No sólo Doris notaba lo feliz que estaba, los doctores, las enfermeras, aseadoras, el fiscal y el locutor de la radio. Era como si un aire nuevo entrara en mis pulmones, me hiciera sonreír, sonrojar, cantar y caminar con una agilidad que ya había olvidado.
Hubiese querido olvidarme de Lucy para siempre pero a diferencia de Gary ella seguía ahí, en un documento que decía que yo le pertenecía. Sin embargo y no se sí por la buena paga, Hernán propuso nuevas estrategias que me harían libre en varios meses.
Los días pasaban lentecito, ella al principio me esperaba en el cuarto, luego apoyada en el sofá y ya ahora en la cocina, su cuerpo cambiaba a mi favor, sus senos se redondeaban, sus caderas se ensanchaban y tanto sus mejillas como sus glúteos se engordaban. Su familia y amigos iban y venían, siempre la protegían y si se podía cenábamos tod
No solo yo lo era, por su madre, la pequeña Lourdes era feliz. Cada dos horas u hora y media tenía hambre yo feliz la complacía. Comía, dormía, ensuciaba, apenas lloraba una multitud de brazos estaban a sus órdenes.Emanuel y Rosita no soltaban una maraca roja y al pasar los días la niña ya sabía de ellos apenas entraban. El doctor Caster y la señora Leticia le compraron cosas que no utilizaría en mucho tiempo, la atendían como unos abuelos, sin contar que Nilvia y papá descuidaron sus vidas en San José en este primes mes. Mira era sólo mía. Me ayudaba con todo, hasta en las noches en que la pequeña Lourdes daba lata y Aníbal debía dormir temprano. Diego y Milena actuaban como padrinos autonombrados, me daban consejos y conversaban largamente con la bebé
Abrí los ojos. ¿Uh? ¡El sol! Si ¡hoy es el día! Mamá y papá se casarán.¡Siii! ¡Por fín! Me incorporé en la cama, a mi lado estaba Estrella, mi hermanita de siete años, dormida. En el piso, en colchonetas, Rafael mi hermanito de ocho años, Manuel y Guillermo, los hijos del tío Emanuel, gemelos de cinco años, dormidos y muy bien dormidos, también Yackeline solita en una cuna cerca de la ventana, chupando dedo, ella del tío Diego, tenía dos años y respiraba como toro. ¿Cómo saldría de ahí sin despertarlos? Volví la cabeza a la almohada, miré el techo, la filtración también me miraba a mí. Piensa Lourdes piensa.La puerta se abrió de a poquito y la tía Melina asomó la cabeza, ¡ah, mis salvación!-T&ia
Hace tiempo, años atrás, vivía yo en un hogar maravilloso, mis padres se amaban y a cada instante se lo demostraban. Despertarme e irme a dormir eran para mí un dulce momento, vivía en el Edén, no faltaba nada hasta que todo faltó, desde el amor de mamá hasta el calor de mi hogar. Me vi obligada a tocar tierra y conocer entre los humanos ángeles y demonios que formaron mi carácter, momentos que me hicieron llegar al cielo y, luego, como si nada, encontrarme perdida en medio de mis decisiones, mirándome reflejada en el espejo llena de errores, olvidando mi ruta, esa que mamá surcó para mí y que detrás siguieran mis hermanos. Decidí entonces, reconociéndome, que ya no más, que me levantaría y lograría reivindicarme, ser la María Victoria que quiero ser, amar y esperar ser amada, aunque con eso cada quien pague por sus culpas.<
Llevaba esperando más de tres horas a Hernán Bellorín, le presté mi auto para que fuera y viniera a San José y eso sucedió a las nueve de la mañana, que yo supiera, los arreglos en la carretera de tierra no duraban hasta tarde, ¿qué lo podía haber retenido? iban a dar las siete y quince de la noche, veía el reloj cada cierto tiempo, o cada cinco minutos para ser sincero. Las enfermeras de guardia se extrañaban de verme todavía en la clínica, ahora que era yo el director, a las tres ya estaba listo para partir, claro no a casa, al hospital general a ver algún caso de niños, algo que sonara extraño.Lo cierto era que desde las tres y treinta iba yo de mi oficina a la ventana donde Hernán, el abogado que le había conseguido a María Victoria debía estacionar mi carro. El día que fui al bufete de abogados para buscar a Gary, idea
Después de enterarme que Nilvia y papá se querían, algo en mí cambió por completo. Emanuel siempre quiso que eso fuese así, de niño empujaba a papá a que la notara y veía en ella a la mamá que habíamos perdido. Yo siempre estuve más renuente, al principio porque pensaba que ella le robaría el amor a mamá pero con el tiempo vi que eso nunca ocurriría, papá adoraba a mi madre y su recuerdo, pero Nilvia estaba viva y ella no. Por las mañanas arreglaba el jardín, estaba un poco descuidado, de hecho busqué a alguien que lo mantuviera cuando yo no estuviese. Me iba a la playa y caminaba por largo rato, a veces sola, pero la mayoría de las veces con Emanuel, juntos hacíamos ejercicio, el doctor Caster nos había recomendado algunos, aunque mi hermano estaba totalmente restablecido, a veces se despertaba entumecido, en mi caso era el hombro
Desde que tuviera esa tarjeta en la mano mi espíritu no tenía calma. Empeñarse en ir era una locura, pero si yo me empeñaba en que no sería mucho peor.Hasta donde sabía Lucy no estaba enterada de los problemas entre María Victoria y Gary y ese día sabría que se divorciarían. Siempre le cayó mal la chica, quizás se me notaba mucho el interés por ella, siempre trataba de menospreciarla, se inventaba detalles de su físico o su vestimenta que estaban fuera de lugar, pero yo no me molestaba en aclarar nada.El jueves vi partir a Mira y a Samuel, llevaban equipaje como para un año y se veían muy felices, yo no tenía por qué estar triste pero lo que si estaba era muy nervioso, más desde que notara esa mirada en Hernán.El día sábado Lucy me despertó muy temprano, estaba inquieta, excitada por el viaje, hab&iac
Teníamos en la mano unas cintas para escoger cuando llegó Mira acompañada de Samuel, dos maleticas y una enorme sonrisa. No solo yo, Nilvia también se sintió muy feliz, era como ver llegar a un hada protectora.Samuel se ocupó con los hombres del trabajo pesado y nosotras luego acompañadas por Rosita, Silvana y la señora Leticia pasamos las horas decorando y organizando el festejo. Nilvia era una mujer de gustos refinados y asertivos, casi siempre estábamos de acuerdo y por demás agradadas. Su felicidad era evidente y la de mi padre también, pero para quien esto era un sueño hecho realidad, era Emanuel, la cargaba, la besaba y ella se dejaba querer cual mamá consentida.El día viernes el doctor Caster se autonombró nuestro catador y dio el visto bueno a todos los bocados exigiendo a veces corroborar con una segunda probada.Supe que el viernes por la noche ll
-¡Esto es ridículo! ¡Ridículo!Gritaba Lucy en la habitación de la posada, no había gran diferencia, luego de ¡adiós a los novios! Y el ramo que atrapó Silvana, Lucy fue directo a nuestro auto, ni siquiera se despidió de su padre y a mí no me quedó de otra si no seguirla, dijo lo mismo todo el viaje en el auto y después de bajar y al subir y ahora que estábamos encerrados en la habitación caminaba furiosa despojándose de zapatos, aretes y hasta del vestido.-¿Qué es lo que te parece tan ridículo?-le pregunté quitándome la chaqueta azul.-Todo de esa niña. Que ahora sea la dueña y señora de todo.-No es la dueña y señora, simplemente tiene parte en los negocios.-Parte, parte muy grande, la invitarán a nuestras reuniones, la veremos en la prensa.-Por favor de