados y volados, para papá un traje blanco con corbatín rosa pálido y lo inverso en colores para Emanuel y para mí.

Organizar las mesas y la comida fue un placer, algo que ni con mi boda disfruté tanto.

Esa mañana  me levanté alerta, fui a la playa con Emanuel y corrimos un kilómetro, cuando llegué papá cargaba unas cajas de pasapalos y me sonrió.

-Hola papá.

-Prepárate que el abogado debe estar por llegar.

-Aquí voy ya.

Tenía pensado que este desconocido no perdiera su atención en mí, así que me acomodé un vestido rojo claro corto de volados y recogí mi cabello en una cola alta, maquillé levemente mi rostro con matices tostados, alargué mis pestañas, le sonreí al espejo, estaba dispuesta a utilizar la teoría  del doctor Caster.

-¡Llegó un auto!- Anunció Emanuel que seguía en short y franela. Y si, su auto estaba ahí afuera, había venido él y con eso mi corazón se detuvo. El sol pegaba de frente al auto y cuando se abrió la puerta poco pude ver pero cuando el cuerpo se ocultó del sol, descubrí a un pelirrojo como conductor.

Tenía un maletín de cuero en la mano, parecía muy seguro, como de 30 años, ojos pequeños, quizás fue gordo en su infancia, ahora vestía un traje gris, zapatos negros brillantes. Miró hacia la casa y entonces salí a su encuentro.

-Buenos días, soy María Victoria Ríos, imagino que usted es mi abogado.

Y como un clic, la teoría del doctor Caster funcionó, en vez de responder de inmediato recorrió mi cuerpo y subió a mi rostro.

-Hernán Bellorín señora.

-Acérquese, entre a la casa, el sol está en su apogeo.- Dio unos veinte pasos y se colocó frente a mí, yo extendí mi mano y él la estrechó.

-Llámeme Victoria por favor.

-Victoria.-repitió con sus ojos detallando mi rostro.

-¿Quieres tomar algo Hernán? El viaje es largo y caluroso a pesar de que se acercan las lluvias.

Lo guié al interior de la casa, era un poco más bajo que yo, llevaba un perfume mentolado nada desagradable. Le indiqué que tomara asiento y aparecieron papá y Emanuel.

-Él es mi padre y él es mi hermano menor.

Ambos se presentaron estrechándole la mano, papá se sentó frente a él y Emanuel salió de la casa.

-Voy por  algo de beber para los tres.

Estaba consiente que el abogado sostenía el maletín sobre sus piernas y me observaba, fui a la cocina y sobre una bandeja serví tres vasos de jugo de guanábana, muy fríos, con la cantidad exacta de azúcar que lo hacía delicioso.

-Aquí tiene.-Me incliné y él tomó su vaso, con discreción miró mis senos.-¿Es su auto en el que vino?-Le ofrecí el vaso de jugo a papá.

-No, el señor Aníbal me pidió que viniera en el para que viniese más directamente.

-Tan amable como siempre.-Dije y le sonreí, él me miró desarmado, papá frunció el ceño extrañado de mi actitud.-Aprendió a manejar esta mañana usted, entonces.

-¿Cómo?

-No digo porque conducir el auto de otro  es todo un compromiso.

-Ah bueno, eso si.-Tomó un sorbo de su jugo un poco acelerado.-El caso es que yo conducía el auto de papá, pero ya el auto no está,

.Oh.-Me senté en el sofá junto a él.-El auto no, el padre si ¿verdad?

-Si, si.-Pasaron unos minutos en silencio.-Quería explicarle con respecto a su caso, señora Victoria.

-Por favor, hablemos de eso luego del almuerzo, mi madre decía que antes era un dolor de estómago.

-Bueno yo…

-¿Tiene hora de llegada?

-María quizás debas salir de esto ahora.

-Tenemos tiempo papá ¿o no Hernán?

-Como usted diga.-Bebió más de su vaso y yo volteé a ver a papá sonriéndole, él hizo un gesto de no entender pero yo no le presté atención.

-Cuénteme sobre su trabajo, me informaron que labora en el mismo sitio que mi futuro ex esposo.

-Si, así es.

-¿Y cómo se la lleva con él?

-No nos comunicamos mucho.

-¿Es decir que esto no afecta una amistad o camaradería profesional?-recordé que este hombre no había ido a mi boda y que después de esta boda no había visto a ningún otro de sus compañeros.

-No señora.

-¿Y estabas ahí el día en que el señor Aníbal fue hablar con él?

-Bueno señora…-Hernán tartamudeó, se enderezó en el sofá y nos miró a papá y a mí.

-A ver Hernán, tienes unos honorarios ¿verdad?

-Sí, claro.

-Y yo tengo que pagar esos honorarios ¿verdad?

-En realidad el señor Aníbal…

-El señor Aníbal es muy amable de verdad, pero Hernán…si tu vas a ser mi abogado, yo quiero y necesito que sólo me rindas cuentas a mi ¿es posible?

-Si señora, mi fidelidad en sus demandas es obligatoria,-.Se estiró y colocó el vaso sobre la bandeja que reposaba en la mesita de centro.

-Bien, bonitas palabras Hernán. Siendo así, quien pagará por tu trabajo soy yo, imagino que antes de venir estudiaste mis ingresos y sabes que puedo pagarte.

-Ssi, lo hice.

-Estamos conteste entonces Hernán, ahora sí cuéntame con detalle lo que sucedió ese día en el bufete.

Como decía Emanuel, fui muy persuasiva. Hernán contó lo que logró ver  con mucha educación y discreción, lo que describió del rostro de Aníbal me inquietó un poco pero ya habían pasado unos nueve días, él estaba bien.

Papá que al principio no quería estar muy enterado prestó gran atención y se sintió apenado de que fuera Aníbal quien diera la cara por mi y no él. Era papá, así era él. Me imaginaba a Gary llegando a casa y arremetiendo contra todo y le temía, pero Gary nunca lo hizo.

Hernán almorzó con gran tranquilidad con nosotros, Nilvia nos acompañó en la mesa y al terminar el café, aún sentado toqué el tema.

-¿Cómo cree que tome mi esposo el tema de mi propuesta de divorcio?

-No he hablado con él pero supongo que será su propio abogado, compró esa casa un poco antes de la boda…

-Yo no quiero la casa.-Lo interrumpí, todos me miraron.-Deseo enviar a alguien para que busque el resto de mis cosas, sólo eso.

-Así es más fácil, el hecho de que no tengan hijos más el corto tiempo de casados podría asegurar apenas dos meses de trámites.

-¿Y si él no quiere?

-He estudiado esa posibilidad, pero sería un riesgo para su empleo, al no asistirlo la  razón y por la consideración que le tuvo al no denunciarlo, el bufete lo está presionando, de hecho los papeles que traigo conmigo fueron facilitados por él.-Trató de levantarse para tomar su maletín.

-Termine su café por favor.-Le coloqué una mano sobre la suya y lo detuve amistosa-Estamos claros con el divorcio ¿en cuánto tiempo firmaré el documento?

-He traído la demanda conmigo, el señor Aníbal me dijo que tenía prisa.

Miré a Nilvia y ésta bajo la cabeza, para ella todo lo de él era descabellado, yo me preguntaba ¿Quién tenía prisa, él o yo? Lo cierto era que ahí estaba el papel y luego de recoger la mesa  lo firmé, leyéndolo rápidamente, las razones: incompatibilidad y etc, etc de abogados. Lo cierto es que el papel me reprochaba lo insensata que había sido.

Se lo entregué a Hernán como quien se deshace de un gran peso y luego lo invité a jugar beisbol con Emanuel, mi padre y unos chicos de por ahí, se quitó la chaqueta, arremangó su camisa en las mangas y jugó, a las 3 lo llamé adentro ofreciéndole agua, él entró con sus mejillas enrojecidas y con un vigor nuevo, dejé que se refrescara y entonces me senté juntito a él.

-Ahora Hernán hablemos de dinero.-Asintió con la cabeza.-Como debe saber, porque en su maletín…-Señalé el maletín en el otro mueble.-descansa un documento que me hace dueña de una gran parte de los bienes de mi familia, tengo más que dinero un gran problema.-asintió serio.-Necesito que no demore, sólo por la boda de mi padre, a la que está invitado y quisiera decir obligado a venir, la familia paterna que es de armas tomar y deberá hacer valer la voluntad de mi abuelo.-Abrió mucho los ojos.-También necesito una cita con el señor Aníbal y que le dedique tiempo a conseguir  un buen lugar para un restaurante, el cual crearé una vez me divorcie, y no sólo el local, todo lo necesario para esta empresa ¿si puede?

Papá y yo  vimos alejarse el auto por la vereda, atardecía ya, pero las cosas se tornaron largas al tratar de aclarar todo lo que yo quería y necesitaba.

Papá me abrazó y me acercó a él para luego besar mi sien.

-¿De dónde saliste hoy hija?

-¿Por qué? –Le pregunté sonriente, me sentía muy ligera.

-Te escuchaba hablar, te veía tan segura¿ desde cuándo planeabas esto?

-Creo que noche tras noche desde que llegué aquí papá.

-No sé si esté bien seguir este camino hija.

-Creo que no podemos ser cobardes papá, te prometo que me cuidaré, por ahora y desde ahora sólo piensa en tu boda.

Sonrió feliz y yo también.

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