Esperé a que terminaran de comer mientras miraba por una de las ventanas del lugar. Cuando vieron que efectivamente no iban a morir o estar drogados por lo que comían, comenzaron a llevar alimento en grandes cantidades hacia su boca. Los cachorros sobre todo. Yo no los juzgaba. Nunca había pasado realmente hambre, pero entendía que su situación había sido mala y no verían una mirada extraña de mi parte. Una media hora después, finalmente comencé con el interrogatorio. -Lo primero que haremos será hacer una lista para poder devolverlos a todos a casa. ¿Alguno de los cachorros son de ustedes? Ellas negaron con la cabeza, así que me dirigí directamente a ellos. -¿Saben en dónde están sus madres? Sin respuesta. Una de las lobas levantó su mano temblorosamente. -¿Si? -Yo estaba en... en el mismo grupo que los cachorros. - Dijo con un escalofrío. - Nos vendieron al grupo en el que nos encontró. Ellos, por lo que sé, no saben quiénes son sus madres porque los separan al nacer y
La zona al final de la amplia estancia era lugar de varios cubículos separados por algunas cortinas en las que habían regaderas y algunos un poco más allá que eran retretes.Yo me concentré en uno en específico en el que un Alfa Supremo mostraba su trasero sin inmutarse por mi presencia. -¿Te unes a mí? - Preguntó juguetón.Yo estreché los ojos.-¿Puedes decirme por qué tu show exhibicionista comenzó frente a los ojos de la loba loca a la que voy a matar en cuanto tenga lo que queremos de ella?Se escuchó al risa demente de la susodicha e hizo que mis nervios se crisparan.De pronto fui atraída hacia una cascada de agua y a los brazos de un Alfa Supremo cuya cara fue directamente hacia mi marca para lamerla.Golpeé sin fuerza su hombro, pero el tipo no se inmutó.-¿Me estás escuchando?-Si, así como nuestra manada. Pensaron que sería divertido ver tu reacción si tomaban mi ropa inservible y la tiraban por el lugar. Ti ya ha ido a conseguirme algo que ponerme.-Ah. - Dije cerrando los
Al día siguiente bailaba por el bosque porque mi plan estaba saliendo justo como quería. -Eres sumamente creativa. - Dijo Liam con aprobación.-Gracias. - Dije admirando mi obra.La loba se encontraba colgando por un solo pie y boca abajo de la rama de un árbol. Lo unico que la detenía de entrar de lleno al agua era un frágil cuerda en manos del Alfa Supremo.Gritaba pero todos los presentes la ignorábamos. Ya que algunos miembros de mi manada me debían un favor si no querían más flores en su cara, los utilicé para crear mi escenario: Le pedí permiso al Alfa para hacer un pequeño "lago" a las afueras de su territorio. Luego mandé a los lobos a construirlo y ponerle algunos peces de aspecto... diferente. Tardaron un poco, así que tuve que esperar hasta la mañana siguiente para poder tener mi ansiada venganza.Gail había entendido mi plan sin necesidad de explicarlo porque no era la primera vez que hacía una "broma" así.No era mi idea original, sino de Abi y en vez de una loba loca
La loba aún temblaba y miraba de reojo el lago artificial, pero sumisamente comenzó a contestar preguntas. -¿Y qué harías con el cachorro de nuestro Alfa? - Preguntó Liam cruzándose de brazos. Por fuera parecía tranquilo, pero por medio del vínculo pude sentir que estaba enojado y sorprendido a partes iguales. -Tomar el control de la manada del Alfa Supremo, por supuesto. - Dijo sin titubear. - No habría una lucha por el poder solo por el simple hecho de que ya habría sido ocupado el puesto cuando el Alfa muriera. Yo seré la Luna y todos me obedecerán. -Eso es absurdo. - Dije resoplando. - El anterior Alfa murió y su pequeño retoño no subió al poder. -Como dije, la sangre de la madre es importante. - Dijo sin inmutarse. - Yo soy hija de la unica hija del penúltimo Alfa Supremo. Conmigo estoy segura de que mi primogénito será aún más poderoso que Calavera. Y aquí estaba yo creyendo que, efectivamente, ningún Alfa Supremo había tenido cachorros. Se me olvidaba que solo porq
La cabeza del Alfa Ayax rodó por la alfombra ante los ojos atónitos de todos. -Mató... ¡Mató a su padre! - Gritó una de las lobas de mi manada que sostenía mi velo. -¡Corre! ¡El yer... yerno mató a su suegro! Los invitados corrían en todas direcciones, los gritos resonaban por toda la sala. Me sorprendió ver a mi nueva pareja sacudiendo sus garras para limpiar los restos sangrientos de ellas, por lo que me quedé quieta en un primer momento. A mí lado, mi hermana menor tembló de miedo. -¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUÉ MATÓ A MI PAPÁ, POR QUÉ?! -Grité en cuanto me recuperé de la impresión. El me miró con una sonrisa siniestra. -¿Por qué? No hay razón, lo maté porque quise. Jeremías se lamió la sangre de sus garras sin apartar la vista de mis ojos. -Ahora te toca a ti, mi querida Luna. Di un tembloroso paso atrás, pero no había hacia dónde correr. -¡Guardias! ¡Guardias! Grité y apreté con fuerza la mano de mi hermana. Pero nadie me contestó, todo se volvió en caos. Mi
Algo húmedo corría por mi cara. Sentía el peso de algo aplastandome. Yo... podía sentir. Creo que eso era indicativo de que no estaba muerta, ¿No es así? Entonces, era tiempo de sobrevivir. Poco a poco reuní información de mi entorno sin abrir los ojos. El sonido de algo siendo arrastrado seguido de algo al ser arrojado... y más peso sobre mi cuerpo. -¡¿Qué demonios están haciendo?! ¡Ya están muertos! ¡Háganlo más rápido! Después de un par de respiraciones lentas que me costaron toda mi fuerza de voluntad para no inhalar como si fuera mi última bocanada de aire, abrí solo un poco los ojos. Tuve que controlarme nuevamente para no gritar. Un lobo se encontraba rociando algo sobre la pila de cuerpos en la que me encontraba. La antorcha en su otra mano me dió una idea aproximada de lo que iba a hacer a continuación. -¡Más deprisa! ¡El Alfa no perdonará la vida de los holgazanes! Giré levemente el rostro y ví a un par de mujeres y hombres de mi manada que se apresuraban a cumpli
Quizá fueron los diez minutos más largos de mi vida. Estaba tan débil que incluso mantenerme despierta era una proeza. Cada sonido, por pequeño que fuera, me ponía nerviosa y sentía el corazón salirse de mi pecho. Así que cuando la pareja llegó en sus pieles de lobo, casi me da un infarto. Abi mordisqueó suavemente mi mano y señaló hacia la entrada de la manada. -Lo siento. - Graznó con apenas voz. - No puedo moverme. Su pareja se transformó en ese instante y volvió a cogerme en brazos. -Vamos, antes de que sigan nuestro olor. Y así fue como salimos de la manada en medio de la sombra de la noche. -¿Qué... qué sucedió? - Pregunté en un susurro. Gail apretó los dientes. -A nosotros, los guardias, se nos ordenó patrullar las fronteras. Alfa Ayax dijo que estuviéramos atentos a cualquier peligro viniendo de la manada Black. - Su rostro se oscureció aún más. - Solo sus guardias personales estuvieron presentes en la unión, fue por ello que nos tardamos en averiguar qué era lo que
Abi había muerto.No sabía los detalles ya que el único que podría ayudarme se encontraba tirado en el bosque a mi lado.Las lágrimas comenzaron a nublar mi vista, pero con el peligro tan cerca de nosotros ni siquiera me animaba a maldecir.No por temor a que me encontraran a mí, sino porque no dejaría que su pareja muriera cuando ambos me ayudaron a escapar. Jamás deshonraría a mi amiga de ese modo.Traté de levantarme un par de veces y logré sostenerme a duras penas. Arrastré los pies hacia el cuerpo de Gail y luego miré lo que nos rodeaba. Tenía que escondernos de alguna forma y rezar por un milagro porque estaba segura de que no tendríamos ayuda. No había ninguna cueva, no escuchaba ningún río y no sabía a qué distancia habían encontrado a Abi. Seguí mirando a mi alrededor y llegué a la conclusión de que tendríamos que escalar un árbol y permanecer ahí hasta que Gail se despertara y me pudiera decir si había peligro.Primero tenía que despistar a los perseguidores, así que me qui