Capítulo 02: ¡Tú no serás el padre!

Al salir de la clínica. Kathia se encontró en una cafetería con su mejor amiga, Marina Davis, una profesora de una universidad prestigiosa en la ciudad.

—Kathia querida, luces radiante —sonrió la amiga abrazándola.

Cuando ambas tomaron asiento, pidiendo unas bebidas frutales. Kathia no pudo contenerse más y soltó la noticia.

—¡Amiga, estoy embarazada!, vengo de la clínica y voy a darle esta noche la sorpresa a William. Prepararé una cena para él.

—¿Embarazo?, no sé… Después de todo lo que te ocultó, lo has perdonado muy rápido Kathia —dijo Marina un poco incómoda con la noticia de su amiga.

—No lo entenderías… No es por William, yo siempre quise una familia feliz, amo los niños, soy profesora de primaria porque es algo que me apasiona —Kathia posó sus manos en su vientre con dulzura—. Es lo mejor que me ha pasado en la vida~ ¡Una mamá! ¡Yo seré mamá!

……….

✧✧✧ Esa noche en la mansión. ✧✧✧

Kathia caminaba de un lado a otro, en el jardín trasero, mismo que había sido ambientado para una elegante y romántica cena, con música clásica de fondo, y farolas colgantes iluminando las decoraciones con flores frescas.

William le dijo que estaría en casa a las ocho, y ya eran pasadas las nueve de la noche y su marido… ¡No había llegado!

—Señora Johnson… Por favor, será malo para su salud. Ingrese a la mansión —le pidió el mayordomo, preocupado.

Kathia negó lentamente, sus brazos cruzados, sus ojos llorosos, ella volvió a ver la hora y revisar su teléfono móvil a ver si tenía respuestas de su esposo.

¡NADA!, él simplemente parecía ignorarla.

—¿Sabes qué haré, Albert?, iré a la empresa y le daré la sorpresa, de seguro Will se a quedado hasta tarde por su trabajo —tomó Kathia su bolso de mano y se dirigió a la salida—. Avisa al chófer que prepare mi auto, iré sola.

—Lo haré, señora. Solo tenga mucho cuidado.

Kathia asintió, intentando verse calmada, pero en su interior, ese maldito presentimiento crecía, dándole una sensación de náuseas.

Necesitaba calmar su corazón, ver a su marido, que él le dijera con su típica dulce sonrisa que todo estaba bien; un dulce beso y que juntos volvieran a su hogar, donde hablarían del embarazo y harían el amor, después de meses sin tener intimidad.

……….

Una vez Kathia salió del ascensor. Observó que ya no habían empleados en el piso principal.

Ni siquiera la secretaria de su marido estaba en su puesto, algo que le pareció bastante extraño.

"¿Me habré equivocado?, no… Él no tenía ninguna cena de negocios o viaje de emergencia"

Pensó ella, colocando su mano en la manija de la puerta, hasta que…

—Oh, siii, sigue así, Will~

Los gemidos de placer de una mujer, causaron un shock en Kathia, que de inmediato abrió la puerta de golpe.

¡CLANK!

El abrupto sonido llamó la atención de William, que volvió a ver hacia su mujer.

—¡AAAH! —gritó la secretaria, cuando él la hizo empujada quitándosela de su regazo, la mujer cayó sentada en el piso, tomado sus ropas desesperada comenzó a vestirse.

—¡Kathia! ¡No es lo que piensas mi amor! —exclamó el hombre, acercándose a su esposa mientras se abrochaba rápidamente el pantalón.

Ella sacó un sobre de su bolso de mano y se lo tiró encima.

—¡ES POSITIVO, MALDITO INFIEL! ¡Estoy embarazada, y tú no serás el padre de mis bebés! ¡¡QUIERO EL DIVORCIO!!

Kathia comenzó a alejarse, el sonido de sus tacones sobre el mármol, William revisó rápidamente el papel, arruinándolo con desdén, frunció el ceño y siguió a la profesora.

Ella estaba a punto de subir al ascensor, cuando él la jaló con fuerza del brazo y le empujó contra la pared.

¡Pum!

—¡¡NO PERMITIRÉ QUE TE DIVORCIES DE MÍ KATHIA!! ¡Eres mi esposa y no voy a pasar la vergüenza de ser dejado, ni un juicio por divorcio o hijos! —la encimó reteniéndola de los brazos con rudeza.

Ella forcejeaba, pero era inútil, él ejercía más presión.

—¡Suéltame! ¡No voy a perdonarte una m@ldita infidelidad! —le escupió al rostro y lo empujó con rudeza, en ese instante, él retrocedió, y ella corrió al ascensor.

—¡M@LDITA SEA, KATHIA! ¡¡VUELVE AQUÍ O HARÉ DE TU VIDA UN INFIERNO!! —corrió él tras la mujer—. ¡¡Te encerraré y te obligaré a abortar si no me obedeces!!

¡William finalmente llegó al ascensor, pero no a tiempo!

CLINK~

El ascensor se cerró, él le dio una patada con rudeza.

—¡¡MALDICIÓN!!

Cuando el ascensor se cerró la mujer recostó su espalda, en lágrimas cubrió su boca con su mano temblorosa.

¡Desconoció a William!

¿Él era su esposo?

¿Qué pasó con el hombre con el que se casó?

¿Todo fue una mentira? ¿Ocho años de falsedad?

Al llegar al estacionamiento, Kathia subió a su automóvil, intentando calmarse, comenzó a conducir.

William que llegó unos minutos después, por otro ascensor, subió también a su vehículo y comenzó a perseguir a Kathia.

La tensión solo aumenta en las calles, observó el auto de su esposa y continuó su persecución sin que ella se diera cuenta, hasta que llegaron a una zona menos transitada, donde buscando que se detenga.

¡GOLPEÓ EL AUTO DE KATHIA!

¡EL VEHÍCULO DERRAPÓ CON KATHIA EN SU INTERIOR!

¡¡¡BOOOOOM!!!

Se produjo un aparatoso sonido del coche de la mujer contra un poste.

¡William se puso pálido por un instante!

"¿Murió? ¿La… La mate?"

¡Asustado, se dio a la fuga!

Su corazón acelerado y su respiración agitada.

"¡Maldición, no iré a prisión por culpa de esa desgraciada! ¡Debo calmarme, si ella murió puedo jugar el papel del trágico viudo!"

Pensó ese hombre, furioso, haciendo una llamada telefónica con desesperación.

—Necesito que me ayudes con algo, amigo. Tengo que ocultar un crímen.

………..

✧✧✧ Al día siguiente. ✧✧✧

En un hospital privado. Marina, en la habitación de Kathia, sin querer dejarla sola ni un momento, observó cuando su amiga comenzó a abrir los ojos.

—¡Kathia! ¡Oh Dios mío, qué alegría! —se acercó tomándola de la mano.

Kathia volvió a ver a sus alrededores, notando la habitación vip del hospital.

Recordó su pelea con un William, recordó su escape y cómo chocó contra ese poste.

—¡Es un milagro Kathia, es un milagro que no te haya pasado nada malo! —lloraba de alegría, Marina.

—¿Nada…? —susurró Kathia, recordando su embarazo—. ¡Mis bebés! ¡¿Cómo están?!

—Bien amiga. No los perdiste… Eres una mujer muy afortunada.

"¿Fortuna?"

Pensó Kathia con lágrimas en los ojos.

—No es fortuna, mi vida se derrumbó… —habló la mujer, con voz temblorosa— Tengo miedo de Will… Marina, necesito alejarme. Siento asco solo pensar en que me engañó por ocho años. Como una tonta… Se burló a mis espaldas, fui su juguete, fui… Tan estúpida… —sollozaba desconsolada.

—¿Huir?… ¡Házlo! ¡Es algo repentino, pero te apoyaré!, pero no puedes irte así, sin más, él ya venía de camino… —hizo Marina un gesto pensativo—. ¡YA SÉ! ¡TENGO UNA IDEA! ¡FINGE AMNESIA! ¡Hagamos un poco de tiempo!, te ayudaré a irte con tus bebés, necesitas estar lejos de él y sus amantes.

—¿Amnesia? —la vio Kathia con confusión.

—¡Sí!

La puerta se abrió en ese momento, ambas mujeres guardaron silencio, William Johnson se acercó a su esposa.

—Cariño~ qué bueno que ya estás despierta, saliste ilesa, ¿puedes creer lo afortunada que eres? Ya atraparon al maldito que chocó tu automóvil, me aseguraré que nunca salga de prisión —la abrazo ese hombre—. Nuestros bebés también están a salvo y…

—¿Qué bebés? —le preguntó Kathia, su expresión falsa de total confusión.

William se sorprendió y Marina comenzó a sollozar.

—Will… Intenté hacer que entre en razón, pero… ¡Creo que Kathia tiene amnesia!

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